La Academia Mexicana de la Lengua ‘encuera’ el habla de los mexicanos con un ‘Diccionario de mexicanismos’
Una ‘chamba’ de los académicos que reúne unos 11.000 lemas que se usan en los 32 Estados de la República mexicana
La Academia Mexicana de la Lengua se ha embarcado en la titánica tarea de reunir en un libro un titipuchal de palabras de origen mexicano en el nuevo Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos. Una chamba de los académicos que reúne unos 11.000 lemas que se usan en todo el país. Al abrir sus páginas, el lector se sumerge en miles de palabras que recuerdan las calles de México, pero también aquellos ambientes formales y hasta godínez donde las palabras de este país han ido cobrando vida. No es para nada un trabajo chafa, sino una minuciosa exploración del lenguaje que se habla en los 32 Estados de la República mexicana.
Al explorar el diccionario, el lector podrá notar dos cosas: que el español castellano ha cambiado significativamente en los últimos siglos desde la llegada de los gachupines, pero que también la influencia del gabacho está permeando en la forma en la que los mexicanos se expresan. Además, la recopilación refleja que muchas palabras que eran originalmente mexicanas ya han sido adoptadas por hispanohablantes de otros países de América Latina. “Es mucho más lo que compartimos que aquello en lo que diferimos”, cuentan los académicos sobre la exploración que hicieron para el diccionario.
El Diccionario de mexicanismos puede llevar al lector a sumergirse por horas en la búsqueda de palabras hasta enmuinarse. También puede ser un buen pretexto para papalotear o para enseñarle a los morritos sobre el lenguaje de su país. El aprendizaje no es solo para los más jóvenes o para extranjeros: navegar en la lista de modismos es también conocer el lenguaje de distintas regiones en un país tan vasto como México. El mosaico de expresiones es tan abundante que incluye un verbo de reciente creación: cruzazulear. Inspirado en el equipo de fútbol de Ciudad de México, Cruz Azul, y que está definido en el diccionario como “quedar en segundo lugar, generalmente contra la expectativa”.
Al ojear el diccionario es imposible no encontrar una sensación de calle al ras de la banqueta. Pensar, quizá, en un mexicano que sale por la tarde al parque más cercano a su casa para comprar un esquite o, si hace calor, para refrescarse con un chocomil. En chilpayates que llevan petacas llenas de juguetes, como carritos o cualquier cháchara que le compraron a un vagonero en el metro para entretenerse, que aunque sea medio chafa quedé bien después de una chainiada.
Concepción Company, presidenta de la Academia Mexicana de la Lengua, ha contado en una entrevista con este diario que el mazacote de expresiones contenidas en el tomo no son esencialmente indigenismos, y que aunque algunas palabras derivan del náhualt o el maya, los académicos se han concentrado en el uso corriente de las expresiones. “Un mexicanismo es una forma que tiene estatus de norma usada cotidianamente en cualquier ámbito de la vida de los mexicanos”, contó Company sobre la talacha de los especialistas que reunieron los modismos.
La presentación del diccionario en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) será el próximo martes 29 a las 20.00 en el salón 3. No habrá huateque, que se sepa, pero el público no tendrá chance de agüitarse porque podrá hacer preguntas a Company y a Gonzalo Celorio sobre el libro. Para asistir ya no es necesario llevar cubrebocas a los eventos, pero el cupo es limitado.
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