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Leo Rondón, cuatrista y guitarrista: “El Sistema de Orquestas de Venezuela ha logrado cambiar las pistolas por el violín”

El músico venezolano asiste al Festival Paax PNG que organiza la directora mexicana Alondra de la Parra cargando el legado de la música de su país que, dice, se abre camino en el escenario internacional

Leo Rondón durante un concierto en el Festival Paax GNP, en Quintana Roo (México).
Leo Rondón durante un concierto en el Festival Paax GNP, en Quintana Roo (México).Festival Paax GNP
Carlos S. Maldonado

Leo Rondón (Guama, Venezuela, 1984) pide un vaso con agua para apaciguar el calor caribeño. El músico, experto en el cuarto venezolano y la guitarra, lleva días intensos en la Riviera Maya, entre ensayos y las pruebas previas a los conciertos, entrevistas y las presentaciones que forman parte del Festival Paax PNG que organiza la directora mexicana Alondra de la Parra. Concede unos minutos para esta conversación antes de salir corriendo a supervisar la instalación de todo el equipo musical en el entarimado donde la noche del lunes acompañará en un concierto a la también mexicana Natalia Lafourcade, uno de los platos principales de este festival que se convierte en referencia internacional en el mundo de la música.

Rondón es un destacado músico de su país, prodigio salido del Sistema de Orquestas, ese proyecto tan lleno de reconocimiento internacional y fundado por el músico José Antonio Abreu, del que han emergido artistas como el director de orquestas Gustavo Dudamel. Rondón se ha convertido en un invitado especial a grandes recitales por manejar de forma tan diestra el cuatro venezolano, esa “guitarrita de cuatro cuerdas”, como la llama él, que hace que el público se estremezca ante la forma tan diestra de tocarla. Él la ve como un objeto vivo, como un brazo más, parte esencial de su vida. Rondón puso a bailar la noche del sábado al público del Paax reunido en el Salón Diego del Hotel Xcaret Arte junto a su compatriota, el trompetista Pancho León, en concierto con ecos latinos donde pudo demostrar la potencia de ese instrumento.

El músico expresa en esta conservación a contrarreloj su agradecimiento para el Sistema de Orquestas, proyecto que ha llevado a la cumbre de la música mundial a varios artistas venezolanos en momentos cuando su país se desliza en el abismo de la violencia, la escasez y el autoritarismo. Un proyecto, dice, que ha sacado a jóvenes de zonas deprimidas que, por su entorno, podrían tener como destino la violencia para convertirlos en artistas con éxito internacional. Sobre el sistema y la música venezolana va estar charla hecha en el calor caribeño.

Pregunta. Parece que en Venezuela llevan la música en la sangre. ¿Cómo ha influido ese legado musical en su carrera?

Respuesta. Saca la cuenta que yo toco un instrumento tradicional que está dedicado a la música venezolana. Venezuela es un país que, al igual que México, es muy rico no solo en cuanto a su música, sino a sus costumbres. Yo soy especialista en música tradicional venezolana, eso es de lo que más sé. Y por supuesto la presencia de Venezuela siempre está intrínseca dentro de mi desarrollo musical. Por ponerte un ejemplo un poco tonto: ayer fue la primera vez en mucho tiempo que tocaba música balcánica o israelita y siempre lo hice basado en los ritmos venezolanos y cómo desde mi zona de confort me puedo adaptar a otro estilo musical.

P. ¿Qué ha significado para usted el Sistema de Orquestas de Venezuela, que ha dado tantos nombres ilustres a la música?

R. Como dicen en mi pueblo: fui nacido y criado ahí. Lo que aprendí a tocar profesionalmente fue el contrabajo, porque el cuatro, a pesar de ser un instrumento tradicional, no tenía una metodología, que hoy en día sí existe, pero en mi época no había una forma formal de enseñanza, no se enseñaban las escuelas con la misma seriedad con la que se enseñaba a tocar el violín. Yo cree uno de los manuales que se utilizan para la graduación en la Universidad de Los Andes, en Mérida. Lo hice pensando en el aprendizaje que me generó el sistema, porque el sistema no es solamente un movimiento, es realmente un movimiento social.

