‘Childstar’, el álbum con el que Danna Paola estrena identidad: “No soy una estrella fugaz”
El nuevo material de la cantante muestra una transición a un estilo de pop contundente. “Este álbum le da credibilidad”, opina Marlon Vázquez, experto en el género
“Trece tracks, tres noches, un fin de semana y la libertad de poder expresarme como soy”. A Peso Pluma, Bud Bunny o C. Tangana se les celebran sus álbumes como si fueran Biblias musicales a las que acudir para abrevar de lo novedoso, lo genial o lo que marcará tendencia. ¿Y a Danna Paola?, o mejor dicho: ¿a Danna —su nueva identidad artística—? Es justo reconocerle el mérito y la potencia de su nuevo álbum, Childstar (Niña estrella, en inglés), que se ha lanzado el 11 de abril. Es un material “completo conceptualmente” y “cohesivo en lo sonoro”, asegura el crítico musical Marlon Vázquez —Pop it upx en sus redes— en un video de TikTok. Y Danna lanza una advertencia desde la primera canción, ‘The fall’: “No soy estrella fugaz”. “Ha llegado a ser el sucesor del disco Paulina que Paulina Rubio nos dio en el 2000. Solo falta ver si este álbum nos dará, aunque sea el 50% de hits que Paulina nos dio”, considera Vázquez.
Childstar continúa como si fuera una cuerda de la que no puedes soltarte, con armonías y ritmos pop contundentes que van surcando por donde las letras transcurren. Los títulos son, a partir de la segunda canción: Blackout, Xt4s1s, Atari, 222, Platonik, VTR3, 1trago, Amor ácido, Tenemos que hablar, Aún te quiero, Amanecer y de nuevo VTR3 en una versión con Steve Aoki. Para Marlon Vázquez es necesario detenerse en Blackout (apagón o pérdida de la memoria), a la que califica como “una de las mejores canciones a nivel producción en toda la historia del pop mexicano y punto”. Comienza con el arpegio inconexo de un sintetizador que suena al Fabuloso Fred, el juguete ochentero del tablero con luces de colores. En el coro está el meollo del apagón: One more (drink) (un trago más) / ¿Qué hago? (drunk) (ebria) / Get wasted (fuck) (emborracharme —mierda—) / ¿Qué digo? (stop) (para) / I hate this blacking out (odio este desmayo).
Aún te quiero bien podría ser una canción ranchera. Su melodía tiene esa simpleza melódica y recordable de los éxitos del género, sin embargo, es una balada pop, de ritmo lento y sonidos profundos en su atmósfera. Deja claro que quien la canta es una artista mexicana cuando dice: Tú eres la rata, yo soy Paquita / Lo de sucio ni el cloro lo quita / Ni que te bañes con agua bendita, una referencia directa a ‘Rata de dos patas’, de Paquita la del Barrio.
Las claves iniciales del álbum están en The fall, la primera canción, en la que Danna recita antes de cantar: “Había caído. El miedo, la soledad, los acordes menores que siempre me habían hecho llorar. El dolor de una decepción tras decepción. Y todo bajo tu reflector, bajo tu opinión. Me cansé de romantizar todas las veces que apuñalaron mi confianza, que tiraron mi amor a la basura”. Un preludio oscuro con un piano de fondo que prepara al escucha para la música que se aproxima. Canta más adelante: Please enjoy the fall (por favor, disfruta la caída) / Aplaude mientras caigo / The show must go on (el espectáculo debe continuar) / Que hice migas con el diablo.
‘Hagamos un complot’: el episodio polémico
La artista ha dejado atrás a Danna Paola. Con este álbum, la cantante y actriz Danna Paola Rivera Munguía (Ciudad de México, 28 años) ha acortado su nombre artístico para llamarse Danna y asumir una nueva imagen, más sensual y adulta. Una nueva etapa que anuncia el cambio de la niña que actuaba en la televisión mexicana y cantaba Mundo de Caramelo. El cambio ha incluido el nombre de sus cuentas en las redes sociales. En Instagram, Facebook, YouTube y TikTok no ha habido problema, pero en X no ha sido posible la modificación del “arroba” porque ya lo tenía alguien más. Danna tuvo que quedarse con “@dannajustdanna” en esa red, después de su intento por obtener “@danna”, que ya tenía otra persona. Esta dificultad se convirtió en un episodio polémico porque la cantante pidió a sus seguidoras, a través de su canal de WhatsApp, que le ayudaran a llevar a cabo un plan para conseguir el nombre. El pasado 19 de marzo, Danna envió una serie de audios en los que afirmaba que la propietaria de “@danna” le pedía 400.000 dólares a cambio para cedérselo. “Yo digo que hagamos un complot o que nos lo regale”, sugirió la artista. Las fans lo interpretaron como una incitación a instigar a la mujer. “Oigan, pero no, así no, tampoco. Nos pueden demandar, princesas”, se retractó minutos más tarde.
El escándalo creció. Llovieron las críticas al mensaje inicial de Danna, que se interpretó como un acto de prepotencia contra una ciudadana. El 22 de marzo, publicó un párrafo en español e inglés en su canal del chat para disculparse. “Cometí un error y lamento profundamente la situación de X. Cuando les pedí ayuda para conseguir el nombre @Danna en X/Twitter, no anticipé ni fue mi intención lo que llegó a pasar. Por esta razón, quiero ofrecer mis más sinceras disculpas a Danna por la situación que tuvo que atravesar a causa de esto. Aprendo de mis errores y me comprometo a ser más consciente y cuidadosa en el futuro”, indicó.
De niña famosa a ‘Childstar’
En uno de los adelantos en video que Danna publicó antes de la llegada de su nuevo álbum, se le ve de niña dentro de una limusina, resguardada por escoltas y asediada por un tumulto de periodistas y seguidores. “Lucky to be a star, so why am I falling? (Afortunada de ser una estrella, entonces, ¿por qué estoy cayendo?)”, se preguntaba en la descripción. En un tráiler posterior, aparece de adulta, en un consultorio, con lágrimas y expresando un discurso parecido al de The fall. El psicoterapeuta anota. Porta un gorro de conejo de peluche. Se parece a los personajes de Rabbits, la película de David Lynch. Danna se levanta, se retira el atuendo cerrado que vista y camina a diferentes escenarios: la calle, un antro donde una multitud la toca y al final llega a un escenario donde hay un micrófono. Fondo negro y en el centro centellea la palabra Childstar. El concepto del álbum, el sexto en su trayectoria, es una comunión entre la estrella de la niñez y la actual, con imágenes oscuras y rutilantes al mismo tiempo.
“Este álbum le está dando a Danna lo más valioso que un artista puede tener y eso es credibilidad, y mejor aún, lo valioso que Miley [Cyrus], Selena Gomez o Belinda tuvieron en su momento: el lograr ser vistas como cantantes adultas y ya no más como niñas estrellas”, dice Marlon Vázquez en su análisis.
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