La Unión Europea busca un acuerdo con México para intercambiar datos personales que ayuden a combatir el narcotráfico
Bruselas se plantea que Europol pueda compartir información con las autoridades mexicanas para frenar el aumento del tráfico de drogas provenientes de América Latina
Bruselas busca firmar un acuerdo con México para combatir el tráfico de drogas desde América Latina hacia Europa. El brutal aumento que tuvo la circulación en los países de la Unión Europea de narcóticos, principalmente la cocaína y las metanfetaminas, ha alertado a la Comisión Europea que ha llegado a plantearse la necesidad de negociar una alianza entre Europol y las autoridades mexicanas para facilitar el intercambio de información en el combate al narcotráfico. Las negociaciones estarán enfocadas en alcanzar un acuerdo que permita la transferencia de datos personales para desarticular bandas del crimen organizado a ambos lados del Atlántico. Los pasos siguientes para Bruselas apuntan hacia acuerdos también con Perú, Ecuador, Brasil y Bolivia.
La preocupación que motiva a la UE a buscar un pacto, según detalla en una recomendación con fecha del 9 de marzo, es que los grupos de la delincuencia organizada latinoamericanos representan una “grave amenaza” para la seguridad interior porque el alto consumo de drogas impacta en el alza de otros delitos. Bruselas ha detectado que en el último tiempo “la disponibilidad de cocaína en Europa se encuentra en un máximo histórico”. La droga es ahora más accesible que nunca antes. De las incautaciones efectuadas en el continente, la mayor parte del producto llegó por vía marítima, principalmente en contenedores, y fue enviada desde los países de producción, incluido México y otros puertos de salida de América Latina. Un ejemplo que usa Bruselas para ilustrar esto es una incautación que se hizo en Eslovaquia en 2020 de 1,5 toneladas de metanfetamina originaria de México.
Los datos que podrá intercambiar Europol con las autoridades mexicanas incluyen origen étnico o racial, opiniones políticas, convicciones religiosas o filosóficas, afiliación sindical, datos genéticos, datos biométricos, datos relativos a la salud, a la vida sexual y a la orientación sexual de una persona, de acuerdo a los lineamientos establecidos por Bruselas. El límite que ha planteado la Comisión, de momento, es que la investigación esté vinculada a un delito penal y “que se contemplen garantías adecuadas con relación a la protección de la privacidad y las libertades y los derechos fundamentales de las personas”.
La llamada a negociar de Bruselas se basa en una estrategia que pone en el foco “la urgente necesidad de seguir desarrollando la inteligencia de Europol sobre delincuencia grave y organizada”, además de mejorar el intercambio de datos e investigaciones con otros países “que constituyen los principales centros para la delincuencia organizada de alto riesgo que afecta a los Estados miembros de la UE”. Por esto, además del acuerdo con México, se menciona la necesidad de buscar alianzas con Perú, Ecuador, Brasil y Bolivia.
Las últimas cifras reportadas por Naciones Unidas señalan un repentino aumento de tráfico de drogas desde América Latina hacia Europa. Algo que replica el documento de Bruselas, que puntualiza que actualmente se “trafican a la UE cantidades sin precedentes de drogas ilícitas procedentes de América Latina”. El Informe Mundial sobre la Cocaína 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito señala que las rutas de trasiego de drogas hacia Europa han evolucionado y los cargamentos con origen en los países del Cono Sur y Centroamérica han aumentado.
“La cocaína de Bolivia y Perú se transporta cada vez más a través de la llamada ruta del Cono Sur a través de Paraguay y la vía fluvial Paraná-Paraguay. Los grupos criminales, a menudo de Brasil, usan aviones para cruzar la frontera y luego botes a lo largo del río hasta el Atlántico”, dice el informe. Los puntos a los que llega la cocaína en Europa también han cambiado. Bélgica y Países Bajos han pasado a ser los principales puertos que reciben esos cargamentos, que han desplazado a las históricas rutas de la península Ibérica, según Naciones Unidas. En ese escenario, las redes mexicanas son consideradas “una amenaza para Europa” por su capacidad para “adquirir grandes cantidades de cocaína directamente a productores de América Latina” y transportarla a Europa.
Con las cifras al alza y las rutas en constante evolución, Bruselas busca mayores intercambios de información para hacer frente a la situación. “Los carteles mexicanos son organizaciones multinacionales polidelictivas y han intensificado sus actividades delictivas en la UE, desarrollando un negocio delictivo a la medida, utilizando numerosas estructuras empresariales legales para apoyar otros delitos, como el tráfico de drogas”, dice la recomendación de la Comisión Europea. Los datos que manejan les sugieren que las organizaciones criminales de ambos lados del océano operan en colaboración para transportar y producir en territorio comunitario.
El acuerdo incluso podría alcanzar otras áreas por fuera del narcotráfico, e incluir crímenes cometidos en plataformas digitales y delitos medioambientales. Europol ha destacado este martes la importancia de estos acuerdos para ayudar a los miembros de la UE a perseguir la delincuencia organizada. El Consejo Europeo ya ha autorizado negociaciones con otros países como Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, Túnez, Turquía y Nueva Zelanda. Con este último se firmó recientemente el primer acuerdo.
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