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Historia de una ‘narcoavioneta’ entre Cuernavaca y Venezuela

El martes dos hombres robaron un jet en México y ocho horas después se estrelló en Guatemala con armas y droga. En el intervalo aterrizó en Venezuela tras sobrevolar siete países.

Jacobo García
Elementos del ejército guatemalteco custodian el sitio donde se estrello la aeronave.
Elementos del ejército guatemalteco custodian el sitio donde se estrello la aeronave.AFP

La semana pasada Donald Trump recibió el informe mundial sobre drogas del Departamento de Estado y dio un tirón de orejas a México por no hacer más para impedir el tráfico de drogas. El informe, que se presenta cada año, tiene cientos de páginas y en él los países latinoamericanos ocupan un destacado lugar. Sin embargo, a veces, hay accidentes relegados al último rincón de la actualidad, que explican cientos de folios. La avioneta robada el martes en Cuernavaca es un resumen del frenético puente aéreo que se mueve en el Caribe entre México y Venezuela con parada, voluntaria o no, en Centroamérica.

La noche del martes el Ejército de Guatemala comunicó que una avioneta se había estrellado en una selvática región entre Alta Verapaz y el Quiché, muy cerca de la frontera con México. La aeronave buscaba una pista clandestina y terminó estampada contra los maizales. Junto al fuego aparecieron dos cadáveres calcinados, armas y varios paquetes con cocaína. Solo unas horas antes esa avioneta estaba estacionada en el aeropuerto de Cuernavaca.

La mañana del martes, cerca de las 9.00, tres personas llegaron al aeropuerto Mariano Matamoros de Temixco (Morelos) y avanzaron hasta el filtro donde el personal controla el acceso. El Mariano Matamoros es un aeropuerto pequeño utilizado por algunas de las grandes fortunas que tienen casa en Cuernavaca y hasta donde normalmente llegan pequeños aviones y helicópteros.

Los hombres dijeron ser mecánicos que venían a revisar un jet y hacer pruebas de motor y tras presentar la documentación pertinente se dirigieron al hangar donde estaba la aeronave, un Hawker 800 de color blanco con capacidad para 10 pasajeros y una velocidad de crucero de 800 kilómetros por hora. El avión con matrícula XB-PYZ pertenecía a una compañía colombiana cuyo dueño aún no ha sido localizado.

Restos de la aeronave Hawker 800.
Restos de la aeronave Hawker 800.- (AFP)

Los falsos mecánicos pasaron dos horas revisando la aeronave en el hangar y durante ese tiempo incluso llenaron el depósito de combustible y abonaron el importe con tarjeta de crédito.

Media hora después, una de las tres personas se dirigió a la salida y comentó que sus dos compañeros se preparaban para hacer un vuelo de prueba. En ese momento la torre de control revisó las autorizaciones y los permisos de vuelo para ese día y en ninguno aparecía el Hawker 800.

Cuando las autoridades reaccionaron, según la versión del personal del aeropuerto interrogado por la Guardia Nacional, la aeronave ya había cerrado las puertas, tenía los motores en marcha y se dirigía hacia la pista de despegue. A las 11.50, sin autorización ni plan de vuelo registrado, el jet levantó el vuelo. En su accidentada salida incluso estuvo a punto de llevarse por delante una avioneta de la escuela de aeronáutica que realizaba unas prácticas. Cuando la torre intentó entablar comunicación con la aeronave, la radio ya estaba apagada.

Sin embargo, desde que el avión despegó de Cuernavaca las autoridades aeronáuticas de México, los países centroamericanos y Colombia comenzaron a darle seguimiento y fue así como trazaron la ruta. En la misma, se puede ver cómo de Morelos el avión se dirigió a Oaxaca y después a Tabasco por donde entró en Guatemala a la altura de El Progreso. Por ahí atravesó Belice y se adentró por el mar Caribe por donde llegó a Venezuela, a donde entró por el lago de Maracaibo. Cuatro horas después de haber despegado del centro de México, a la 16.00, la avioneta aterrizó en el Estado de Zulia, cerca de la frontera con Colombia.

Ruta que siguió la aeronave hasta estrellar en territorio guatemalteco.
Ruta que siguió la aeronave hasta estrellar en territorio guatemalteco.

Los satélites confirmaron que la avioneta estuvo menos de dos horas estacionada en Zulia y a las 18.00 levantó de nuevo el vuelo en dirección nuevamente al Caribe. A las 20.00, el Hawker 800 entró en Guatemala y a las 20.30 se estrelló cerca de la comunidad Santa Marta Salinas. Todo ello había sucedido en más de nueve horas.

Cuando el Ejército de Guatemala llegó al lugar, se localizaron dos cadáveres, armamento y varios paquetes de droga dispersos con símbolos de esvásticas y las iniciales “F.F.F.”, confirmaron las Fuerzas Armadas.

Armas y municiones encontradas abordo de la aeronave.
Armas y municiones encontradas abordo de la aeronave. - (AFP)

Desde Morelos, el secretario de Gobierno, Pablo Ojeda Cárdenas, reveló después que la matrícula XB-PYZ del jet era falsa, que el certificado de aeronavegabilidad no estaba vigente y las personas entraron autorizadas por la empresa International Corporate & Cargo Services, que tenía a resguardo la aeronave desde hace un mes, en su hangar. Las autoridades buscan a los dueños para que pongan la denuncia pero hasta ahora no hay rastro de la empresa que fue quien gestionó los permisos de acceso de los falsos mecánicos.

Según Andrew Tiongson, director de Operaciones del Comando Sur de Estados Unidos, con la colaboración de Nicolás Maduro el tráfico de drogas por el Caribe ha aumentado un 50% en los últimos años. Para combatir el aumento en la ruta, en el mes de abril, Trump anunció la operación antidrogas más grande de Estados Unidos en Occidente para, según el mandatario, “no permitir que regímenes dictatoriales se aprovechen de la crisis por el coronavirus”.

En lo que va del año han caído en Guatemala 26 aviones de distintos tamaños, asociados al narcotráfico, de los cuales 13 han sido jets y 13 naves de hélice. En las regiones de Petén, Quiché, Santa Rosa o Alta Verapaz es habitual escuchar el zumbido nocturno de las avionetas sobrevolando las zonas o buscando pistas de aterrizaje. El año pasado se encontraron 54 aeronaves, según el Ejército de Guatemala.



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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

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