López Obrador inaugura la Megafarmacia del Bienestar: “Que a nadie le falte una medicina”
El presidente abre las puertas del almacén central con un alegato contra la corrupción de las farmacéuticas y la promesa de que se distribuirán todos los medicamentos a las clínicas más remotas
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no ha desacelerado el paso en su carrera por inaugurar obras públicas a contrarreloj, aún cuando no estén terminadas y funcionen a medio gas. A dos días de que concluya el año, y a nueve meses de que finalice su sexenio, el mandatario ha lanzado este viernes la Megafarmacia del Bienestar, un enorme almacén en Huehuetoca, Estado de México, en el que el Gobierno promete que habrá disponibilidad de todos los medicamentos para todas las enfermedades las 24 horas del día. El nuevo inmueble, ubicado en un predio de 45 hectáreas, funcionará como un nodo de distribución desde el que se enviarán a los centros de salud más remotos las medicinas que les falten para surtir las recetas médicas. “Logramos este propósito de que se tenga una farmacia grande, para que se distribuyan todas las medicinas, que puedan llegar hasta los pueblos más apartados de nuestro territorio. Que a nadie le falte una medicina, que el que esté enfermo cuente con su medicina. Es una necesidad básica importante, es como tener los alimentos”, ha dicho López Obrador en su discurso inaugural, en el patio de la Megafarmacia.
El mandatario no deja, tampoco, de estar en campaña y de promover los valores de su credo político. Ha aprovechado el evento para pronunciarse contra las farmacéuticas que, asegura, mantenían un monopolio corrupto de venta y distribución de medicamentos en sexenios pasados. “Es el ideal que hoy empezamos a convertir en realidad, es el sueño que teníamos y que queremos que sea una realidad: el derecho a la salud. Nos ha costado, y no es solo por recursos. Los problemas de México no tenían que ver con el presupuesto, tenían que ver fundamentalmente con la corrupción”, ha dicho. El secretario de Salud, Jorge Alcocer, lo ha secundado con lo que pareció más un eslogan de comercial: “La Megafarmacia es la megasolución a la megacorrupción que imperó en la peor infamia, que es la comercialización de la salud”.
López Obrador ha cargado contra los críticos que han cuestionado que se abra una farmacia central en lugar de implementar una política de Estado que garantice que todos los hospitales tengan un inventario lleno. Por eso ha criticado a la candidata presidencial de la oposición, Xóchitl Gálvez, que grabó un video afuera de la Megafarmacia y se pronunció en contra. “¿Cómo no van a celebrar, cómo no les va a dar gusto, si se trata de una farmacia?”, ha dicho el mandatario. “Vamos a ser, muy probablemente, el único país en el mundo con una farmacia de estas dimensiones. Si fuese el almacén de tabaco más grande del mundo, o de licores, o de fentanilo, o de drogas, pues entonces sí, las protestas, y aquí todos con sus carteles, pero se trata de las medicinas. ¡Que les pasa! ¡Hasta donde llega su insensatez! ¿Por qué se de dejan dominar tanto por lo material, por el dinero?”.
El presidente sí que ha tenido palabras de deferencia hacia la abanderada de su partido, Morena, Claudia Sheinbaum, aunque sin mencionarla por su nombre, para no violar las normas electorales. “Yo no puedo decir qué nos va deparar el futuro, pero intuyo, y sí tengo un instinto certero, que a quien voy a entregarle la banda presidencial va a ser muy buena. Una persona muy trabajadora, muy inteligente, muy honesta”, ha dicho López Obrador.
—¡Es Claudia! —le replicaron los que entendieron la alusión.
Cuando llegó el presidente al evento, fue recibido con entusiasmo por vecinos del Estado de México e Hidalgo y por militantes que llevaban banderas de Morena. Le gritaron el cántico de guerra ya tradicional: “¡Es un honor estar con Obrador!”. “¡Te queremos!”. Y los carteles: “Muchas gracias, presidente”. “Si te divorcias, aquí estoy”. Él pasa saludando, dando besos, repartiendo selfis, el escenario habitual de esos eventos donde el presidente parece candidato.
