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Paco Ignacio Taibo: “¿Por qué les molesta tanto que saquemos un libro en 12 pesos? ¿Por qué ese elitismo aristocrático imbécil?”

El director del Fondo de Cultura Económica, que repetirá en el cargo, hace un balance de su gestión y de los planes para el siguiente sexenio. Habla también del “retiro” de López Obrador y de los retos de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum

Paco Ignacio Taibo II en Ciudad de México.
Paco Ignacio Taibo II en Ciudad de México.Aggi Garduño
Carlos S. Maldonado

Paco Ignacio Taibo pide que las entrevistas sean en la terraza de la librería donde recibe a EL PAÍS para poder fumar libremente mientras conversa. Fuma un cigarro tras otro y en los bolsillos de su chamarra carga con varias cajetillas. Despacha cada pitillo con una voracidad asombrosa, mientras responde de forma amena a las preguntas, sin alterarse ante aquellas relacionadas con quienes critican su gestión al frente del Fondo de Cultura Económica (FCE), la gran editorial pública mexicana centrada desde su fundación en la divulgación de las Ciencias Sociales, la Economía y las humanidades, aunque en algunos temas se muestra prudente, “porque me duele la lengua, porque me la muerdo”, ríe. Se ríe también de quien lo critica por su militancia de izquierda. “El Fondo está dirigido por alguien que se confiesa bolivariano y guevarista”, afirma.

Taibo (Gijón, 75 años) ha regresado de una gira por España, donde participó en la Semana Negra que él fundó en su ciudad natal, el gran festival en lengua española de ese tipo de literatura, y de negociar proyectos con editores de aquel país. Afirma que ha logrado cerrar acuerdos con cuatro editoriales para coeditar títulos con el FCE. Su agenda incansable también lo ha llevado a Tlaxcala, donde ha firmado 100 libros a estudiantes, aunque solo 18 eran de él, los otros eran de autores diversos, pero la muchachada le pidió de todas maneras que les estampara la firma. El ejercicio le dejó con tendinitis. “Hay que joderse”, bromea.

El escritor repetirá otros seis años al frente de la célebre institución que dirige, a la que le ha dado un giro más centrado en la publicación de libros a bajo costo, para ampliar los lectores en México, dice. En esta entrevista realizada en la librería Rosario Castellanos que el FCE mantiene en el vanidoso barrio de Condesa, en Ciudad de México, hace un balance de su gestión, responde a las críticas de sus detractores y explica los planes que tiene para el siguiente sexenio. Habla también del “retiro” del presidente Andrés Manuel López Obrador y de los retos de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.

Paco Ignacio Taibo II durante la entrevista.
Paco Ignacio Taibo II durante la entrevista.Aggi Garduño

Pregunta. Le confirmó la presidenta electa en el cargo. Es un espaldarazo a su gestión, ¿no?

Respuesta. Creo que es el reconocimiento de que las cosas salieron muy bien en el Fondo durante estos cinco años y que cambiamos un modelo de editorial estatal a lo que es hoy, que es otra cosa que habría que tratar de explicar con cuidado.

P. ¿Y qué es?

R. Somos una editorial, sí. Somos una transnacional, la única transnacional de izquierda que conozco, con asentamientos serios en muchos países de habla hispana, redes de distribución, casas de la cultura, librerías en prácticamente toda América Latina y España. Tenemos un centenar de librerías en México y los librobuses, librerías móviles que han crecido. También una red de fomento a la lectura muy grande, con 17.000 clubes de lectura en el país. Y una red comercial que incidió desde el principio bajando el precio de los libros, lo que para nosotros era una preocupación fundamental, con colecciones más baratas.

P. Cuando asumió la dirección del fondo dijo en una entrevista concedida a este periódico que encontró corrupción y que lo limpiaría con machete. ¿Cuál es la situación ahora?

