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La denuncia de la comediante Melissa Yamel por abuso sexual aviva el debate sobre el consentimiento en México

La joven de 27 años acusó públicamente al comediante Mau Nieto y al productor Juan Carlos Escalante por agredirla sexualmente después de emborracharla en un bar. Su testimonio ha puesto el foco sobre la cultura de la violación en el país

María Julia Castañeda
Melissa Yamel
Melissa Yamel (27 años), la comediante mexicana fundadora de 'Morras Insolentes', una productora de comedia 'stand up' feminista, durante un evento en 2021.Brian Carpiet (Cortesía)

Los chistes sobre violencia machista y sexual que se escuchaban en el bar Woko Comedy Club, en Ciudad de México, se volvieron realidad en los baños del local ubicado en la colonia Condesa. Una noche de febrero de 2018, Melissa Yamel Rivera apretaba con fuerza la perilla de la puerta para que nadie entrara. Adentro, el comediante Mauricio Nieto la atacaba sexualmente. Momentos antes, el famoso humorista que acababa de estrenar un especial en Netflix le había comprado varios tragos antes de arrastrarla del brazo a ese baño, sin que ella hubiese dado su consentimiento. Del otro lado de la puerta, risas y gritos de personas que les apuraba a salir o trataban de entrar, y no para auxiliarla. Ese es solo el inicio de la denuncia por violencia sexual que la joven de 27 años ha difundido más de cuatro años después, con la que ha destapado una de las caras más oscuras de este círculo del espectáculo y ha puesto el foco sobre el sistema que sostiene la cultura de la violación en México.

Su pesadilla no terminó al salir de ese baño. Rivera recuerda que únicamente quería llegar a casa, pero en el camino se encontró con el productor de comedia Juan Carlos Escalante. Aceptó que la llevara, sin embargo, a la mañana siguiente despertó sin ropa en la cama de él. “Antes de irme, Juan Carlos me hizo una insinuación sexual a la cual me negué. Me fui”, narra la comediante en un hilo de Twitter que lanzó el martes pasado, y que cayó como una bomba en las redes sociales. “Si lo que dije es una bomba es de esas que cuando caen en la tierra lanzan un montón de fragmentos pequeñitos que se incrustan y que siguen lastimando en el cuerpo”, describe la joven en entrevista con EL PAÍS. “Yo creo que la bomba ya explotó, ya dije lo que tenía que decir y las consecuencias positivas están increíbles. Ahora, yo también tengo miedo, pero me daba más miedo no hacer nada, quedarme callada. Me siento liberada y contenta”, comparte.

Cuando Rivera publicó su caso en Twitter, desató toda una serie de reacciones y ataques en su contra, pero también se sumaron denuncias de otras mujeres contra el cómico, como es el caso de Ximena Moreno, quien denunció que Nieto la drogó hace cuatro años en una fiesta sin que ella se diera cuenta y trató de agredirla. “Estar en un espacio cerca de él no es seguro para ninguna mujer, en enero del 2017 salí con uno de sus amigos, cenamos y después fuimos al departamento de Mauricio a jugar juegos de mesa… el tipo puso algo en mi bebida cuando salimos a fumar”, narra en un hilo de Twitter que publicó el pasado 16 de agosto después de que saltara la polémica.

Con la denuncia de Rivera se ha abierto el micrófono para debatir qué es el consentimiento y por qué si una agresión sexual se produce aprovechando que la víctima está drogada, alcoholizada o sometida de alguna manera, sigue siendo una agresión sexual. “La única manera de ampliar el mensaje era, tal cual, vulnerarme al ojo público”, reconoce la joven al otro lado del teléfono. “Mi círculo cercano lo sabía, pero también es importante destacar que Mauricio Nieto es una figura pública, Juan Carlos Escalante también lo es, y yo creo que la comedia no debería ser regida por hombres que abusan de su poder”, sostiene.

Su testimonio también ha visibilizado los claroscuros del mundo de la comedia, en donde es fácil disfrazar la violencia de broma y, así, perpetuarla. Y donde es común hacer chistes sobre la cultura de la violación y la violencia normalizada contra las mujeres. El mismo Nieto lo hizo en el especial de comedia Todo el Mundo Cree que Soy Gay, emitido en el canal Comedy Central, en 2017. “Las mujeres de hoy en día se ofenden por cosas que no deberían ofenderse. Tú les mandas una foto de tu pito y se emputan, pero no les pongas la [canción de reguetón] que dice: ´si te falto al respeto y luego culpo al alcohol, si levanto tu falda me darías el derecho a medir tu sensatez’, y [las mujeres] la cantan y la bailan y la gozan. No mames, pero no les digas tú lo mismo en la oficina, porque se emputan”, contaba Nieto en su espectáculo.

