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Saúl Huerta, el político fantasma que ha puesto en jaque a Morena

El diputado, acusado de abusar sexualmente de un joven de 15 años, ha logrado mantener su fuero durante meses pese a la creciente indignación entre sus compañeros de partido

Micaela Varela
Benjamín Saúl Huerta Corona, el diputado de Morena acusado de abusar de un menor
Benjamín Saúl Huerta Corona, el diputado de Morena acusado de abusar de un menor, en una imagen de archivo del pasado abril.Mario Jasso (Cuartoscuro)

Saúl Huerta se ha convertido en un diputado fantasma. El escándalo del político de Morena acusado de abusar sexualmente de un joven de 15 años le costó la posibilidad de su reelección. Pese a que la Comisión Nacional de Honestidad del partido del presidente dio tres días al Congreso para retirarle su protección judicial y que pesos pesados de Morena como Mario Delgado o Claudia Sheinbaum pidieron que se termine su impunidad, Huerta ha logrado mantener su fuero frente a la investigación de la Fiscalía. A apenas 27 días de que se acabe su periodo dentro del Congreso, el diputado sigue levantando ampollas en el círculo político mexicano.

Huerta, pese a su larga trayectoria, no siempre estuvo en el foco mediático. Se inició en el mundo de la política desde muy joven. A los 15 años se unió a la Juventud Revolucionaria de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del PRI. Este fue el primer paso para hacerse un nombre y desempeñar diversos cargos en San Francisco Teotihuacán, Puebla, su municipio natal. Desde secretario de la presidencia auxiliar de su pueblo, pasando por agente subalterno del Ministerio Público, hasta secretario de Organización del Comité Directivo Estatal del PRI y asesor de impuestos inmobiliarios de la Tesorería de Puebla.

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Mientras se cimentaba dentro del PRI, se licenció en Derecho en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y más tarde compaginó sus cargos en las instituciones locales con el puesto de profesor de Historia de las Instituciones Jurídicas, Derecho Romano y Derecho Fiscal. Se casó con una abogada, con la que tuvo tres hijas. Con su mujer fundó el bufete de Huerta Alcobas Segovia y Asociados, el cual dirigió hasta 2011.

Sin embargo, su gran puesto le llegó con Morena. Huerta, que había permanecido en el anonimato en su tierra natal con el PRI, decidió sumarse a la promesa de la cuarta transformación de Andrés Manuel López Obrador. Pasó de tener un cargo pequeño en la histórica formación a ser uno de los políticos camaleónicos que conformaron el equipo del actual presidente. En 2018 tomó el cargo de diputado federal, un puesto por el que había hecho campaña, sin lograr resultados, seis años atrás con el PRI.

Con la nueva legislatura, Huerta activó sus redes sociales para proclamarse como el servidor más fiel de López Obrador. Siguió teniendo un papel importante dentro de la comunidad de San Francisco Teotihuacán. Hizo acto de presencia en marchas por derechos sociales, apoyó iniciativas para congelar el pago de impuestos de agua en las colonias más desfavorecidas e incluso abanderó una campaña para impedir que Sheinbaum creara un cementerio para víctimas de covid-19 porque defendía que su construcción atentaría contra los usos y costumbres del pueblo originario de Teotihuacán y que podría convertirse en un problema de salud pública.

En el plano nacional, llevó a cabo pequeñas iniciativas que le valieron alguna nota en periódicos de corta tirada. Propuso a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores unas reformas económicas para paliar los efectos de la pandemia, como retirar las comisiones en los cajeros automáticos. También se enfrentó al proyecto para elevar la edad de 18 a 25 años para ser electo miembro de un ayuntamiento y apoyó la idea de elevar el salario a la Policía Estatal. Eran pequeñas iniciativas, proyectos que no llamaban la atención, en línea con lo que su partido esperaba de él.

