Piro Pendás, vocalista de Ritmo Peligroso: “El sello del rock mexicano es la fusión”
Pionero de ese género en los ochenta, el músico publica su primer libro, ‘Sentido Contrario’. A través de su podcast es el artífice de la narrativa oral actual del rock en México, un movimiento al que considera “un abanico de colores”
Piro Pendás (La Habana, 64 años) bien podría ser considerado el decano del rock mexicano que surgió en los años ochenta. Él rechaza ese adjetivo a pesar de que lideró la primera banda de punk en México, Dangerous Rhythm, y que formó parte de la triada de los grupos que dieron el paso para que el rock mexicano se castellanizara: Kenny y los Eléctricos (antes Kenny and The Electrics), El Tri (antes Three Souls in My Mind), y Ritmo Peligroso (antes Dangerous Rhythm). Prefiere ser considerado “un músico que todavía tiene mucho que dar”. La pandemia, y en consecuencia el parón de los conciertos, lo empujó a lanzar su podcast Cómo está la banda en julio de 2020 impulsado por su hijo Juan Pablo, y su proceso creativo no ha parado: el año pasado publicó su primer libro —de poesía—, Sentido Contrario (Ala Ediciones, 2021), y este año lanzará un álbum como solista y otro con Ritmo Peligroso, grupo del que es vocalista, fundador y líder desde 1978. Piro es un defensor del movimiento del rock mexicano, al que considera “sólido”. Afirma que el sello del rock nacional es la fusión y critica la idea de que no es rock aquella música que no tiene guitarra, bajo y batería.
Piro conversa con EL PAÍS por videollamada desde su casa en Miami, donde vive desde hace más de 15 años. Nacido Porfirio Pendás Kouri en 1957, renunció a la nacionalidad cubana en 1987 y se considera mexicano. A diferencia de su podcast, en el que conversa cada semana con músicos del rock mexicano y latinoamericano, ahora le toca estar del otro lado, ser el entrevistado.
Pregunta. ¿Usted es el decano del rock mexicano?
Respuesta. No, para nada. Esas cosas la verdad ni me interesan. La otra vez me preguntaban si yo estaba muy consciente del lugar que yo tenía y yo decía “yo no pienso en eso”, porque cuando nosotros hicimos lo que hicimos no estábamos pensando en eso, estábamos nada más buscando un sonido original, el tratar de identificarnos como músicos latinoamericanos y fue como surgió el disco En la mira de Ritmo Peligroso. Es como surge el Marielito, el Rock del tercer mundo, La guerra acaba, Revolución y esos temas que tanto le gustaron a la raza. Estábamos ya en búsqueda de un sonido un poco más nuestro. Ya había pasado la etapa del punk, ya había pasado la etapa de Dangerous Rhythm, estábamos retomando el castellano como nuestro idioma, había que cantar en español, había que romper con esos baches y con todos esos tabúes de que el rock era en inglés y que era la única manera como sonaba bien. Si a mí mucha gente me considera un decano, pues qué bueno, pero yo me considero simplemente un músico que todavía tiene mucho que dar y tengo que seguir trabajando para lograr varias metas que me quedan de aquí a que me toque descansar.
P. Usted ha dicho que Ritmo Peligroso cambió el rumbo del rock mexicano. ¿Por qué?
R. Definitivamente la década de los ochenta, que fue donde los cimientos del rock mexicano se volvieron más sólidos, una de las bandas dentro del movimiento de Rock en tu Idioma que verdaderamente se estaba preocupando por cambiar el sonido del rock mexicano era Ritmo Peligroso. La cuestión de la fusión, de preocuparse por refrescar nuestra música y no simplemente estar tocando un rock influenciado por el blues o por el rock americano o por el funk americano o por el jazz, sino más bien empezar por voltear a ver nuestros ritmos latinos.
En el caso de Ritmo Peligroso, los ritmos afroantillanos del Caribe, después un poco más huapango y ya después muchas bandas lo hicieron como Café Tacvba, Panteón Rococó, que creo que toda esta música es la fusión y ha venido a refrescar el rock mexicano. Mucha gente dice que no es rock, pero yo creo que el rock es una actitud, una música de libertad. El hecho de que no sea guitarra, bajo y batería no quiere decir que es más o menos rock. Yo creo que en rocanrol todo se vale y el rock desde hace muchos años le roba a muchos y a miles de estilos musicales y creo que se vale, se vale refrescar y se vale hacer fusión.
P. ¿Algunas características del rock mexicano de los ochenta se mantienen hasta ahora?
R. Definitivamente la fusión, por ejemplo, La División del Norte [grupo de los ochenta], que de pronto tiene fusiones con el son jarocho. Café Tacvba tiene mucho folclor mexicano en su música. Eso es como un sello para mí del rock mexicano, que vuelvo a lo mismo: muchos puristas dicen que no es rock, pero para mí sí lo es, porque el rock con la fusión se refresca y deja de ser lo mismo.
P. ¿El rock mexicano es un movimiento?, ¿cuál es su identidad?
R. El movimiento de rock mexicano definitivamente es muy sólido. Yo creo que ha cambiado mucho en los últimos años, es un abanico de colores y de propuestas musicales sumamente interesantes. El rock ya tiene muchos colores y, si no, pregúntale a Molotov o a Panteón Rococó o a la Maldita Vecindad y a Café Tacvba. Y empezamos a tener estas propuestas muy interesantes que son muy de nuestro rocanrol. Yo creo que nosotros sí venimos de todo este veto de Avándaro [el festival de 1971], de toda esta represión que hubo en los setenta, que poco a poco se fueron abriendo los medios de comunicación en los ochenta. Se construyeron los cimientos ya más sólidos y en los noventa el rocanrol llegó a otras dimensiones. Los 21 años que van de este siglo ya son de historia y, si no, pues date una vuelta por el Vive Latino [el festival que organiza Ocesa en el Foro Sol cada año], donde ya obviamente hay muchas propuestas musicales, pero del Vive Latino de 1998 al Vive Latino de hoy en día es una diferencia increíble. Yo sí creo que el rock mexicano es una parte muy importante de la cultura mexicana.
