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López Obrador achaca la escasez de médicos al difícil acceso de los más pobres a las universidades

El presidente culpa a las políticas neoliberales de la actual falta de médicos generales y especialistas

Carmen Morán Breña
Médicos en México
Personal sanitario en el Hospital Juárez de México, en noviembre de 2020.Nayeli Cruz

El presidente del Gobierno ha vuelto a cargar este martes contra el sistema universitario mexicano, afectado, a su modo de ver por las “políticas neoliberales” de los gobiernos que le han precedido en el poder. Andrés Manuel López Obrador inició su ataque contra la UNAM la semana pasada, a la que acusó de derechización y de no haber criticado al poder en esos sexenios, cuando la educación, ha dicho, sufrió un proceso de privatización. El mandatario ha acusado a sus antecesores de complicar los accesos a las universidades de tal forma que las matrículas crecieron en los centros privados. “Lo hicieron para dejar de invertir en educación pública y que solo estudiara el que tuviera para pagar. Todo eso se estancó después. “¿Cómo van a estudiar los hijos de los obreros una licenciatura que cuesta cerca de 5.000 pesos al mes, de dónde lo van a sacar?”, ha preguntado. Y estos desajustes entre la oferta de las universidades y la demanda de los alumnos son la causa, ha señalado, de la falta de profesionales capacitados en México.

En esta ocasión, el presidente se ha centrado en la escasez de médicos que sufre el país, algo que se ha puesto de manifiesto en los meses de pandemia, pero que viene de lejos. “Quieren convertir la salud y la educación en un privilegio, cuando es un derecho del pueblo”. El secretario de Salud, Jorge Alcocer, ha puesto después algunas cifras a la falta de profesionales de la medicina. México requiere 140.000 médicos generales para cumplir los parámetros de la OMS, ha dicho. En cuanto a los especialistas, ha asegurado que sus dificultades para formarse en la universidad arrojaba un déficit por encima de 30.000 profesionales antes de la pandemia, momento en el que, además, han surgido otras necesidades de especialización. “Entre los profesionales de enfermería es aún peor, se requieren 300.000″, ha señalado Alcocer. Ha añadido que en estos tres años de sexenio se han ido paliando esas carencias, pero aún están muy lejos de las cifras deseables.

En cáncer, por ejemplo, algunos Estados de México cuentan, según el secretario, con 1,2 especialistas por cada 100.000 habitantes, cuando lo adecuado sería cinco o seis, como tienen en otros países. El presidente López Obrador ha dicho que en los hospitales del IMSS Bienestar en Yucatán no hay ningún pediatra. “No es falta de presupuesto sino de formación de especialistas, no se reciben residentes suficientes”, ha criticado Alcocer. “No hay profesores o dirección política para hacerlo”, ha añadido.

El problema no es solo en el acceso a las universidades, sino a los hospitales escuelas para hacer las residencias y obtener una especialidad. “Normalmente hay unos 30.000 aspirantes al año y solo salen unas 7.000 plazas. Se necesita coordinar eso, y que haya una mayor apertura de plazas”, dice la presidenta del Colegio de Médicos de México (Fenacome), Belinda Cázares. Y otro problema que ve son las muchas escuelas de medicina que surgen pero que no cuentan con una acreditación de sus estudios, lo que en la práctica deja a miles de alumnos sin acceso a los hospitales para su formación especializada. Normalmente esos egresados acaban en los consultorios anejos a las farmacias o en el subempleo, dice la presidenta. Cree que se trata de armonizar el sistema desde abajo, desde la formación que reciben los médicos. Cada año egresan, según sus datos, unos 16.500 médicos en total en el país.

En México, el acceso a las universidades es dispar. Algunas como la UNAM, y muchas otras a su imagen y semejanza, tienen sus propios centros de preparatoria previos al acceso universitario. Normalmente los que se forman ahí y obtienen una nota alta pueden elegir la licenciatura que deseen. Hay, por otro lado, exámenes de acceso para aquellos alumnos que proceden de institutos de enseñanzas medias externos. Pero son muchos los que, una vez acabado el bachillerato, se quedan sin ir a la universidad por no superar estas pruebas. Son las propias universidades las que organizan sus filtros de acceso. No hay una prueba nacional que los equipare.

En la actualidad, algo más de 4,5 millones de estudiantes cursan licenciaturas o posgrados en 4.136 instituciones públicas o privadas. Pero el acceso sigue dejando a muchos fuera de la universidad. La cobertura general para el curso 2019-2020, según datos de la SEP ronda el 30%, es decir, están en la universidad 30 de cada 100 personas con la edad apropiada para ello.

Además de los estudios superiores, hay otras formaciones intermedias, institutos técnicos para profesionistas, que también son una opción para no quedar varados en ese término maldito, Ninis, aquellos que ni estudian ni trabajan. Los filtros para llegar a la universidad no son únicos, hay otros para pasar de unas etapas a otras. Demasiados para quienes sostienen que un número extendido de exámenes acaba penalizando a las clases más pobres y con menos tradición familiar de formación reglada.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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