R. Barrimos muy rápido. Era relativamente sencillo barrer los niveles uno y dos del Fondo.

P. ¿Qué tipo de corrupción encontró?

R. Una basada en una mentalidad aristocratizante, elitista y de favores. Se hacían obras innecesarias, éramos propietarios de una librería que no queríamos, había una política de ediciones basada en amiguismos. Había corrupción en nuestras filiales, algunos casos que nos dejaron desconcertados, como rentar un local a una iglesia presbiteriana, sin que nadie supiera por qué y para qué. Una jefa le vendía libros a su marido que tenía una distribuidora y no se los cobraba. Encontramos que un gerente tuvo una tarjeta de presentación con gastos personales, desde el videoclub hasta la espada de su madre.

P. ¿Qué balance hace ahora de esta primera gestión?

R. La parte del libro funcionó, colecciones como Vientos del Pueblo, que vendieron 40.000 ejemplares de viarios tirajes y que llegaron a todos lados. La red de distribución mejoró enormemente, a través de las salas de lectura. El fomento a la lectura creció y de forma muy sólida. La parte editorial la sostuvimos, aunque era complicado, porque el Fondo te crea presión continuamente, ya que tiene un catálogo vivo de 14.000 libros y tenemos la presión por reeditar títulos.

P. También ha habido críticas. Editores y divulgadores afirman que durante su gestión se ha trastocado la función del Fondo de difundir obras científicas. Y que lo ha convertido en una institución clientelista, asistencialista.

R. Los números de las colecciones de Ciencias Sociales y de ciencias duras, las reimpresiones, siguen, no han disminuido. Las colecciones están vivas. En general todas estas críticas tienen mucha mala leche y poca información. No les gusta el modelo que hemos desarrollado en el Fondo, lo que es comprensible. Tienes todo un sector de una intelectualidad conservadora que abomina al Fondo, pero son críticas de una banalidad tremenda. ¿Cuál es el problema de que cueste 12 pesos un libro? ¿Por qué te molesta tanto que saquemos un libro en 12 pesos? ¿Por qué ese elitismo aristocrático imbécil, virreinal, diría? Buscan cualquier cosa para criticar. Esta crítica conservadora no nos hace ningún favor. No dice: ¿por qué el Fondo ha publicado seis premios Nobel desde que llegué? Porque debí haber publicado otros, no estos, según ellos. Si no les gusta Claudia Goldin, qué culpa tengo yo de que sean unos analfabetas funcionales.

P. ¿Cree que se trata de prejuicios políticos, ideológicos?

R. Juicios políticos, no prejuicios. Dicen ‘estos chicos son los malos’. Resulta muy divertido que de repente revistas de tiraje nacional, auspiciadas por la derecha, me llamen el estalinista Paco Taibo. Coño, he sido el único que publicó el Stalin, de Trotsky. Soy un estalinista muy raro. Soy el único que ha escrito un texto sobre camarada Stalin, no vuelvas. Yo no me avergüenzo de haber sido de izquierda desde los cinco años. Es más, lo digo: el Fondo está dirigido por alguien que se confiesa bolivariano y guevarista. No hay misterio en eso. Y no voy a cambiar. Estoy aquí porque represento a un Gobierno de izquierda. Si hubiera ganado la derecha estaría otro de los aristócratas venidos a menos.

P. El pasado martes se reunió con la presidenta electa. Ella lo llamó “amigo”. ¿Cómo es su relación con ella? ¿Será parte de sus asesores?

R. Somos amigos. También soy amigo de Andrés Manuel y de Clara Brugada, la jefa de Gobierno electa de Ciudad de México. Son viejas relaciones trenzadas por una política social común y por una idea de que primero los pobres. Andrés ahí señaló la línea de fuego. Sí, somos amigos. ¿Eso significa que voy a ganar más dinero? No, ojalá me redujeran el sueldo.

P. Ha formado parte de este grupo de 21 intelectuales convocados para redactar el proyecto de nación 2024-2030, que presenta la visión del obradorismo. ¿Cuáles han sido sus recomendaciones?

