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“México está acostumbrado a la cultura del abuso”

El escritor y diplomático Homero Aridjis repasa el papel de los intelectuales en su relación con el Gobierno y sostiene que la polarización alimenta el peligro de despertar al “México bronco”

David Marcial Pérez
Homero Aridjis
El diplomático y escitor Homero Aridjis en una imagen reciente. Betty Ferber

Durante su etapa como embajador −en Holanda, Suiza y la Unesco−, Homero Aridjis (Michoacán, 81 años) tuvo la oportunidad de conocer de cerca a las altas esferas de los gobiernos priistas de los 60 y los 70. “Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo. A todos los traté mucho como embajador y como intelectual mexicano”, cuenta sobre la doble faceta que le acercó a los pasillos del poder “en la tradición latinoamericana de Pablo Neruda u Octavio Paz”. Poeta, narrador y ensayista, su último libro, Los peones son el alma del juego (Random House), es un recorrido novelado por aquellos años a través de un alter ego del propio Aridjis, que repasa desde su casa en Ciudad de México la actualidad mexicana en tiempos electorales.

Pregunta. ¿Cómo analiza el papel de los intelectuales hoy? ¿El presidente ha polarizado también el campo cultural?

Respuesta. Hay intelectuales, articulistas que intentan expresar sus opiniones y son atacados. Porque el sistema político mexicano no está acostumbrado a la crítica, al autoanálisis. Siempre ha habido cortes de intelectuales, en los 60 los llamaban la izquierda atinada, la que siempre actuaba de acuerdo al Gobierno. La desatinada era la de los flojos, los estudiantes, campesinos, obreros que trataban de cambiar el sistema político mexicano y casi siempre pagaban con la vida con persecuciones atroces de ellos y sus familias. Pasaban a los ojos de los intelectuales como ingenuos.

P. ¿Cuáles serían hoy los atinados y los desatinados?

R. El Gobierno ha hecho las listas. Ataca a los que critican y premia a los que colaboran con ellos.

P. ¿Cómo ve la política cultural desarrollada por este Gobierno?

No hay política cultural en este Gobierno. Hay dedazos y desatinos como eso de los cónsules de la memoria, culpando a España y al Vaticano. Todos los que conocen la historia saben que hubo varias etapas: Colón se dedicó a la exploración, Cortés, a la conquista, y a los frailes yo los aprecio mucho. Sobre todo a los llamados 12 apóstoles franciscanos. Fueron gente muy humanista que llevo a cabo una transformación espiritual e ideológica que sentó las bases de la cultura mexicana. Vasco de Quiroga trajo el primer ejemplar de la Utopía de Moro a Michoacán, a mi tierra. Las comunidades purépechas aún le llaman tata Vasco. Está arraigado por generaciones y generaciones. Mientras a los políticos, por ejemplo, no les respetan.

P. ¿Cómo ve Michoacán con el problema crónico de violencia?

R. El problema es la coexistencia con el narco. Un problema de crimen organizado que no tiene solución por el momento. Tierra Caliente se han convertido en una ruta para el narcotráfico. Como en la guerra de Vietnam o Camboya, se ha convertido en un territorio estratégico para la delincuencia. Hay indicios de que el narcotráfico entró muy fuerte durante el Gobierno del PAN. Fue cuando empezaron a llegar al puerto de Lázaro Cárdenos los barcos chinos con precursores de drogas sintéticas. Lázaro Cárdenas se convirtió en un puerto criminal.

P. Muchas veces también están implicados los cacicazgos locales

R. Sí, que son sostenidos por la corrupción y el crimen.

P. ¿Qué solución hay para Michoacán? ¿Qué espera de las elecciones?

R. Más de lo mismo. Un enfermo está agonizando. Yo vi posibilidades de cambio con Cuauhtémoc Cárdenas, pero me decepcionó mucho cuando me dijo que los narcos son los que ponían a los políticos. Ya no compran a los funcionarios, los ponen.

P.¿Qué opina de las políticas de López Obrador en materia de seguridad? Por un lado, la militarización y por otro su discurso de ir al origen e intentar atajar la pobreza y exclusión.

R. Es un espejismo. Ir a las raíces de la pobreza y la violencia es como ir a Caín y Abel para ver cómo empezó la envidia y el fratricidio. Son salidas verdaderamente ingenuas. Cuando alguien se enferma o está herido de gravedad hay que aplicar una medicina eficiente. Es un problema de estrategia, de análisis. Los mexicanos en EE UU van a trabajar y respetan las leyes y son buenos trabajadores. ¿Por qué aquí no? Porque aquí no se respeta ni se aprecia su trabajo. Hay que cambiar la actitud, hay que respetar a la gente. Hay empresarios rapaces y políticos grotescos.

P. No cree que López Obrador ha conseguido, al menos a nivel de discurso, conectar con esas capas populares que son mayoría en México.

R. Sí, hubo una esperanza de cambio a través de él porque tenía un discurso popular, igualitario y con un lenguaje muy mexicano. Pero López Obrador se ha distorsionado por su ambición de poder. Ese el peligro que veo, que desestabilice a México por su ambición de poder. Porque hay fuerzas políticas desconocidas. López Portillo lo dijo: “no despertéis al México bronco”. Ese es el peligro. Hay un México bronco que está en un estado latente de violencia y existe el peligro de que López Obrador lo pueda despertar. Por eso hay que seguir el curso legal de las cosas, elecciones, pago de impuestos y no permitir el abuso. Porque México está acostumbrado a la cultura del abuso.

P. Jorge Zepeda decía en una columna reciente que el presidente ha mandado al diablo a las instituciones, pero en última instancia las ha respetado una y otra vez en los momentos decisivos. ¿Está te acuerdo?

R. Yo creo que el problema es que abre muchos frentes y eso, como en la guerra, es peligroso. Porque no se conocen las consecuencias. Me alarma porque México está en un momento muy grave por el poder real de los narcos y ese es un peligro. Y luego está el problema de los militares, que siempre en México han sido respetados y no han tenido tentaciones de golpes de estado. Pero hay que vigilar que no aparezcan caudillos militares. Y también la violencia contra las mujeres. México se ha vuelto un país feminicida. Tenemos que superar la problemática criminal con estrategias pragmáticas y muy pensadas porque si no se empeora la situación con los remedios.

P. Con su experiencia como embajador, ¿Cómo ve la política exterior? El presidente no ha mostrado mucho interés

R. Es un error enorme porque la imagen de México en exterior está muy débil. Por cosas como la polémica del penacho de Moctezuma y las reclamaciones a España y Austria. Los extranjeros desconfían de esa política y consideran que no es seria. La política exterior no es gratuita es fortalecer la imagen del país en términos culturales, sociales, económicos.

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Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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