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CIEN DÍAS DESPUÉS

No hay datos, no hay huellas, no hay nada: la Fiscalía ante el caso de Paola Ocampo

La familia desconoce si avanza la investigación judicial sobre la intendenta hallada muerta en una cisterna en Chiapas

Familiares de Paola Ocampo protestan en la fiscalía.
Familiares de Paola Ocampo protestan en la fiscalía.Christian González

Han pasado cien días desde que el cuerpo de Paola fue hallado en la cisterna de una escuela. Paola Ocampo trabajaba en la escuela Primaria David Gómez, en Tuxtla Gutiérrez, la capital del Estado de Chiapas, al sureste de México. El colegio tiene una matrícula de 400 alumnos y cuenta con una veintena de maestros. Paola tenía 36 años y llevaba seis trabajando como intendenta: su trabajo era la limpieza de las áreas comunes, de los salones, y abría puntualmente las puertas del plantel a las 7:30 de la mañana de lunes a viernes. Era una presencia conocida para varias generaciones de niños, para madres y padres de familia, para toda la comunidad escolar.

El 7 de diciembre de 2022, Paola salió de su casa, hizo su rutina de todos los días y nadie más la vio después de que abriera las puertas de la escuela. Una de sus hermanas, al ver que la tarde de ese miércoles no regresaba a casa, alertó a las autoridades escolares y a la sección VII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). La noche del 7 y la mañana del 8 se movilizaron todos, salieron a las calles con carteles exigiendo su localización. El jueves 8 de diciembre fue hallado el cuerpo de Paola dentro de una cisterna de la propia escuela, en la parte trasera del inmueble.

En video, Los familiares de Paola durante la protesta. Vídeo: Christian González

Tras el hallazgo, la fiscalía realizó la necropsia e informó la causa de la muerte: “asfixia mecánica por sumersión en medio líquido”; les entregó el cuerpo a sus familiares, quienes lo sepultaron al siguiente día. María Ocampo, hermana de Paola, confirma que la fiscalía les pidió no incinerar los restos en caso de que fueran necesarios más estudios durante la investigación, pero 100 días después no han tenido ninguna novedad. “Sí nos convocaron, pero dicen que todavía está en proceso todo, siguen investigando. No tienen nada aún”, dice María en entrevista telefónica. Las autoridades tienen en su poder el teléfono móvil de Paola, como parte de la investigación, pero tampoco ha servido de nada. “Nos dijeron que en el celular todavía van a checar porque no han podido sacar datos, nada. Absolutamente nada, que no existen evidencias, que no hay huellas en la cisterna ni alrededor, nada. Que tengamos paciencia y sigamos esperando, que todavía está en pañales (la investigación), no han logrado encontrar nada por el momento”. Nada, absolutamente nada, nada, repite María. ¿Cuánto tiempo debe pasar para que deje de “estar en pañales” una investigación de la fiscalía? Solo ellos lo saben.

La Sección VII de la Coordinadora, de la que formaba parte Paola como trabajadora educativa, dice no saber nada de las investigaciones y tampoco se quiere involucrar; su vocero, Enrique Sántiz, nos confirma que no han dado seguimiento al caso. El periodista local Christian González, quien ha reporteado el feminicidio, nos explica que las movilizaciones y apoyo de la CNTE en los primeros días tenía la intención de respaldar al personal de la escuela para evitar que las autoridades “crearan un chivo expiatorio” señalando a algún trabajador por este feminicidio; hasta ahí llegó su “ayuda”.

La familia de Paola no ha sido informada de ninguna línea de investigación y no se atreve a señalar a algún responsable. La única certeza que tiene es que no quiere que el feminicidio de Paola sea olvidado. El 8 de marzo pasado marcharon del edificio de la fiscalía general al Parque Central en Tuxtla Gutiérrez en busca de justicia. La consigna de la marcha fue: “Gritamos por las que ya no están, por las que aún estamos y por las que vendrán”.

Un 7 de diciembre, Paola se hizo parte de la estadística: se convirtió en una de las 11 mujeres que son asesinadas cada día en México. Nada volvió a ser igual en la escuela David Gómez. Actualmente, permanece cerrada y hay una sede alterna a la que asisten algunos alumnos, los que quedan después de este asesinato.

Una clara apuesta al olvido, una investigación que se resume en “nada”, un feminicidio más en un océano de casos que siguen flotando en la impunidad.

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