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Trump aprueba un rescate de 12.000 millones de dólares para los agricultores golpeados por los aranceles

La medida ayudará a los productores del Medio Oeste, tradicionalmente aliados de los republicanos

Todo tiene un precio. La guerra comercial declarada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con aranceles generalizados a todos sus socios, y las medidas para tratar de aliviar la crisis del coste de la vida, que está ocasionando esta política, están perjudicando a los agricultores estadounidenses. Los propietarios de las explotaciones del Medio Oeste, muchos de los que apoyaron a Trump en las elecciones presidenciales de hace un año, ven cómo sus cosechas de soja cada vez valen menos tras la retirada de China del mercado local por las tensiones arancelarias, al tiempo que sus cabañas ganaderas se deprecian por la competencia de la carne argentina.

Para paliar los daños sobre los agricultores y ganaderos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prevé aprobar este lunes una ayuda de 12.000 millones de dólares, el equivalente a 10.300 millones de euros, para los propietarios agrícolas en dificultades, según ha adelantado The Washington Post. El mecanismo sería una especie de programa de rescate para los productos agrícolas y ganaderos más perjudicados por la agresiva política arancelaria del inquilino del Despacho Oval.

El presidente republicano se ha reunido este lunes con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, para perfilar los detalles del plan de ayudas. Trump ha culpado de la situación que viven los agricultores y ganaderos a la Administración anterior de Joe Biden.

Rollins ha reconocido que el sector agrícola se enfrenta a una crisis sin precedente, por el aumento de los costes, especialmente de los fertilizantes, semillas y maquinaria como tractores y cosechadoras. La responsable de Agricultura explicó que los agricultores recibirán la ayuda antes de finales del próximo febrero.

El grueso de las ayudas, unos 11.000 millones, se destinarán al nuevo programa de asistencia del Departamento de Agricultura. Los recursos se dedicarán a productores de maíz, algodón, sorgo, soja, arroz, ganado, trigo y patatas. El resto, los otros 1.000 millones, se destinarán a ayuda para productos básicos que no cubre el programa principal, según el Post.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Anna Kelly, se ha pronunciado sobre la medida: “El anuncio de hoy refleja el compromiso del presidente de ayudar a nuestros agricultores, quienes contarán con el apoyo necesario para superar la brecha entre los fracasos de [el expresidente Joe] Biden y la efectividad de las políticas exitosas del presidente”.

La medida, en cualquier caso, debe contar con el aval del Congreso, aunque no se espera mucha resistencia de los legisladores por las presiones de los agricultores a los dos partidos.

La crisis del campo en el Medio Oeste de Estados Unidos se desató a partir de primavera, cuando Trump aprobó los aranceles que ahuyentaron a los compradores chinos del mercado nacional de soja. Pekín, que hasta entonces había sido el principal cliente, dejó de comprar cereales a los agricultores de Estados Unidos, que vieron desplomarse los precios de sus cosechas. Cerca de dos centenares de grandes explotaciones agrícolas han reconocido problemas financieros por esta circunstancia.

Por otro lado, tras las elecciones del pasado noviembre a la alcaldía de Nueva York, que ganó el socialista Zohran Mamdani, y a la presidencia de los Estados de Virginia y Nueva Jersey, donde también se impusieron los demócratas, todos con un discurso sobre la asequibilidad, La Casa Blanca trató de recuperar la iniciativa sobre el asunto. Aprobó rebajas de aranceles a la carne de ternera de Argentina, Brasil y otros países latinoamericanos, y otras rebajas comerciales a otros productos alimenticios como el café, fruta y verdura.

Los ganaderos, que ya arrastraban problemas por la brusca caída de la cabaña ganadera debido a la sequía y los estrechos márgenes impuestos por la escasa competencia entre “las cuatro grandes”, como se conoce a Tyson, JBS, Cargill y National Beef, los gigantes del sector cárnico en Estados Unidos, agravaron su situación por la llegada de carne argentina.

El apoyo de Trump al presidente argentino, Javier Milei, con un rescate financiero millonario y la exención arancelaria a la carne de ese país, soliviantó a los ganaderos, uno de los tradicionales apoyos electorales de los republicanos.

Así que el nuevo programa de ayudas supone un reconocimiento implícito de las graves consecuencias de la agresiva política comercial de Trump para el sector primario estadounidense.

“El presidente Trump está apoyando a nuestra industria agrícola negociando nuevos acuerdos comerciales para abrir nuevos mercados de exportación para nuestros agricultores y fortalecer la red de seguridad agrícola por primera vez en una década”, aseguró Kelly.

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