Veljko Paunovic, cicatrices de la guerra para resucitar a las Chivas
El entrenador serbio, formado como futbolista en España, encara su primera final en el fútbol mexicano a cargo de una promisoria camada de jugadores
Las cicatrices de Veljko Paunovic (Strumica, 45 años) son invisibles a la vista. El serbio creció en la vieja Yugoslavia. La muerte de Josip Broz Tito, líder yugoslavo, trajo consigo la desintegración del territorio, el odio al vecino y la brutalidad de la guerra. La etapa que afectó a la familia Paunovic fue cuando la OTAN decidió bombardear lo que hoy es Serbia para forzar la rendición del régimen de Slobodan Milosevic. Fueron 78 días de misiles en el cielo. “El fútbol era mi cobijo, algo que me mantenía enfocado”, contó a inicios de este año al frente de las Chivas, uno de los equipos más populares de México que disputa la final de la Liga MX frente a los Tigres.
Con 20 años, Veljko Paunovic abandonó el Partizan de Belgrado para mudarse a España. Cuando era un adolescente le tocó el momento en el que los serbios eligieron a Milosevic como presidente en 1987, quien supo canalizar los rencores y desencadenó el conflicto bélico contra los croatas y los bosnios. “En un conflicto no hay ni mejores ni peores”, dijo el hoy entrenador de las Chivas a EL PAÍS en 2006. “Todas las partes cometen atrocidades. Los serbios nos equivocamos al elegir a Milosevic”, agregó aquel año. Ya en el fútbol español tuvo un paso por el Marbella y luego por el Atlético de Madrid. Deambuló por el Oviedo, Mallorca, Tenerife, Getafe, Almería, Hannover (Alemania) y Rubin Kazán (Rusia). Como centrocampista vivió una plaga de lesiones que le obligaron a retirarse a los 31 años.
Colgó los botines en el ropero, pero se puso la gorra de entrenador de inmediato. Como estratega encontró trabajo en la Federación de Fútbol en Serbia en las divisiones menores. Además, se certificó como entrenador en la UEFA y obtuvo un grado como director deportivo en la Real Federación Española de Fútbol. Su primer gran logro como director técnico lo encontró en 2015 cuando lideró a los serbios a ganar el Mundial sub 20 frente a Brasil. Ese logro parecía abrirle las puertas en Europa, pero prefirió el bajo perfil en el Chicago Fire de EE UU durante tres temporadas. Luego dio el salto al fútbol inglés con el Reading, en la Segunda División, donde tuvo una gestión de 18 meses en la pelea por no descender.
Pasó de la gloria juvenil con Serbia a pelear por la categoría en Inglaterra. No era el mejor escenario para un entrenador, pero sí el camino que debía seguir para ganar experiencia. Cuando Pauno, como le llaman, hacía sus estudios como director deportivo en España coincidió con Fernando Hierro, el mandamás de la federación entre 2007 y 2011; 2017 y 2018). El serbio quedó en el radar de Hierro, quien tras el Mundial de Rusia se marchó de la institución.
Las Chivas de Guadalajara, en México, estaban sumidas en una crisis. Desde 2017 no encontraban a alguien que pudiese encontrar la gloria que consiguió el argentino Matías Almeyda. Con él, los rojiblancos ganaron una Liga, una Copa y una Liga de Campeones de la Concacaf. Se marchó porque tuvo conflictos con los directivos. El dueño del club, Amaury Vergara, harto de fallidos procesos contrató a Fernando Hierro como su director deportivo. Le concedió total independencia. Entre los nombres que sonaron estuvo el de Albert Celades, quien dirigió equipos juveniles en España, pero Veljko Paunovic no era el candidato ideal para un equipo que juega exclusivamente con mexicanos.
Hierro le dio el espaldarazo a Paunovic y le nombró entrenador. Durante la pretemporada hubo zozobra. Pauno se ganó a todos con buenos resultados. Su debut comenzó con una victoria 0-1 frente a Monterrey. Sus pupilos alcanzaron el tercer lugar de la tabla con 10 victorias, cuatro empates y tres derrotas. Era, por lejos, el mejor escenario para las Chivas. En la liguilla, los rojiblancos ganaron a sus dos rivales por excelencia: al Atlas y al América. Este último fue el partido que le catapultó como un estratega de ensueño al remontar 1-3 en el estadio Azteca con toda la adversidad de jugar en terreno hostil y con la presión encima.
“Desde el primer día convencí a los jugadores de que ellos logren su mejor versión. Estamos a punto de culminar ese proceso. No vamos a parar y no vamos a perder la humildad. El fútbol se juega con la cabeza, corazón y huevos, tenemos las tres herramientas y hoy lo mostramos”, contó Paunovic tras las semifinales. Paunovic ha pasado del bajo perfil a ser el primer entrenador extranjero que llega a una final en México en su primera temporada. El aguante de Paunovic quiere corona.
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