Las seis ciudades más violentas del mundo están en México
La impunidad en la que se desenvuelven los delitos da alas al crimen organizado y a homicidios de toda clase. Celaya se mantiene en el primer puesto del listado mundial
Las seis ciudades más violentas del mundo están en México, es decir, las que registran más homicidios por cada 100.000 habitantes. Celaya, Tijuana, Juárez, Ciudad Obregón, Irapuato y Ensenada. Y ahí no acaba el récord. Entre las 10 primeras, en el puesto número 8, se cuela otra, Uruapan. Y entre las 50 que más ciudadanos entierran por homicidios dolosos o intencionados, México sitúa 18 urbes de más de 300.000 habitantes. No es algo nuevo, eso es lo peor, que algunas se mantienen en lo alto de la tabla sin mejora alguna, como Celaya o Tijuana. “México se ha convertido en el epicentro de la violencia mundial homicida”, dice sin dudar José Antonio Ortega, el presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, que desde 2008 vienen efectuando este mortífero listado mundial.
Estados Unidos ha incorporado en esta ocasión (con cifras cerradas de 2020) a Memphis y Nueva Orleans, Brasil, a Mossoró y Teresina, y por parte de Venezuela entra Cumaná. Colima, en México, también es nueva en el listado. La buena noticia es para Guatemala, que ha salido de las 50 ciudades más violentas, entre otras. “Cuando salió Medellín lo celebraron con nosotros”, recuerda Ortega, quien no ve que México esté en el buen camino para aminorar estas cifras. “Se necesita cambiar la política, investigar, perseguir, judicializar y obtener sentencias condenatorias. La impunidad y la corrupción son las claves de la violencia en este país”, dice. A su parecer, las medidas del presidente Andrés Manuel López Obrador no han servido. Él opina que en sexenios anteriores, cuando se enfrentó “a las milicias privadas de grupos criminales”, se embridaron las cifras de homicidios. “El problema”, añade, “es que con Calderón, se descabezaba a la milicia, pero no se les desmembraba por completo”.
Como fuere, la violencia es un asunto de difícil solución en México. ¿Quizá con educación? ¿Combatiendo la pobreza? “Los factores sociales no inciden directamente en la violencia, es la impunidad y la corrupción”, asegura Ortega. Cierto es que en este país, la impunidad roza niveles de asombro, muchos de los crímenes no se investigan o se investigan mal y los casos se chocan con un abismo en los tribunales, si es que llegan. El crimen organizado es clave, desde luego en estas cifras de homicidios. Solo hay que mirar las ciudades, enclaves que se pelea el narco, “pero no solo por drogas, también por combustible, por la extorsión, los secuestros, el robo de trenes o autotransporte por carretera”. Cualquier cosa que sea negocio.
En el caso de México, el informe se elabora con datos oficiales que van publicando las fiscalías o el Instituto Nacional de Estadística (Inegi), con las cifras de defunción. En otros casos, como en Venezuela, la organización tiene que recurrir a los medios de comunicación o los servicios forenses porque “no se hacen públicos datos oficiales”. El listado mide ciudades de más de 300.000 habitantes, la mancha urbana. México tenía el año pasado 19 ciudades en esa lista y este 18, pero hace dos años había 15. La evolución es errática, quizá, pero terrible en todo caso. Brasil suma 10 urbes con este problema, Venezuela, seis, y Estados Unidos, cinco.
Acapulco, Culiacán, Cuernavaca, Morelia, Chihuahua, León… La violencia mundial se ha asentado con fuerza en algunos de los paraísos mexicanos, donde el mar y el glamur de antaño se ha aniquilado a fuerza de balas.
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