Obesidad infantil: la pandemia silenciosa que afecta más a los niños menos favorecidos
Esta enfermedad, junto al sobrepeso, afecta a uno de cada tres menores en España. Esta conlleva graves consecuencias por sí misma y actúa como factor riesgo de otras patologías como las cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y alteraciones psicosociales
El mes pasado con motivo del Día Mundial de la Obesidad, celebrado el pasado 4 de marzo, lo recordábamos: la obesidad infantil se ha convertido, de manera silenciosa, en una pandemia que junto al sobrepeso, afecta a más de uno de cada tres niños y niñas en España. Esta es una realidad similar a la que se vive en países como Estados Unidos, y que pone a las familias españolas a la cabeza de la lista de las má...
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El mes pasado con motivo del Día Mundial de la Obesidad, celebrado el pasado 4 de marzo, lo recordábamos: la obesidad infantil se ha convertido, de manera silenciosa, en una pandemia que junto al sobrepeso, afecta a más de uno de cada tres niños y niñas en España. Esta es una realidad similar a la que se vive en países como Estados Unidos, y que pone a las familias españolas a la cabeza de la lista de las más afectadas por la obesidad en Europa.
La obesidad infantil puede comportar graves consecuencias a corto, medio y largo plazo por sí misma, y a la vez actúa como factor riesgo de otras enfermedades; especialmente cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y alteraciones psicosociales. Lamentablemente, son los niños y niñas más desfavorecidos los que más frecuentemente experimentan estas consecuencias. Según los últimos datos extraídos de nuestro estudio PASOS 2019, el contexto socioeconómico en el que crecen los niños determina su probabilidad de padecer obesidad.
Las cifras hablan por sí solas: los niños más desfavorecidos tienen seis veces más probabilidades de padecer obesidad severa. Así pues, un niño que crece en una zona desfavorecida tendrá muchas más probabilidades de presentar repercusiones para su salud física, psicológica y social, como una baja autoestima, dificultad para relacionarse con otros niños de su edad o un peor rendimiento escolar, y alteraciones biomédicas, como diabetes, enfermedades gastrointestinales, respiratorias o musculoesqueléticas.
Por otra parte, los datos de obesidad abdominal, la cual está muy asociada al consumo de bebidas azucaradas y edulcoradas entre otros factores de estilo de vida, y que se calcula midiendo la circunferencia de la cintura respecto a la altura, son igualmente preocupantes: los niños/as y adolescentes de menor nivel socioeconómico tienen 2,3 veces más probabilidad de tener obesidad abdominal. Concretamente, la prevalencia es de un 30,2% entre los que crecen en un entorno más desfavorecido, respecto a un 15,4% entre los niños y niñas y adolescentes que viven en un entorno más favorecido. Estas diferencias añaden énfasis a la evidencia sobre la asociación del nivel socioeconómico y la obesidad infantil, una pandemia que podría agravarse en los próximos años debido al aumento de la vulnerabilidad económica en nuestra sociedad derivada de la pandemia de la COVID-19.
Cabe recordar que los hábitos de vida saludable, imprescindibles para prevenir y reducir la obesidad infantil, van más allá de hacer actividad física y seguir una buena alimentación. Sin duda, estos son dos grandes pilares de un estilo de vida saludable, y por ello lanzamos durante 30 días la carrera solidaria virtual #KMSxLaSaludInfantil para ofrecer una oportunidad de realizar actividad física en familia de forma segura y divertida. Sin embargo, es necesario un enfoque holístico de esta problemática que no ha parado de afectar a más niños y niñas en los últimos años. Dormir las horas recomendadas -en niños y niñas son 10 horas- y cuidar el bienestar de los más pequeños -mediante una comunicación fluida y celebrando los momentos en familia- son aspectos fundamentales para conseguir que todos los niños y niñas puedan crecer de forma saludable y así prevenir la obesidad infantil.
Tener en cuenta estos cuatro hábitos de vida saludable (actividad física y deporte, alimentación, sueño y bienestar emocional), e introducirlos en el día a día de los niños y niñas, es una responsabilidad común, que necesita de la implicación y el compromiso de las familias, por supuesto, pero también de los centros educativos, los centros de atención primaria, las entidades deportivas, los ayuntamientos, las instituciones públicas y las empresas y comercios; todos ellos forman parte de la vida de los más pequeños, y todos pueden tener influencia en su desarrollo.
Mientras tanto, la promoción de hábitos de vida saludable entre las familias que viven en entornos de vulnerabilidad socioeconómica es una manera necesaria y eficaz para reducir las desigualdades sociales en salud, y construir así una sociedad más justa y saludable. Así lo hacemos en la Gasol Foundation a través de nuestros programas como PRESAFALIN, FIVALIN, SAFALIN, SEISMO o ALLEY-OOP.
*Dr. Santi F. Gómez, responsable de Programas de la Gasol Foundation.
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