María José Villanueva, directora de WWF México: “Cada peso en la conservación del jaguar es invertir en agua, salud y resistencia al cambio climático”
Conservar y proteger los grandes espacios donde vive este felino puede generar entre 1.500 y 4.000 millones de dólares de beneficios para América Latina
El jaguar es el mayor felino de América y se calcula que existen unos 173.000 ejemplares distribuidos en 18 países de la región, entre ellos México, Belice, Guatemala, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Paraguay y Brasil. “El jaguar es el custodio de espacios que nos proveen un montón de beneficios, su permanencia es un indicador de que los ecosistemas funcionan bien”, comenta la directora de Conservación WWF México y líder de la iniciativa Jaguar Latinoamérica y Caribe, María José Villanueva. La organización acaba de publicar un informe sobre el impacto socioeconómico de los hábitats del jaguar en Latinoamérica en el que se cuantifica la importancia que puede tener a nivel económico para la región la protección de este gran felino. El informe destaca su relevancia como bastión de los ecosistemas, y por lo tanto, generador de servicios ambientales esenciales.
Conservar y proteger los grandes espacios donde vive el jaguar puede generar entre 1.500 y 4.000 millones de dólares de beneficios. Las actividades económicas de estas áreas generan cada año ingresos por 708.000 millones de dólares, pero estas ganancias podrían multiplicarse si gobiernos y administraciones invierten en la preservación de los ecosistemas, señala la organización. “Cada peso que México y el resto de los países de América Latina invierta en la conservación del jaguar está invirtiendo en agua, en salud, en personas y resistencia al cambio climático”, afirma Villanueva. La especialista compara el caso con la derrama económica que representó el huracán Otis después de arrasar el puerto de Acapulco, en Guerrero. “Hubiera sido menos costoso mantener la cobertura vegetal para prevenir el evento hidrometeorológico extremo más costoso de todo el año 2023 a nivel global”, subraya.
Se estima que más de la mitad de los jaguares de Latinoamérica han desaparecido en los últimos 70 años con motivo de los impactos socioeconómicos en la región, una de las más castigadas por la explotación de los recursos naturales, la producción agropecuaria y las obras de infraestructura. También se estima que será una de las regiones más castigadas por el cambio climático y actualmente es el lugar del mundo en el que más pérdida de especies se ha producido, un fenómeno conocido como “defaunación”, análogo al de deforestación. “Actualmente el jaguar ha perdido el 50% de su hábitat por la caza, la deforestación, los incendios, el avance de la agricultura y el cambio climático”, explica la especialista. “Cada vez tenemos más lugares donde quedan pocos ejemplares y si seguimos haciendo ese hoyo más grande, la población acabará por colapsar”, comenta Villanueva. A excepción de la población de jaguares en el Amazonas el resto está en estado crítico o en peligro de extinción.
En los últimos años los atropellamientos han ido en aumento. El crecimiento a gran velocidad de las ciudades hacia las zonas naturales ha provocado la invasión del territorio de esta especie, pero también la falta de espacios naturales adecuados y la existencia de presas naturales, ha provocado problemas de coexistencia que se salda con ataques de jaguares a zonas urbanas, pero también con la caza de los jaguares por parte de los ganaderos o población local. “La selva es su casa. En la medida en que esa selva se va reduciendo, sus espacios donde puede habitar cada vez son más limitados (...) En la media en que seamos exitosos en recuperar a los jaguares, también tendremos que trabajar fuertemente en la coexistencia”, asegura la directora de WWF México.
El sector medioambiental enfrenta una fuerte ola de recortes y presupuestos reducidos en toda la región, incluido México, “desde luego eso limita el manejo efectivo de las áreas naturales, su vigilancia adecuada y que no haya extracción ilegal tanto de madera como de cacería de especies, por ejemplo”, señala Villanueva. La responsable de WWF México subraya que existe una brecha de unos 200.000 millones de dólares de lo que se necesitaría invertir para cumplir con el marco global a nivel global.
Entre 2015 y 2020, los gobiernos incrementaron la inversión para proteger el medioambiente, pero desde la pandemia, Villanueva denuncia un estancamiento que ha impedido cumplir con los objetivos marcados. “Por desgracia vimos un cambio importante, hubo una inyección brutal en la economía al petróleo y regresamos al uso de los plásticos de un solo uso por temas de higiene, por el contrario, se produjo un falta de financiación del sector ambiental”, agrega. Villanueva considera que es el momento de tener puentes entre gobiernos y empresas para crear sinergias que permitan dar un impulso a la conservación de las áreas naturales. “Proteger al jaguar es proteger al embajador de nuestros ecosistemas”, concluye Villanueva.
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