P. ¿Cómo ha influido socialmente?

R. Conozco el caso de grandes amigos que hoy en día son grandes músicos y que vienen de zonas bastante desfavorecidas, donde lo común es que tengan una pistola a los 12 años. Eso no es la excepción, es la regla, algo muy lamentable. El Sistema ha logrado realmente cambiar la pistola por un violín.

P. ¿Mantiene ese trabajo a pesar de la grave crisis política que atraviesa Venezuela?

R. Sí, se mantiene porque es la única vía de escape que puede tener Venezuela. Lamentablemente, las malas noticias son las que más se difunden, se deberían difundir un poco más las buenas también, y el sistema sin duda es una buena noticia, José Antonio Abreu sin duda fue y es una buena noticia, porque tuvo el genio de crear el sistema como una institución que alberga todas las posibilidades de enseñanza, de crecimiento personal y de desarrollo humano a partir de la música.

P. ¿A usted cómo le ayudó?

R. Cuando era un niño, veía a Cheo Hurtado, que es el grandísimo cuatrista, maestro de todos nosotros, y decía ‘yo un día quiero ser como él’. Gracias a dios hoy en día puedo decir que de alguna manera me he sentido superado en ello y gracias también al Sistema por enseñar cómo vivir de la música y cómo trabajar en equipo, cómo dedicarle tiempo a tu instrumento, cómo ser serio con él, tomarlo en serio, aunque suene tonto, como si fuera un ser vivo. Para mí mi instrumento es como otro brazo, es muy importante en tu vida.

P. ¿Qué significa llevar ese instrumento tan venezolano a escenarios internacionales?

R. Me llena de orgullo. Y sobre todo en un escenario como este, porque recordemos que Paax en principio es un festival sinfónico, aunque luego hacemos nuestras variaciones. He tenido la grata experiencia, por el estreno de mis conciertos para cuatro de orquesta, ser solista con grandes agrupaciones en todo el mundo. Me siento muy orgulloso porque es la meta que desde niño tenía. Cheo Hurtado en una fiesta nos hizo prometerle que donde sea y como sea teníamos que mostrar el cuatro, mostrar la música venezolana y tratar de ponerlos en el radar. Es una cosa en la que los músicos venezolanos estamos trabajando mucho, porque si yo le pregunto a cualquier persona qué piensan si digo México, responden mariachi; si hago lo mismo con Argentina, dicen tango; Colombia, vallenato. Pero digo Venezuela, sale Chávez.

P. ¿Y cree que sí ha logrado ahora proyectarse a nivel internacional la música de Venezuela?

R. Sí, claro. No solo lo creo, estoy seguro y a las pruebas me remito. Tengo compañeros cuatristas que han ganado Grammys. El hecho de participar en unos premios que son tan importantes dentro del mundo de la música y que el cuatro sea protagonista, es una muestra de que estamos logrando lo que queremos. El hecho de que otros artistas, como por ejemplo Luis Enrique hiciera un disco con el cuatro, lo muestra. A mí me llaman por cuatrista, quizás porque bueno, sí, se me da bien de alguna manera, pero también es el instrumento que llama la atención, porque nadie se espera que una guitarrita de cuatro cuerdas sea capaz de producir ciertas sonidos o ciertos recursos.

P. ¿Y cuál es el potencial de esa “guitarrita de cuatro cuerdas”?

R. Es un instrumento muy completo, porque me permite recrear los tres elementos básicos de la música que son armonía, melodía y ritmo. Puedo desarrollar las tres al tiempo, caso distinto de un clarinete, que puede tocar solamente una nota a la vez y es un instrumento más para la melodía. El cuatro es un instrumento muy noble, que se deja llevar y que se integra con muchísima facilidad a donde toque integrarse.

P. Y que pone a bailar a un auditorio repleto, como ha pasado en este festival.

R. Es lo que se busca. (Risas).

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.
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