Sandra Cuevas coquetea con presentarse a la jefatura de gobierno de Ciudad de México: “Se escucha bonito”

Sandra Cuevas es últimamente la portada de un libro sin un final claro: dijo en febrero que abandonaría la política cuando terminara su mandato en la Alcaldía Cuauhtémoc, quiere ser secretaria de Seguridad desde junio, pero ahora también coquetea con la idea de la jefatura del Gobierno de Ciudad de México. “Se escucha bonito”, ha afirmado este miércoles en sus redes. La alcaldesa respondía así a las imágenes de los cientos de personas que se reunían el martes para escuchar el primer informe de su Operativo Diamante, el polémico proyecto para “recuperar el espacio público y brindar seguridad” en la demarcación. Al terminar su intervención, el público repetía una proclama: “¡Jefa de Gobierno, jefa de Gobierno!”.

En ese mismo informe, volvía a repetir que quería ser secretaria de Seguridad (”quiero dejar claras mis aspiraciones”), un mensaje que no ha escondido desde que dio una primera muestra a comienzos de junio. “Me gustaría ser la próxima secretaria de Seguridad Ciudadana, conozco el origen del crimen”, comentaba entonces. Desde ahí, lo ha defendido en repetidas ocasiones. En febrero, y acorralada por su enésimo escándalo político, Cuevas aseguró que dejaría su carrera política al finalizar su mandato en la Alcaldía de Cuauhtémoc —que termina en 2024—. Tardó cuatro meses en virar su trayecto.

Sus intenciones han estado apoyadas en su Operativo Diamante, el proyecto con el que busca poner orden con mano dura en la Alcaldía más céntrica de la capital. Las imágenes compartidas casi a diario en sus redes sociales documentan los movimientos que la mandataria ha ido realizando junto a su equipo por las calles desde el pasado 19 de junio. Destacando dos puntos: “el orden” y ″la disciplina”. No faltó un video utilizando una motosierra para reforzar la idea. En poco más de un mes, Cuevas ha recorrido 17 de las 33 colonias con 27 de esos operativos.

En el camino, también le ha acompañado la polémica, una acompañante habitual durante su carrera política. Una decena de colectivos sociales denunciaron la semana pasada en una manifestación que Cuevas está aprovechando esos operativos para realizar “una limpieza social”, expulsando de manera violenta a personas sin hogar o trabajadoras sexuales. Sus detractores defienden que la lucha contra las pérgolas es solo una de las caras del Operativo.

Para la alcaldesa, la misión es clara: “Orden del comercio y recuperación de espacios públicos, creación de senderos seguros, empleos y la meta de la Alcaldía más iluminada”. Y no se esconde, y acepta que la gran demarcación también es la más insegura de la capital. “Es una vergüenza que en esta Alcaldía duerma el presidente de la República, todos los cárteles del crimen organizado, el jefe de Gobierno de Ciudad de México y el secretario de Seguridad Ciudadana, cuando es la Alcaldía más insegura de la capital”.

Cuevas ha estado inmersa en diferentes polémicas desde su llegada a la Alcaldía capitalina. El día en el que anunció su retirada de la política —el 21 de febrero—, estaba acorralada por uno de los escándalos. Había mandado cortar la luz de un quiosco de Santa María de la Ribera, el lugar en el que se reúnen decenas de bailarines desde hace años para danzar los domingos. Cueva acusaba que aquella práctica, ya visto como parte de la identidad de la colonia, generaba demasiado ruido. Con menos eco, también mantuvo una disputa contra el color callejero, que terminó con la eliminación de los dibujos de los pequeños negocios que formaban parte del paisaje urbano.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país