P. ¿El rock mexicano no es mediocre?
R. Para nada, seguro que hay bandas mediocres como en todo. Me parece que el rock mexicano es muy digno de respeto y que cualquier cantidad de bandas trabajadoras han puesto un tremendo ejemplo en su orden para trabajar, para componer, para sacar discos, para presentarse en vivo. Nada más hay que ver el legado de muchas bandas que están cumpliendo 25 años, como Panteón Rococó, como Molotov. Son muy, muy trabajadores.
P. ¿Tiene alguna autocrítica hacia el movimiento de rock mexicano?
R. Mi único problema, que ha cambiado ya en los últimos años, es que escucho muchas bandas nuevas todas las semanas y de un tiempo para acá estuve viendo muy buenos cantantes, pero todavía me sigue sucediendo que de pronto escucho una banda que comienza de maravilla, entra la voz y digo “chale”, ¿me entiendes? O sea, y tocan muy bien; el guitarrista, el baterista, el tecladista, pero de pronto al cantante le falta un poco de escuela. A lo mejor cuando grabó hubiera necesitado un coach. Eso lo sigo percibiendo un poquito, pero ya no como hace años. Hace años lo percibía a cada rato y ahorita con el podcast me estoy acercando a tantas bandas que cada vez estoy más contento de ver lo bien que están haciendo los chavos su música, su propuesta y sus canciones.
P. ¿Cómo surge el podcast Cómo está la banda?
R. Nació en el corazón de mi hijo. A mí ya me habían llamado algunos colegas para hacer podcast, pero yo tengo una vida muy activa. Siempre estaba en la Ciudad de México, en Centroamérica, tocando con Ritmo Peligroso, con Rock en tu Idioma Sinfónico, con Rock en tu Idioma Eléctrico. Tenía mucha actividad, entonces, yo le decía [a mi hijo]: “si tú no me ayudas a crear una plataforma en donde yo me pueda expresar, para mí no va a ser fácil”. Y a raíz de la pandemia eso fue lo que hizo Juan Pablo. Él es productor, es community manager. Estudió publicidad y mercadotecnia digital y esos son sus fuertes. Además le gusta mucho crear contenido y eso hace él para las empresas en las que colabora, y me dijo: “Papá, vamos a hacer un podcast”.
Los primeros podcasts era yo solo y ya después empezamos a invitar colegas y nos dimos cuenta que la banda estaba respondiendo mejor. Prácticamente se volvió un proyecto familiar, ¿por qué? Porque estaba yo en la casa. Ahorita que ya hemos empezado a viajar, que hemos tenido un poco de shows en el mes de diciembre y de noviembre [de 2021], sí se ha complicado, pero mientras tú te ordenas y te organizas mantienes una agenda que prácticamente es la que me mantiene mi esposa Claudia. Ella es la que da un cierto sentido de orden y nos ayuda mucho en la investigación. [Hacemos el podcast] entre mi esposa, Juan Pablo, algunos asistentes que llegan y ven edición y eso, y yo. Es el podcast que creamos a nivel familia, te lo podría decir así, porque debutamos el 1 de julio del 2020 en plena pandemia y llevamos ya un año y medio bajo la pandemia haciéndolo sin parar.
P. ¿Cómo nace el libro Sentido Contrario?
R. Yo ya traía esta onda porque de pronto con el teléfono se me ha hecho facilísimo hacer letras, porque no tengo que llevar una máquina de escribir, no tengo que traer un cuaderno con una pluma. Agarro el teléfono y ya. También nosotros los músicos siempre nos la pasamos esperando en los aeropuertos, esperando en el lobby del hotel a que nos recojan, esperando a que te toque el soundcheck [prueba de sonido]. La espera y la paciencia es una parte muy importante de la vida del músico y yo aproveché para crear todos esos momentos y cuando vine a ver estaba lleno de letras.
Este libro tiene como 60%, 70% [de lo escrito] de tres años para acá, y tiene cosas más viejas, porque decidimos hacerlo interactivo y agregar algunos videos y canciones. El libro tiene, por ejemplo, Contaminado, la versión del disco del 40 aniversario [de Ritmo Peligroso] con Héctor Infanzón [pianista mexicano]. Tú agarras tu teléfono con el código QR y te lleva directo al video. Tiene ese tipo de cositas para adornarlo de una mejor manera, pero en sí tiene letras de la pandemia, letras de la soledad, maneras de ver la muerte, el adulterio, la pedofilia y hablo de temas que no todo mundo aborda y voy a mi manera.
P. Usted le pide a sus invitados que se despidan como quieran. Ahora usted despídase como quiera.
R. Me voy a aventar este trabalenguas que ya muchos que siguen a Ritmo Peligroso lo conocen:
Guerra tenía una parra y Parra tenía una perra
Pero la perra de porra rompió la parra de Guerra
Guerra con una porra pegó a la perra de Parra
Oiga usted, compadre Guerra, ¿por qué usted agarra la porra para pegarle a mi perra?
Si su perra no hubiera roto la parra de su mal compadre Guerra, este no agarra la porra para pegarle a su perra.
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