Un vídeo de la Fiscalía muestra a Debanhi Escobar corriendo en un motel poco antes de morir
Despedidos dos funcionarios por la cascada de errores en la investigación de la desaparición y el fallecimiento de la joven mexicana de 18 años el pasado 9 de abril en el noreste del país
Debanhi Escobar, de 18 años, entró al recinto del Motel Nueva Castilla corriendo y se asomó al restaurante cerrado minutos antes de morir, según un vídeo mostrado el miércoles por la tarde por la Fiscalía de Nuevo León (Estado al noreste de México, con 5,8 millones de habitantes). Las imágenes pertenecen a las cámaras de seguridad del establecimiento, que en un principio alegó no tener registro alguno de la joven, pero que tras la presión social y mediática por el caso se han dado a conocer a cuentagotas en los últimos días. No son grabaciones nuevas —la familia tuvo acceso a ellas el lunes y las comentó— pero sí es la primera vez que las muestran públicamente. El fiscal general, acorralado por la escalada de errores en la investigación, ha anunciado también la destitución de dos funcionarios a su cargo, el titular de Antisecuestros, y el de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
El caso Debanhi Escobar, desaparecida el 9 de abril y cuyo cadáver fue encontrado 13 días después, continúa revelando grietas profundas en las instituciones en Nuevo León, pese a los últimos intentos de enmendar los fallos cometidos. Especialmente uno: cómo fue posible que hallaran el cadáver de la joven en la cisterna de un recinto que había sido inspeccionado cuatro veces. El Estado, bastión industrial del país, se ha convertido en el epicentro de una crisis de mujeres desaparecidas y asesinadas —hay más de 47 que desaparecieron este año y aún no han sido halladas— y el Gobierno, liderado por Samuel García, trata a contra reloj de amortiguar los golpes que ha recibido por la indignación tras los últimos dos cadáveres de chicas localizados, el de Debanhi, y antes, el de María Fernanda Contreras, de 27 años.
En los vídeos que ha proyectado la Fiscalía, llama la atención uno en el que se observa a Debanhi rodeando el edificio circular del restaurante del motel (abandonado) corriendo. Las imágenes, como el caso, arrojan de nuevo más incógnitas que no han sido resueltas por las autoridades. ¿Por qué corría?, ¿estaba siendo perseguida?, ¿huía de algo o de alguien? La Fiscalía no ha podido responder a estas preguntas, pues las escasas imágenes de las que dispone, según señalan, no muestran a nadie más que a la chica. En otro vídeo, Debanhi se asoma a la puerta del restaurante y esta es la última imagen que se tiene de momento de ella poco antes de morir. Eran las 4:54 de ese 9 de abril.
Ante las preguntas de la prensa sobre la causa de la muerte y la petición de hacer públicos más detalles de la autopsia, las autoridades han pedido tiempo. Un fuerte golpe en la cabeza es de momento el único motivo del fallecimiento de la joven, a la espera de que el padre de la víctima, Mario Escobar, difunda más datos de la necropsia con un perito independiente que solicitó después de la oficial. De momento no se sabe si Debanhi sufrió abuso sexual antes de morir, dato que sería clave para apuntar al feminicidio.
Tras las repetidas torpezas de los funcionarios de Nuevo León, incluido el fiscal, Gustavo Adolfo Guerrero, el vicefiscal, Luis Enrique Orozco, y hasta el secretario de Seguridad, Aldo Fasci, que trataron con poca sensibilidad el tema desde el principio, llegando a insinuar antes de tiempo el posible “accidente” de la joven, la Fiscalía ha optado por nombrar a una mujer como portavoz del caso: será Griselda Núñez Espinoza, titular de la Fiscalía Especializada en Feminicidios.
Revictimización en ‘prime time’
Las últimas horas de Debanhi se han convertido en un espectáculo macabro en las cadenas de televisión locales. La entrevista al chofer, David Cuéllar, en Tv Azteca, quien la recogió de una fiesta y luego la abandonó en la carretera frente al motel, solo ha aportado un dato irrelevante: “No estaba en sus cinco sentidos”. Abonando todavía más a la revictimización que irrita no solo a la familia de la joven, sino a otros miles de mujeres desaparecidas y asesinadas en el país. Las amigas de Debanhi, que la mandaron con el conductor esa noche, aportaron lo mismo en otra entrevista para Televisa Monterrey: “Estaba descontrolada”.
No es la primera vez que ante la muerte violenta de una mujer en México, la primera culpable es la víctima. Porque estaba borracha, porque salió de fiesta, porque se puso “insoportable”, porque “quién sabe qué le dieron”, porque “qué malas sus amigas”, también mujeres, porque “seguro se cayó” a la cisterna. Han sido tantos los casos de mujeres asesinadas en el país a las que les han achacado este tipo de cuestionamientos, mucho antes de que se lleve a cabo una mínima investigación seria —sucedió igual con el caso Lesvy Berlín Osorio, en la capital— que estos ataques se han convertido en un eslogan del movimiento feminista.
La lucha de las mujeres en el país, más fuerte que nunca, ha permitido que ni el caso de Debanhi Escobar, ni el de María Fernanda Contreras, ni el de Yolanda Martínez (todavía sin aparecer) se conviertan en una cifra más. Los colectivos de feministas en Nuevo León han provocado jornadas consecutivas de protestas —hace dos semanas— que han acabado incendiando la puerta del Palacio de Gobierno de Samuel García y han hecho temblar a las instituciones que trabajan estos días a marchas forzadas. Responsabilizar a la víctima en prime time ya no funciona para un sector de la audiencia.
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