El último acto político de Miguel Barbosa
Los homenajes póstumos del gobernador estuvieron marcados por discursos oficiales, la presencia de López Obrador y el Gabinete presidencial, y las últimas arengas de sus seguidores
El féretro de Miguel Barbosa Huerta se abrió paso por el Congreso de Puebla entre aplausos, sollozos y marchas fúnebres. Así empezó el primero de los tres homenajes póstumos en honor al gobernador fallecido a cargo de los tres poderes estatales. La repentina muerte del mandatario de 63 años ha vuelto a sacudir al Estado, que ha tenido a cinco personas al frente del Ejecutivo en tan solo cuatro años. Otra persona más, un gobernador sustituto que será designado por los diputados, se sumará a esa cadena. La incertidumbre por la sucesión en el terreno político se ha entremezclado con la solemnidad de los discursos oficiales y el luto que convierte en tabú las viejas rencillas que despertaba Barbosa cuando seguía con vida. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dedicado los primeros minutos de su conferencia de prensa diaria para hablar del deceso del veterano político y después se ha apersonado en el último de los homenajes para expresar sus condolencias. “Trabajamos juntos en Puebla y en todo el país, tengo muy buenos recuerdos de él“, ha dicho este miércoles en Casa Aguayo, la sede del Gobierno poblano.
“Conocía a Miguel desde hace muchos años, cuando iniciaba la lucha por la democracia, hace alrededor de 25 años”, recordó López Obrador. Durante años se especuló sobre la relación entre el presidente y el gobernador fallecido, pese a militar juntos en Morena y antes en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). No era un secreto que tuvieron sus diferencias. El Ejecutivo federal dejó de lado lo personal y pronunció un discurso eminentemente político, pero tocó ese tema. “Llegó un tiempo en el que nos separamos, pero no tardamos mucho en volvernos a unir”, reconoció el mandatario. López Obrador dijo que él mismo invitó a Barbosa a sumarse a su movimiento hace cinco años, pese a ser senador por el PRD, y agradeció la lealtad del gobernador a su proyecto político. Hace apenas tres semanas, el mandatario poblano fue visto en silla de ruedas en una marcha a favor del presidente en Ciudad de México, una convocatoria que fue idea del propio Barbosa, según López Obrador. “Él fue el primero en hablar de que debíamos hacer una marcha”, dijo.
Antes, el cuerpo del mandatario fue velado en el Congreso de Puebla y trasladado en un cortejo fúnebre por el centro de la capital del Estado hasta llegar al Palacio de Justicia, a tan solo una calle. “¡Gobernador, gobernador!”, se escuchaban los vítores afuera del recinto legislativo y durante su funeral. Varias coronas de flores podían verse sobre el ataúd antes de ser depositado dentro de la carroza fúnebre. El vehículo avanzaba a paso lento ante la mirada de una multitud de habitantes que salieron a las calles para despedirlo con aplausos, silenciados por el ruido de las sirenas de las patrullas que escoltaron el traslado. La última parada fue la sede del Ejecutivo, donde fue el cuerpo recibido con música de mariachi. Las ceremonias se han desarrollado en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
Las cámaras se han centrado primero en su esposa, Rosario Orozco Caballero, y en sus hijos. “Gracias, licenciado, por haberle dado la oportunidad a mi esposo de gobernar este hermoso Estado”, dijo su viuda a López Obrador ante un podio donde se leía: “Barbosa encabezó un gobierno de la gente que engrandece a Puebla”. Orozco repasó las batallas de su marido contra “un poder oscuro”, su estilo tosco de hacer política, sus constantes confrontaciones y su largo, sobre todo tortuoso, camino al poder en el Estado. “Miguel Barbosa era un hombre preocupado por su gente, preocupado por Puebla, preocupado por su familia. Adoraba a sus hijos, fue un gran padre, fue un gran hombre, fue un gran hijo, fue un gran hermano y fue un gran amigo de todos, ese era Miguel Barbosa”, afirmó su esposa.
Después, los focos se posaron en la llegada de actores de la primera línea política de Morena, partido en el que militaba desde 2017. Además de López Obrador, han estado presentes la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y el canciller, Marcelo Ebrard, así como el director de la Comisión Federal de Electricidad, el también poblano Manuel Bartlett. Acudieron también y se sentaron en primera fila el titular de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; el secretario de Marina, Rafael Ojeda, y el de Gobernación, Adán Augusto López, entre otros. Esos tres miembros del Gabinete y el presidente cantaron el himno nacional al lado izquierdo del féretro. A la derecha se colocaron la esposa de Barbosa y sus hijos. Barbosa estuvo 45 años en política, toda su vida adulta y, como tal, los homenajes póstumos también fueron su último acto político: un tributo marcado por los discursos, arengas con tintes de mitin y apariciones de viejos aliados y rivales. Mitad despedida, mitad mañanera.
En un breve mensaje durante la noche del martes, una portavoz de su Gobierno achacó el deceso a “causas naturales”. Barbosa había tenido problemas de salud desde el pasado fin de semana y reconoció en uno de sus últimos actos públicos que tenía molestias en el brazo. El gobernador, que padecía diabetes desde hace tres décadas, se ausentó de sus actividades el lunes y el martes. Después se confirmó que fue trasladado a un hospital de Ciudad de México para recibir atención médica, aunque su equipo de comunicación aseguró que estaba “estable”. Pocas horas después se dio a conocer su muerte. El hermetismo de los últimos días sobre su salud se ha extendido tras su fallecimiento: aún no se ha dicho en concreto de qué murió el mandatario.
Ana Lucía Hill, secretaria de Gobernación, ha sido ratificada como encargada del despacho. Está previsto que su interinato dure apenas unos días. El Congreso del Estado, controlado por Morena y sus aliados, nombrará en las próximas semanas al sustituto, que estará hasta que concluya el mandato en diciembre de 2024. El gobernador Barbosa será enterrado el día en que iba a rendir su cuarto informe de Gobierno. En medio de un nuevo funeral, Puebla busca una vez más un gobernador.
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