R. A mí y a Paloma [Saiz, coordinadora de la Brigada Para Leer en Libertad] nos tocó colaborar con estructurar el programa de cultura. Lo que hicimos no fue sugerir un programa, sino que hicimos un sondeo de cara abierta con reuniones a las que asistieron 600 personas de todo el país diciendo qué hay que hacer en cultura.

P. ¿Y qué dijeron?

R. La respuesta era de una variedad notable. En algunas tenías que levantar la vista y decir por qué esta está tan demandada. Un problema fundamental era que se había establecido una política de pago a los creadores de todos los niveles lastrada por la burocracia. Absurda. Otra es la subutilización de la infraestructura, como teatros del Seguro Social que tenían las sillas destrozadas y se rentaban para bodas y fiestas de 15 años. Hemos reunido elementos que construyen lo que podríamos llamar rudimentos para una política cultural.

P. Ha habido críticas a este documento. Se ha dicho que el presidente le deja una camisa de fuerza a la nueva mandataria.

R. No hay tal. Parece mentira, pero la derecha busca contradicciones en el seno de la 4T y si no las encuentra, las inventa. La más común es que Andrés va a seguir dirigiendo desde su rancho donde se retira a Claudia por telegrama. No conocen a Andrés, de verdad se va a retirar.

P. ¿Lo hará?

R. Es un hombre de una sola palabra. Lo ha sido siempre, lo que ha dicho lo ha hecho. Cuando dijo que no habría reelección, le dejó claro a una base social que la pedía, que no se iba a reelegir.

P. ¿No ejercerá el poder tras bambalinas?

R. ¿Para qué? No lo necesita. Claudia lo tiene muy claro, va a apelar a Andrés cuando lo necesite: ‘Oye, échame una mano con tu experiencia, cómo trato con Trump’. Pero eso no significa que Andrés va a dictar políticas. Claudia está haciendo, de hecho, un gabinete muy de ella.

P. ¿Y qué rol jugará López Obrador fuera de la Presidencia?

R. Obsesivamente se va a encerrar a estudiar y a escribir Historia. Eso tiene para nosotros una segunda virtud: el Fondo no publicó sus libros, porque había una regla que yo instauré y estuvimos de acuerdo. El Fondo no publica mis libros, a pesar de que ganaría mucho dinero, ni los de Andrés, para impedir lo que pasaba antes, que se publicaban uno al otro, el Tío Lolo era el comandante: déjame en una esquina y yo lo arreglo solo. Ahora, al desaparecer una parte de la regla voy a poder publicar a Andrés cuando termine su libro de historia.

P. ¿Cree que Morena va a poder mantener la unidad en estos seis años con el retiro de López Obrador?

R. Tenía una bola para ver el futuro. La misma que tenían Marx y Engels cuando dijeron que la revolución iba a hacerse en Alemania. Pero la bola no sirve. Me fui a jugar bolín y se fue a la mierda mi bola. Mi capacidad de previsión está en tres, cinco meses, cuando mucho. ¿Va a haber contradicciones en Morena? Sí, las hay y las habrá. ¿Qué tantas fricciones? Creo que hasta ahora Claudia ha logrado neutralizarlas para impedir rupturas.

P. Pero este es un partido demasiado personalista, con la figura de López Obrador como hombre fuerte del que depende todo.

R. No, no depende todo, depende muy poquito. Él mismo lo sabe, tanto así que acuñó una frase muy interesante, que es: el aparato del Estado mexicano es un elefante reumático. Hemos vivido trabazones por reglamentos obsoletos, burocracia excesiva. Creo que Claudia va a tener que trabajar fuerte en una revolución antiburocrática en el aparato del Estado. Pero no veo riesgos de rupturas, ni siquiera de fricciones. Claudia lo ha dejado claro: soy la presidenta.

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Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.
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