La Megafarmacia está en lo que fue durante dos décadas el centro de distribución de Liverpool, la cadena de tiendas departamentales. El predio, por el que el Gobierno pagó 1.400 millones de pesos, tiene dos naves industriales de 95.000 metros cuadrados, 97 andenes de embarque y 102.000 espacios de almacenamiento para 1.438 claves. En la farmacia, que estará a cargo de Birmex, la paraestatal de fabricación de biológicos, caben 286 millones de piezas de medicinas.
Este viernes, luego de que López Obrador y funcionarios de su gabinete cortaron el listón inaugural, se permitió a los medios y a los asistentes entrar a una de las bodegas. A lo largo de altos anaqueles (o racks) un grupo de trabajadores de Birmex acomodaba cajas con medicinas, entre el eco y el olor a acrílico nuevo. Los espacios estaban mayormente vacíos. Una pantalla de control que ponía “Reporte de inventario Huehuetoca” indicaba que hasta el momento se tienen 240.768 piezas en racks de almacenaje. Situadas en un espacio aparte, enrejado, estaban los medicamentos de alta especialidad, estupefacientes y psicotrópicos, y de la red fría.
La mecánica para activar la Megafarmacia es la siguiente, según han explicado López Obrador y sus funcionarios: si un paciente no encuentra en su clínica local un medicamento de su receta, llama al teléfono del almacén central (559500911) para reportar la falta. En tres horas, los operadores se pondrán en contacto con los tres sistemas de salud pública mexicanos, el ISSSTE, el IMSS y la Secretaría de Salud, para investigar si alguna de esas instituciones cuenta con el medicamento. Si la medicina está en un centro de salud cercano a la persona que la necesita, los operadores le llamarán para decirle dónde deberá ir a recogerla. Si el medicamento solo existe en el inventario de la Megafarmacia, se armará un plan de distribución para enviarlo por tierra o aire en un lapso de entre 24 y 48 horas. En este caso el paciente también deberá acudir a recogerlo a un sitio que le será especificado. La farmacia y su personal estarán trabajando 24/7, todo el año, ha precisado el presidente.
López Obrador ha afirmado durante la inauguración que el call center comenzó a recibir llamadas desde el primer minuto de este viernes. “Yo creo que son periodistas preguntando: ‘A ver, ¿me pueden decir si tienen aspirinas?”, ha dicho, riéndose, y el público riéndose con él, otros chiflando mentadas hacia el sitio donde están los reporteros.
—¡Viejo, eres un chingón! —le grita un hombre.
—¡Ustedes! —ha respondido el mandatario.
“Está increíble la farmacia, porque ya era justo que tomaran en cuenta a Huehuetoca, y que realmente haya un abasto suficiente, que pueda ser el punto medio para llegar a más Estados donde también hay mucha necesidad de medicamentos”, sostiene Yanel Olivares, habitante de este municipio mexiquense, que ha venido a la inauguración, admite, a petición de los líderes locales de Morena. “Yo he sufrido por el desabasto. Yo, cuando tuve a mi hija, me tocó vivirlo. Y ahora con mi madre, que está grande, sí hemos sufrido mucho, y una tiene que estar adquiriendo la medicina por fuera, pagando. Te dicen que hay puro paracetamol, y yo digo, la presión alta no se va a curar con eso. El desabasto ya tiene bastante tiempo, no es algo de ayer o hace algunos meses, tiene años”, añade la mujer.
El presidente también ha hablado durante el evento de los programas sociales que entrega su Gobierno a los más pobres, de que el monto de la pensión para adultos mayores aumentará a partir de 2024. Aquí han venido beneficiarios que se lo celebran, como Inés Ortiz, de 78 años, que viajó, ella sí voluntariamente, desde Tultitlán, junto a su esposo. “Es mucha ayuda. Nosotros nunca tuvimos bienestar, toda nuestra vida fuimos muy pobres. En otro tiempo yo no hubiera venido para acá, porque no tenía para el pasaje, y ahora quisimos venir porque nos está yendo bien con la ayuda”, comparte.
—¿Qué cree que pase cuando se vaya López Obrador del gobierno?
—Pues, nosotros también ya nos vamos a ir —dice Inés, sin pesar—. Por lo que respecta a nosotros, tuvimos un final feliz, porque ahora nos damos el lujo de comer en la calle, y antes no, no podíamos ni salir.
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