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El Ejército dará protección a Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez en su campaña a la presidencia

Tanto la aspirante del oficialismo como la de la oposición contarán con equipos pequeños de seguridad castrense, que harán labores de inteligencia sobre las condiciones de los lugares que visiten

Zedryk Raziel
Claudia Sheinbaum y Luis Cresencio Sandoval
Claudia Sheinbaum y Luis Cresencio Sandoval, titular de la Sedena, durante una ceremonia en Ciudad de México, en una imagen de archivo.Graciela López Herrera (CUARTOSCURO)

En tiempos electorales, la inseguridad suele colarse a las campañas en México, normalmente en forma de debate, pero también, a veces, en forma de tragedia. Decenas de candidatos han sido objeto de ataques por parte del crimen organizado en los últimos años; muchos han muerto. Es una realidad con la que las autoridades mexicanas han aprendido a convivir en las coyunturas electorales. Incluso se ha acuñado el término de “violencia política” para explicar el fenómeno. El Gobierno suele brindar protección especial a los aspirantes, y el proceso electivo de 2024 no será la excepción. La candidata presidencial del oficialismo, Claudia Sheinbaum, y la abanderada de la oposición, Xóchitl Gálvez, serán resguardada por elementos del Ejército a lo largo de su campaña, en los ocho meses que faltan para la jornada electoral. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) les hizo el ofrecimiento de protección y ambas lo han aceptado.

Sheinbaum dijo a través de X que, en una reunión la semana pasada, ella solicitó a Luis Cresencio Sandoval, titular de la Sedena, un aparato de seguridad “sencillo”, que no le impidiera estar en contacto con la gente. Por su parte, Gálvez, que se reunió con el jefe de las Fuerzas Armadas este martes, dio más detalles de cómo será el dispositivo de seguridad. “La propuesta es un trabajo de inteligencia que ellos hacen para saber cuáles son las circunstancias que hay en la zona, una pequeña célula de apoyo, con un teniente coronel y un equipo que esté alrededor, simplemente para garantizar que todo esté tranquilo. Es algo básico, no estamos hablando de un aparato militar ni mucho menos”, dijo en entrevista con la prensa. Gálvez, que en un tiempo saltó a la fama por ser asidua usuaria de la bicicleta, reconoció que esa época ha terminado.

El presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha señalado anteriormente que para su Gobierno es muy importante resguardar la seguridad de Sheinbaum y Gálvez. “En esta temporada de elecciones, estamos ya definiendo un plan de protección a posibles candidatos […] para protegerlos y evitar desgracias. Nosotros queremos que todo transcurra en paz, como debe de ser; sin embargo, vale más prevenir, hay que actuar de manera precavida, por la temporada”, dijo en su conferencia del 25 de septiembre. Allí el mandatario explicó que, en los momentos de cambio, los poderes fácticos, desde las élites a los delincuentes, “se ofuscan” y “enrarecen” el ambiente. “Siempre, en la historia de México, los momentos de más efervescencia y divisiones, y hasta violencia, se presentan cuando se dan las transiciones, los cambios, las renovaciones de poderes; entonces, sí hay que cuidar, sí hay que estar pendientes y no dar pie a que se enrarezca el ambiente. Y eso siempre tiene que ver con la llamada clase política y con los grupos de intereses creados, siempre son las élites, no el pueblo, el pueblo es el mejor portado, el más responsable”, añadió.

La firma Etellekt ha hecho un monitoreo constante sobre hechos de violencia contra políticos y candidatos a puestos de elección popular, locales y federales. Conforme a los datos que ha recabado, desde el 2000 —año que marcó la era de la alternancia en México, luego de que el PAN arrebató al PRI la Presidencia de la República— han sido asesinados 1.271 políticos, de los que 144 eran aspirantes a puestos de elección locales y federales. Al paso del tiempo, los hechos de violencia han arreciado. Etellekt señala que eso podría obedecer al esfuerzo institucional de que cada vez más las elecciones locales coincidan con las federales, cada tres años. En 2018, año en que López Obrador y su partido, Morena, ganaron la presidencia y varias gubernaturas, diputaciones y senadurías, la firma registró 152 asesinatos de aspirantes. Tres años después, en las elecciones intermedias, hubo 102 homicidios.

Este escenario explica la intervención del Ejército como garantía de protección de candidatos. No obstante, en esta ocasión se advierte cierta urgencia. Hay una posible razón. Tanto el bloque oficialista como el opositor recorrieron los tiempos de la elección, adelantaron los procesos internos de definición de sus candidaturas y dieron comienzo anticipadamente a los actos de campaña. Tanto Claudia Sheinbaum como Xóchitl Gálvez han estado haciendo visitas a los Estados, donde han encabezado actos proselitistas masivos sin mayor protección que la de ayudantes particulares que hacen de guardias.

También es cierto que los focos rojos de violencia se han multiplicado en semanas recientes, en una coyuntura en que las cifras de las muertes violentas ya superan las registradas en cualquier otro sexenio. Tan solo algunos botones de muestra. En Chiapas han sido asesinados dos encuestadores de Morena, el partido oficialista, mientras que un tercero se encuentra desaparecido. De telón de fondo está la disputa de los cárteles más poderosos de México, el de Sinaloa y el de Jalisco (CJNG), por el control del territorio chiapaneco, puerta de entrada de Centroamérica al norte continental. Días antes, en Zacatecas, siete adolescentes fueron secuestrados, y seis de ellos asesinados, en un nuevo hecho de violencia que sacudió a un Estado hundido en la misma disputa de los mismos grupos criminales. Semanas antes, en Guerrero, fue asesinado el delegado de la FGR en el Estado, y luego el fiscal regional de la zona de Tierra Caliente; a los pocos días fue asesinado también el extitular de la Comisión de Atención a Víctimas.

López Obrador tiene una enorme confianza depositada en las Fuerzas Armadas para atender los asuntos más delicados, de la seguridad a la construcción de obras de infraestructura pública. El mandatario ha informado de la protección que dará el Ejército a Sheinbaum en una mañanera en la que volvió a defender a la institución castrense de los cuestionamientos a su participación en el caso Ayotzinapa. “Nuestro Ejército es un ejército popular. Por eso digo que soldados son pueblo uniformado, y cuando han cometido errores —que los han cometido—, ha sido fundamentalmente por órdenes de autoridades civiles, por órdenes de los presidentes civiles. Defiendo al Ejército y defiendo a las Fuerzas Armadas. ¿Y saben también quién defiende al Ejército y a las Fuerzas Armadas? La mayoría del pueblo de México”, ha sostenido en su conferencia de este martes.

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Sobre la firma

Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).

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