Mauricio Nieto ha publicado un comunicado en sus redes sociales en donde asegura que está “tranquilo y dispuesto” para, en caso de ser necesario, aportar los elementos para acreditar su inocencia. Sin embargo, no ha negado el encuentro y ha señalado que “existe una gran diferencia entre los encuentros sexuales consensuados y aquellos que atacan la libertad sexual de las personas; confundirlos causa daños irreparables a nivel personal, familiar y laboral, afectando una carrera que he construido durante muchos años y con mucho esfuerzo”. Este periódico contactó tanto a Nieto como al productor Juan Carlos Escalante. Hasta el momento de la publicación de este artículo, ninguno ha respondido la solicitud de entrevista.

La abogada feminista Fátima López señala que en la ley mexicana ni siquiera existe una definición de consentimiento en términos de violencia sexual. “Tenemos el artículo 2 del Código Penal que establece qué es consentimiento, pero no dice nada en cuanto a la perspectiva de género, ni a una violación”, apunta la coordinadora de la Red de Abogadas Violeta. La defensora indica que se han presentado reformas para incorporar la definición que requiere el contexto en el que viven las mujeres en México, pero la última está sin avanzar desde el pasado 22 de abril. Aunque este debate es relativamente nuevo, en otros países ya se ha incorporado en las leyes. Por ejemplo, en España la ley de libertad sexual de este año subraya que no existe el consentimiento cuando la víctima está drogada o bebida. Igual que lo recoge la legislación sueca desde 2018.

Por otro lado, la abogada considera que existe un patrón en este tipo de violencia perpetrada por quienes tienen el poder, que se puede notar en el mundo del espectáculo, en donde las mujeres son victimizadas después de denunciar. “Las mujeres siempre estamos en tela de juicio. Siempre somos señaladas y luego dicen: ‘le destruyó la carrera a una persona, en una noche o en un día o en un comentario o en una red social, debería denunciar’; sin entender, que aunque denuncies vas a tardarte horas en la Fiscalía”, señala López. “Además de que solamente 2,4% de las carpetas de investigación que llegan a sentencia van a tener verdaderamente una perspectiva de género”, advierte la experta en violencia contra las mujeres.

A raíz de lo que vivió en 2018, Rivera se alejó por completo de la comedia. Prácticamente, todas las personas que conocía le dieron la espalda y muchas la culparon de lo ocurrido, así que por casi dos años se separó de ese ambiente. No veía especiales en Netflix ni iba a ningún show. “La comedia era un espacio en el que yo me sentía muy contenta; pasa esto y empiezo a recibir un montón de críticas”, lamenta. Hasta que un día se levantó decidida a asistir a un espectáculo.

Fue entonces que se dio cuenta de que no había un lugar en donde las mujeres puedan hacer comedia sin ser violentadas. “Empiezo a ver que siguen haciendo estos mismos chistes de suegras, de tías, de por qué los hombres no quieren estar en su casa con sus esposas, ese tipo de cosas”, comenta. “El remate de todo fue cuando escuché en vivo un chiste en el que se hacía alusión a golpear a una mujer porque había perdido el [equipo de fútbol] América”, expone.

Así, la humorista decidió lanzar hace un año el proyecto de comedia feminista ‘Morras Insolentes’. “Después de mucho esfuerzo me decido a abrir mi propio micrófono abierto en el cual los presentadores programados siempre son mujeres y personas no binarias”, explica la productora. “Mujeres que quieren hablar de temas que nos afectan sin tirar piedras para abajo, no, tirando piedras para arriba, o sea, hacia otras esferas y creo que eso es muy muy importante”, cuenta. “No quiero que haya chistes de esos en estos espacios ni personas que tengan esa mentalidad. Basta que la mayoría de los espacios de comedia sean liderados por hombres y que las mujeres no seamos reconocidas. Mi compromiso es con las mujeres comediantes porque creo que se lo debía a la Melisa del 2018″, comparte.

Rivera cuenta que decidió romper el silencio para exponer la violencia machista que persiste en el mundo de la comedia, aprovechando la coyuntura en redes por el cierre del Woko Comedy Club. El bar de comedia sede de famosos standuperos fue clausurado días después de que el 29 de julio pasado, Alessandra Rojo de la Vega, directora de desarrollo social de la alcaldía Miguel Hidalgo, denunció hostigamiento y agresión física por parte de un mesero por sacar su celular durante un show. Rivera ha querido continuar la conversación sobre qué es un espacio seguro para las mujeres, así como sobre las agresiones que muchas veces se normalizan en la sociedad. “Esa es mi mayor recompensa y satisfacción, que estamos abriendo este diálogo, que fue justo mi principal motor al soltar la denuncia”, asegura.

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Sobre la firma

María Julia Castañeda
Redactora en EL PAÍS México. Enfocada en contar historias con perspectiva de género. Es graduada en Periodismo por el Tecnológico de Monterrey y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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