La inflación en México afecta el poder adquisitivo de los más pobres
Los hogares de menor ingresos experimentaron una inflación casi 2% mayor en 2022
En México, primero son los pobres, sobre todo al momento de sentir los efectos negativos de la inflación en su capacidad de compra. El país terminó con una tasa de inflación de 7,82%, un porcentaje mucho mayor para los hogares con menores ingresos debido a sus patrones de consumo y el aumento proporcional del gasto que registran las familias respecto a sus niveles de ingreso.
Según un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), las personas más pobres destinan una fracción mayor de sus ingresos a la compra de alimentos, los que han registrado un aumento de más de 14% al cierre de 2022. Así, la inflación para los hogares del primer decil (con un ingreso promedio de 3.313 pesos al mes, de acuerdo con los cálculos del Inegi), experimentaron una inflación de 9,7%, mayor a la generalizada y, en cambio, los hogares con ingresos mayores a los 54.000 pesos, experimentan una inflación menor.
Los esfuerzos para mejorar la capacidad de compra no son suficientes. El incremento de 20% al salario mínimo, que el Gobierno mexicano ha presumido como una “recuperación del 90% del poder adquisitivo” de los trabajadores con este ingreso, en realidad es menor. David Lozano, académico del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM, señala en entrevista que la recuperación real del salario mínimo no es del 90%, sino del 42%. “Para que la recuperación fuera del 90% no tendría que haber cambios sobre los precios, se tendrían que haber quedado estáticos”, comenta.
Adicionalmente, solo 6,4 millones de trabajadores formales percibe un salario mínimo de una base de población económicamente activa de más de 57 millones de mexicanos que percibe un ingreso. Más del 80% de los empleados en el país se encuentran entre los deciles tercero y sexto, con ingresos que van de los 7.425 a los 13.369 pesos al mes y quienes también han experimentado una inflación mayor a la estimada por el Inegi para todo el país.
Flor Reyes, una trabajadora doméstica de 52 años, nota claramente cómo gasta más en comida. “Hay que estirar el gasto para comer, no queda de otra”, comenta en consulta. Pese a que existen alimentos que han registrado aumentos menores, o incluso han tenido una disminución de precio, el consumo realmente no varía, según el economista de la UNAM. “Se cree que porque tienen más dinero, podrían comprar mucho más, pero la tendencia no es a comprar más, sino a ajustar el gasto”, señala.
Para los trabajadores de la llamada clase media y quienes están sujetos a los incrementos salariales contractuales, el incremento en el poder adquisitivo ha sido marginal. De acuerdo con cifras del Banco de México, la subida para este sector de la población ha sido de 8,4% hasta noviembre de 2022. “A diferencia del salario mínimo, solamente han registrado una mejora del 4%, porque los salarios contractuales han subido directamente en dinero entre 4 y 5%, el resto han sido subidas a las prestaciones”, precisa Lozano.
La brecha entre pobres y ricos es cada vez más evidente. Hasta antes de la crisis sanitaria por el coronavirus en el país, eran los hogares de mayores ingresos los que registraban una mayor inflación, sobre todo por el costo de insumos como la electricidad o el gasto en artículos electrónicos, pero esta tendencia se revirtió en 2021 y se profundizó al cierre de 2022. “El 10% de los hogares con los mayores ingresos destinan más recursos a servicios como la educación y mantenimiento de vehículos, los cuales han registrado menores tasas inflacionarias”, señala el IMCO.
Recuperación a paso lento
La desaceleración de los niveles inflacionarios, la fortaleza del tipo de cambio con el dólar y la estabilidad geopolítica a nivel internacional son factores positivos para mejorar los niveles de compra de los mexicanos. “Si mejoran los ingresos por petróleo, se mejoran los programas sociales, los subsidios para combustibles, o mejoras de compra de alimentos para mantener precios bajos”, dice Lozano.
Sin embargo, los subsidios que ha dedicado el Gobierno para contener los precios, ya están pasando factura al Gobierno. “Si bien medidas como los subsidios a las gasolinas han sido más efectivos para contener la escalada de precios energéticos, implican un alto costo para las finanzas públicas, por lo cual son muy difíciles de implementar por tiempo indefinido sin que representen un riesgo para la Hacienda pública”, precisa el IMCO.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.