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Chalino Sánchez resucita en vinilo

Craft Records reedita ‘Alma Enamorada’, un clásico del legendario cantante de corridos. Los Amables del Norte, la agrupación que lo acompañó hasta sus últimos días, recuerdan al músico: “Era demasiado bravo, siempre llevaba su pistola”

El cantante mexicano Chalino Sánchez.
El cantante mexicano Chalino Sánchez.RR SS
Rodrigo Soriano

Dicen los músicos de Los Amables del Norte que tras el velo de leyendas que cubría la figura de Chalino Sánchez se encontraba un hombre humilde, alegre y muy dicharachero.

―Pero era una persona muy delicada. De mecha corta. Peleaba con otros; y no peleaba a trompadas, él traía su (pistola) 38 Super. Eso siempre lo miramos como algo negativo para él. Un artista no puede tan bravo, tan valiente–, acota Nacho Hernández, acordeonista y líder de Los Amables del Norte.

Hernández y Jacinto Reyes, el bajosexto de la banda, fueron dos de las últimas personas que vieron en vida a Chalino Sánchez. Era 15 de mayo de 1992, y tras actuar en una abarrotada sala en Culiacán, Sinaloa, al cantante le entró hambre. A la salida del auditorio, Sánchez bajó el vidrio de su camioneta.

―Vamos a comer tacos, que traigo hambre―, le dijo a Reyes cuando salía del aparcamiento del lugar.

―No, nosotros vamos a ir al rancho―, respondió el bajosexto.

―Cuando lleguen del rancho me marcan para irnos a Quilá (un municipio de Sinaloa, en el que debían actuar al día siguiente).

Fueron las últimas palabras que escucharon de él. Su cuerpo apareció sin vida a la mañana siguiente junto a una carretera de Culiacán. Aquel hombre de traje impoluto y corbata ranchera de 31 años murió asesinado, de dos balazos en la cabeza. Todo sucedió en aquella madrugada de 1992, pero el eco de su legado todavía resuena en la actualidad. La discográfica Craft Records prepara el lanzamiento de una reedición limitada de vinilos de Alma Enamorada (1992), uno de los álbumes más representativos del artista junto a Los Amables del Norte, que verá la luz a mediados de noviembre. “A 32 años de que mi compa ya no está, la gente sigue escuchando Alma enamorada, Nieves de enero y muchas más. […] Se sigue escuchando casi, casi, como si estuviera presente”, afirma el acordeonista.

Un año antes de la tragedia, en 1991, Los Amables del Norte entraban al estudio para grabar el sonido norteño que acompañaría a los corridos y a las baladas del cantante. “Alma enamorada surgió como surgieron la mayoría de grabaciones de Chalino. No eran como algo que se preparaba, como ‘vamos a grabar un LP’. Lo de Chalino Sánchez siempre fue muy espontáneo, como muy improvisado”, revela Hernández, que concreta: “[Se hicieron] sin ensayar mucho, pero bien”.

Cuentan los dos músicos que el intérprete ponía más atención en grabar corridos y juntarlos en casetes que en planear álbumes de estudio, con baladas y otro tipo de canciones. “Nosotros le empezamos a meter la idea de meter canciones también en los discos”, asegura Hernández. Para el músico, un corrido se traducía en dinero; en el género es común la creación de corridos por encargo, aquellos creados a petición de un cliente.

La versión de Alma enamorada de Los Amables rendía homenaje a versiones anteriores del tema, como la de Los Alegres de Terán o la de Ramón Ayala. La banda norteña respetó aquel representativo sonido del acordeón que daba paso a la voz. Pero en esa grabación publicada solo unos meses antes de la muerte de Chalino, la voz creaba un ambiente diferente. “Lo que tenía mi compa Chalino era que grabara lo que grabara, fuera de quien fuera, la hacía propio”, desgrana Reyes.

Lo imprevisto no solo ocurría en el estudio. También sobre el escenario. “La gente se imagina que fue algo preparado, que los shows, que las presentaciones, que las grabaciones… Nosotros les decimos la realidad. Todo fue improvisado”. Todo era repentino, como los balazos en los westerns. Chalino salía a escena junto a Los Amables. El público pedía canciones; él las cantaba.

Algo así ocurrió en un bar californiano de Coachella en 1992, una de las anécdotas que encumbraron esa imagen de músico bravo. Edward Gallegos, un hombre del público, le insistía en que interpretase El gallo de Sinaloa, ante una aparente negativa del cantante. Gallegos se enfureció y disparó contra el escenario con su arma. Chalino, de mecha corta, también sacó su pistola. Comenzó entonces una balacera en la que murió una persona del público y varias resultaron heridas. “Un artista no puede ser tan bravo”. El cantante fue hospitalizado por el impacto de las balas; y Gallegos, encarcelado.

Un ejemplar del vinilo ‘Alma Enamorada’, uno de los clásicos álbumes de Chalino Sánchez, reeditado por Craft Records.
Un ejemplar del vinilo ‘Alma Enamorada’, uno de los clásicos álbumes de Chalino Sánchez, reeditado por Craft Records.Craft Records

Sin campañas publicitarias, del ‘boca a boca’

Chalino realizó su primera grabación a finales de los 80. Fue en casete, en los Estudios San Ángel. El corrido del sapo, junto a Los Cuatro de la Frontera. Forjó su marketing en el boca a boca y vendiendo aquellos casetes en mercados callejeros de la ciudad angelina. El comienzo de un efecto dominó que terminó por convertirlo en leyenda entre la sociedad fronteriza. “Si somos realistas, a Chalino jamás se le hizo una campaña publicitaria. A muchos artistas nos tocó hacer campaña cuando entramos a [el sello mexicano] Musart, nos trajeron a una gira en México, en Estados Unidos. Chalino Sánchez no llegó a eso”, indica Reyes.

Musart fue el sello con el que grabaron Alma Enamorada. Aseguran Los Amables que antes de esa firma, el intérprete no sonaba en las radios comerciales y que nunca antes una compañía le puso el ojo encima. “Muchas disqueras dicen ahora: ‘Yo descubrí a Chalino’. Es mentira. Nosotros podemos desmentirlo. A nosotros nos tocó conocer a Chalino Sánchez cuando no era nadie”.

Han pasado 32 años desde que el músico sinaloense recibiera una nota del público en el escenario de Culiacán. Nadie supo qué había escrito en aquel papel que le hizo tragar saliva y que su rostro se pusiera amarillento. Ni Hernández ni Reyes se dieron cuenta de esa escena, que quedó grabada en un video casero de la época. El cuerpo del músico sinaloense apareció sin vida junto a una carretera a la mañana siguiente. Convertido en héroe popular con el paso de los años, su rostro ―a menudo adornado con un sombrero ligeramente inclinado― ya forma parte de la cultura popular. No es extraño ver su fotografía en una playera.

―¿Creen que la muerte lo convirtió en leyenda?

―Para mí, no. Mucha gente dice que Chalino pegó después de muerto, que si no hubiera muerto no habría pegado. No es cierto. Si Chalino después de tres décadas sigue vivo todavía en el gusto de la gente, sin hacer grabaciones, películas, ¿cómo estaría el éxito de Chalino ahorita?―, cuestiona Hernández.


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Sobre la firma

Rodrigo Soriano
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Ciudad de México. Estudió Periodismo en la Universidad de Valencia y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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