‘Nosotras’, los últimos días de un pueblo obligado al desplazamiento
Suzette Celaya explora en esta novela, ambientada en 1967, el olvido de un pueblo ficticio inundado por las aguas de una presa y reflexiona sobre la resistencia de las mujeres ante el desplazamiento forzado, la violencia y el abuso de poder
En el universo construido por Suzette Celaya, las mujeres narran los últimos días de un pueblo inundado por las aguas de una presa. La novela ambientada a finales de los años sesenta cuenta la historia un poblado que se va quedando sin habitantes. Cada noche, Violeta sale a caminar por las calles desoladas con machete en mano, y ve cómo sus vecinos abandonan el pueblo para buscar mejores oportunidades. Pero su vida da un vuelco cuando un anuncio del Gobierno obliga a los pocos que quedan a marcharse para dar paso a la construcción de un proyecto.
La fotografía de un poblado que corrió con esa suerte en la vida real fue el parteaguas que inspiró a Celaya (Hermosillo, 1982) a escribir Nosotras, donde explora las historias que se entretejen al final de los tiempos en esta aldea sin nombre. La escritora señala por llamada telefónica que le interesaba crear una historia contada por voces femeninas, y en donde el agua fuera “casi como un personaje”.
“En algún momento decidí escribir una novela, en realidad, sin muchas certezas al inicio. También quería escribir de la muerte y, buscando inspiración, me encontré con una fotografía de un cuerpo de agua en la que se veía una torre de lo que aparentaba ser una iglesia. La fotografía era de un lugar aquí en Sonora, un pueblo de entre tantos que ha sido inundado por la construcción de presas. Yo conocía superficialmente la historia, pero ver esa imagen me provocó un chispazo en el cerebro que me llevó a pensar que debajo del agua había un cementerio, y había tumbas”, asevera.
A lo largo de Nosotras, la autora describe a través de sus personajes femeninos la crudeza del desplazamiento forzado, un tema que además ha abordado en sus tesis de maestría y doctorado por El Colegio de Sonora. La autora analizó las razones detrás del desplazamiento de distintos pueblos de su Estado natal a lo largo del siglo XX. Se podría pensar que la investigación académica dio lugar al libro, pero la autora asegura que la novela llegó primero.
“No me interesaba reproducir históricamente la novela, sino esa idea de que un cementerio bajo el agua podía convertirse en una historia. Empecé ensayando con un cuento, con algo breve, pero en el proceso me di cuenta de que había una historia mucho más amplia. Tomé la decisión de hacer una novela, ya con personajes y con algo de largo aliento. Quería hablar además de mujeres y de violencia conjugando todos estos temas”, dice.
En su trabajo final de doctorado Lo que El Novillo se llevó. La repercusión del desplazamiento forzado en tres pueblos sonorenses, 1920-1970 Celaya describe que el auge de los megaproyectos de la modernidad condujeron al detrimento de pueblos indígenas y comunidades campesinas que, más allá de lo material, fueron despojadas de sus historias, sus vidas cotidianas e identidades. En esa cotidianidad conviven las protagonistas de Nosotras mientras resisten para preservar la memoria de su pueblo en medio de las violencias que las atraviesan.
“En la novela hay mujeres tejiendo sombreros, aparentemente, sin mucha finalidad; mujeres a cargo de sus hijos, de la iglesia o de algún comercio. Son mujeres aparentemente invisibles, inmersas en sus hogares, en sus casas; pero a fin de cuentas sostienen los últimos alientos de este pueblo”, asevera.
La autora ha elegido el año 1967 como un recordatorio de que, pese a los avances en cuestión de género, hoy aún hay mujeres que viven bajo los yugos que retrata. A pesar de la formación académica de Celaya y de que la novela es un reflejo de acontecimientos reales, la escritora señala que no quisiera que la encasillaran en la novela histórica.
“La investigación también es parte de mí, de darle respuesta a preguntas que me pueden surgir en determinado momento”, dice. “La academia me enseñó ciertas cosas, pero si me dieran a elegir, yo me quedo con la escritura de ficción”.
La autora declara que le interesa escribir historias sobre mujeres, pero se ha limitado a compartir más detalles, pues se reconoce como “un poco supersticiosa”. Sin embargo, adelanta que su próximo proyecto también tendrá a una mujer protagonista.
Hasta ahora, Nosotras ha marcado un antes y un después en la vida de Suzette Celaya. El año pasado le valió el Premio Primera Novela, y en 2020, ganó el primer lugar en el concurso del libro sonorense. Además, el pasado 8 de marzo la Lotería Nacional la incluyó en uno de los billetes conmemorativos con motivo del sorteo por el Día de la Mujer.
“El principal cambio es que más personas conocen tu trabajo y te conocen a ti. Comienzas a formar parte de esta dinámica del mundo editorial, a conocer a otras escritoras y escritores. Creo que es el cambio más tangible, pero cuando todo eso termina, yo regreso a mi casa con mi pareja y mi hijo”, concluye.
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