Daniela Romo: “El cáncer ha sido la experiencia más luminosa que he tenido”
La cantante y actriz mexicana estrena película en marzo, triunfa en los escenarios y su música se oye en series de moda
A Daniela Romo (Ciudad de Mexico, 63 años) le mandan videos sus amigos a las tres de la madrugada para contarle que están bailando sus canciones en la discoteca. Esa música ha cumplido 40 años, son ya clásicos de la cantante que movía aquel pelazo de metro y medio como un capote taurino. Ahora tiene la melena más corta y hace una década la perdió por completo por culpa de un cáncer del que se recuperó para estar más viva que nunca: estrena película en marzo, acaba de actuar en el Auditorio de México y sus canciones se escuchan en series de moda a un lado y otro del Atlántico. ¿Quién no quiere ser esa locura que vibra muy dentro… Na ha ha? La secretaria que le pedía a su jefe que se fijara en ella es hoy una mujer libre, a gusto con su cuerpo y con su mente. Feliz y dicharachera, lo mismo imita el acento andaluz que se peina antes de las fotos en medio del salón.
Pregunta. Está usted fantástica.
Respuesta. Amén.
P. Dicen que a las mujeres de cierta edad ya no se las ve, que nadie cuenta con ellas.
R. Yo es que paso, ¿me entiendes? La edad no significa nada, lo que importa es seguir creando, experimentando. La edad no alcanza, de todos modos, para saber todo lo que se quisiera saber o aprender, para leer todo lo que se quisiera leer. Me alegra mucho ir viviendo mis transiciones de edad.
P. En la película de Gino Tassara, Reinas sin corona, hace usted de Delfilia, una madre que permite los abusos de su hija por dinero, por drogas.
R. Se estrena en marzo en Perú, el Día de la Mujer. Son inabarcables las circunstancias que nos rodean a las mujeres, la violencia está desatada, las matan, las golpean. Es espeluznante. Y ni quién haga caso.
P. Algo se ha avanzado.
R. Yo soy optimista, simplemente me ha entrado en la conciencia lo que está pasando, me dicen que si soy feminista, digo que soy mujer, viví en un matriarcado, amo y respeto a las mujeres y tengo muchas hermanas, amigas, mujeres. Agradezco tener amigos hombres que son feministas
P. ¿Cuándo le ha entrado en la conciencia lo del feminismo?
R. Cuando tuve mi cáncer, hace 10 años. No que no lo hubiera pensado antes, lo traía conmigo, pero el dolor de la enfermedad y la experiencia que vives te hace repensar las cosas. Vas haciendo esa cadena de sororidad con las otras que están enfermas. Yo ya conocía a Luz Casal [quien también pasó por un cáncer], pero coincidimos en una entrega de los Grammys y corrimos a abrazarnos, eso no se olvida jamás.
P. Dice que tuvo una madre proveedora. Su padre no aparece por ninguna parte.
R. Es que mi madre fue madre soltera, entonces, dime si no seré feminista, ¿verdad? Y después ella se casó cuando yo tenía como cuatro años con papá Alberto, que me dio el apellido y una hermana maravillosa a la que amo. Pero me crie con mi madre, con mi abuela y con la tata de toda la vida, que fue quien sacó el dinero de debajo de su colchón para que yo me inscribiera en la escuela de Teatro. Así que…
P. ¿Actriz o cantante?
R. No puedo separarlo, amo ser actriz inmensamente, es lo que me ha permitido investigar muchas cosas, entender otras mentes y pensamientos, darle tu cuerpo y tu espacio a un pensamiento que no es tuyo, a circunstancias que no son las tuyas. Es más enriquecedor, pero ¿quién quiero ser? Pues quiero ser como Concha Velasco, ¿me entiendes?, o aquí en México como Silvia Pinal. Yo quiero ser ellas, cantaron, bailaron. A Concha Velasco la admiro mucho.
P. ¿Cómo ve la música de ahora?
R. Yo no la entiendo, la acepto porque todo el mundo tiene sus inquietudes y su manera de crear, pero estando en Miami en 2000 escuché por primera vez el perreo y dije, señor, dónde hemos venido a parar, ¿esto es lo que cantan y bailan ahora? Y qué palabras, no es posible esta devaluación del lenguaje. En mi época en España bastaba escuchar lo que hacía [José Luis] Perales, por no decirte mi Serrat, ¿verdad?, que eso es otra historia. Pero aquellas letras de Perales o lo que cantaba Dyango o Miguel Bosé… Letras. O las cosas que canta Luz, perdón, pero...
P. ¿Y no le van a decir que es una abuela cebolleta por opinar así?
R. A mí no me importa, me pinto las canas, tengo 63 años y soy feliz, me acepto tal y como soy, feliz de estar viva.
P. ¿Cuándo se vio más sabia y le importó tres pepinos lo demás?
R. A mí me dio al final de mis 40. Y luego ya después de lo que me tocó pasar se me reafirmó mucho más. El cáncer me lo detectaron en 2011: calva, cejas, pestañas, todo. Me volví a arrancar a trabajar y me dije, pues ahora es cuando, chile verde, le has de dar sabor al caldo.
P. Daniela Romo sin pelo.
R. Hasta mi oncólogo lloraba el día que le dije: ya no puedo más, me lo voy a quitar, se me cae horrible. Y me dice: ‘Pero eres Daniela Romo’. Ya, pero no soy una mata de cabello. Es que es una experiencia muy especial verte al espejo como un bebé, porque claro no tienes el pelo ni las cejas ni las pestañas, nada: desnuda en el espejo, con media chichi [teta], en fin, pues te dices: ‘mira, soy un bebé, me estoy volviendo a parir, pero ahora, yo misma me estoy pariendo’.
P. El cáncer le dio para pensar mucho y bien.
R. Es lo que toca. El cáncer ha sido la experiencia más luminosa que he tenido. Dije: no voy a luchar contra ello, sino que voy a abrazarlo y lo voy a vivir. Yo sé que hay quien me escuchará y no le gustará, pensarán que hablo así porque yo sobreviví, claro, eres como la que sobrevivió al avionazo, es fuerte. Lo que más me ha iluminado fue el dolor.
P. Su vida privada es puro hermetismo.
R. Cuando vivía en España y veía todas esas revistas y yo decía, coño, qué escándalo. Y ahora me preguntan si soy del equipo de Shakira o del otro. ¡Concha de su madre, pero a mí qué me importa!
P. Hoy todo el mundo airea su vida en las redes sociales.
R. Se llama morbo. Tan es así que ahora se muere alguien y se lamentan de que no han dicho de qué ha muerto. Y qué te importa, ¿te caía bien?, pues prende una vela. Pero a ese extremo hemos llegado, qué coñazo, la verdad.
P. Es usted una gran lectora.
R. Espera, tengo sed, ¿quieren un poquito de vino? Que ya es viernes y el cuerpo lo sabe. Sí, soy una lectora ávida, mi favorita es la literatura de España, son los autores que más leo. Echo de menos a Javier Marías, leerlo en el periódico, yo no me pierdo a Rosa Montero, mi favorita, he leído todo de ella. Manuel Vicent me fascina. La irrupción de Irene Vallejo me ha parecido fantástica.
P. ¿Desde cuándo es lectora?
R. Desde pequeña, fui a un colegio francés, nos regalaban libros por buenas calificaciones. Siempre soñé con estudiar Filosofía y Letras en la Sorbona, pero luego me dio por querer ser actriz. La vida no alcanza para tantas cosas que uno desea.
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