Su burbuja estalló el pasado 21 de abril, cuando Huerta saltó a los grandes titulares por primera vez: “Un diputado de Morena es detenido por un presunto abuso, luego liberado y consigue votar en el Congreso”. Un chico de 15 años que trabajaba para su campaña de reelección distribuyendo propaganda denunció ante la Fiscalía que el diputado le había dado un refresco con sabor extraño y llevado a un hotel donde le manoseó. “Entré al hotel. Me dijo que iba a rentar dos habitaciones. Llega y renta una habitación con una cama. Me sentía muy mareado, no podía caminar bien, me dolían las piernas. Llegué a la habitación, me acosté, ya no podía, estaba mal. Me acuesto y él se va al baño. Sale totalmente desnudo, intentó pararme para arrimarme, pero ya no podía”, relató el menor a los medios locales.

Como diputado, hizo valer su condición de aforado y las autoridades no tuvieron más remedio que dejarle libre. Sin embargo, la Fiscalía solicitó que se le retirara la protección judicial para poder abrir la carpeta de investigación correspondiente. Cuando se filtró un audio donde supuestamente Huerta le pide a la madre del menor llegar a un acuerdo económico, renunció a la reelección y a su partido, pero todavía conserva su cargo como diputado independiente hasta el próximo 31 agosto.

Aun así, la decisión para desaforarle seguía en pie, pero consiguió quedarse fuera del periodo extraordinario de votaciones de la Cámara. Lejos de rendirse, la fiscal de Ciudad de México, Ernestina Godoy, reprendió a los diputados y agitó el fantasma de la impunidad que prometió combatir el presidente. “La política no puede estar divorciada de la justicia, por lo que aún hay tiempo de corregir esta terrible determinación si todas y todos los partidos se deciden a colocar este asunto en la agenda de sus prioridades”, denunció Godoy en sus redes sociales.

En su partido, hasta el propio presidente le dio la espalda. “Nosotros no protegemos a delincuentes. (...) Deben ser castigados, sea quien sea”, sentenció López Obrador en rueda de prensa. Mario Delgado y Claudia Sheinbaum también rechazaron proteger al diputado morenista. El último en unirse a este bloque contra Huerta fue el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, quien condenó tajantemente que un diputado federal esquive ser investigado por su condición de aforado. “Envía una señal contradictoria muy negativa porque nosotros debemos ser los principales interesados en erradicar estas prácticas ilícitas”, subrayó.

Pero Huerta consiguió conservar aliados durante los primeros días después de su detención. El coordinador de la bancada de diputados de Morena, Ignacio Mier, defendió que Huerta tuviera “una vida privada” que no se juzgaría. “Yo respeto las decisiones personales y la vida personal que tenga cada uno de los integrantes del cuerpo legislativo”, declaró ante las cámaras de televisión. Claudia Rivera, también de Morena, evitó condenar las noticias que asolaban a su partido. “Nuestro movimiento y sus valores trascienden a las personas. En lo individual, cada quien es responsable tanto de sus acciones como de sus errores, y debe enfrentar el juicio de la ley. Ni toleramos, ni condenamos”, escribió en Twitter.

Pese a que al diputado fantasma le quedan menos de cuatro semanas para retirarse del cargo, perder su protección y ser investigado, su desafuero podría adelantarse como un gesto político de los legisladores hacia la impunidad. Los integrantes de la Comisión de Gobernación, Puntos Constitucionales y de Justicia de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión aprobaron votar por un segundo periodo extraordinario que se discutirá el próximo lunes. De aprobarse con dos terceras partes de los asistentes, la votación para retirar el aforo a Huerta tendría una nueva oportunidad el 11 de agosto.

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Sobre la firma

Micaela Varela
Es periodista de EL PAÍS en Ciudad de México. Nacida en Argentina y criada en Valencia, España. Graduada en la carrera de Periodismo en la Universitat Jaume I y máster de Periodismo en EL PAÍS. Trabaja en la mesa digital de América y escribe sobre derechos humanos, sociedad y cultura.

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