La educación perdida de las regiones rurales de Perú
El Gobierno planeaba repartir un millón de tabletas a los alumnos que no podían seguir las clases a distancia, pero la compra se frustró por irregularidades del proveedor
Perú inició el año escolar a distancia en abril, tres semanas después de lo usual debido a la pandemia, con clases disponibles en una página web y a través de emisiones de las cadenas de radio y televisión, estatales y privadas. Sin embargo, quedaron fuera de ese programa, bautizado como Aprendo en casa, cientos de miles de alumnos que no tienen acceso a Internet o incluso electricidad y que ni siquiera pueden escuchar la radio. Para garantizar su formación, el pasado 18 de abril el presidente, Martín V...
Perú inició el año escolar a distancia en abril, tres semanas después de lo usual debido a la pandemia, con clases disponibles en una página web y a través de emisiones de las cadenas de radio y televisión, estatales y privadas. Sin embargo, quedaron fuera de ese programa, bautizado como Aprendo en casa, cientos de miles de alumnos que no tienen acceso a Internet o incluso electricidad y que ni siquiera pueden escuchar la radio. Para garantizar su formación, el pasado 18 de abril el presidente, Martín Vizcarra, anunció la compra de casi un millón de tabletas para estudiantes de zonas rurales y urbanas vulnerables y 90.137 para maestros. Pero la compra se frustró por una serie de irregularidades.
El proveedor de los equipos informáticos falsificó documentos para aparentar un vínculo comercial con la casa matriz fabricante, la firma china Lenovo, sin ofrecer otras garantías. La licitación de las tabletas incluía también la compra de 203.000 baterías solares, más de medio millón de dispositivos móviles con planes de datos y la distribución de esos teléfonos hasta las localidades rurales más aisladas. El Gobierno calculó que entregaría los equipos en junio y luego postergó la distribución a mediados de este mes. El miércoles, sin embargo, la ilusión de las tabletas se desvaneció por completo, al menos para este año. El contrato que la empresa Topsale logró con el Ministerio de Educación ascendía a 265 millones de dólares, pero su información era falsa. Las autoridades informaron de que el proveedor no cumplió los plazos. El medio peruano El Foco reportó además que esa compañía -la única que se presentó a la licitación- comunicó en abril a sus trabajadores que como consecuencia de la emergencia sanitaria y de la caída de ventas carecían de fondos para pagar el salario de ese mes.
El ministro de Educación, Martín Benavides, proyecta un esquema para compensar la formación de los escolares que no hayan podido seguir los contenidos de Aprendo en casa, dijo en una entrevista con la emisora Radioprogramas. Aseguró que a partir del lunes retomarán la convocatoria a un nuevo concurso. Desde que empezó la educación a distancia, cientos de vídeos y fotos han documentado el esfuerzo de estudiantes que caminaban horas para llegar a la cima de los cerros a captar señal de Internet o de una emisora de radio.
Los maestros han optado por el WhatsApp como el medio principal para comunicarse con sus alumnos o con las familias para verificar el aprendizaje o asignar las tareas, pero en las comunidades de extrema pobreza las familias no cuentan con un móvil inteligente. Cientos de educadores han ido, sin estar obligados, en busca de sus alumnos, respetando la distancia social y con mascarilla, llevando una pizarra, para dar clases en la puerta de las casas. Dada la demora en la compra de las tabletas, algunas municipalidades, como la de Corani (en Puno, en la frontera con Bolivia) y Gobiernos regionales han instalado antenas de Internet satelital e, incluso, ciudadanos han recolectado dinero para contratar Internet en la localidad donde nacieron.
El ministro Benavides destacó el apoyo de las administraciones regionales que también han colocado antenas para que los estudiantes puedan captar la señal de radio. Desde abril, unos 5.000 alumnos recurren también a locales públicos para ver las clases en televisión o seguirlas a través de la web. Estos establecimientos son administrados por el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, ubicados en comunidades rurales pobres, en las que hay ordenadores y conexión a la red. Antes de la pandemia en estos espacios los ciudadanos podían hacer trámites en línea.
La Defensoría del Pueblo calcula que la cancelación del contrato de compra de las tabletas afecta a estudiantes de 27.837 escuelas públicas. La entidad identificó que la región Ayacucho (en el centrosur del país) necesita 1.872 antenas de telefonía móvil para alcanzar la cobertura adecuada para la educación a distancia. Si bien el Ministerio de Educación señala que el 94% de los estudiantes “están conectados” a Aprendo en Casa, la Defensoría del Pueblo indica que en provincias de Huánuco (centro) cerca del 30% de escolares no tiene acceso a los contenidos y en la región Pasco (también en el centro del país), más de 7.000 estudiantes tampoco pueden seguir la educación a distancia.
El especialista en medios digitales Eduardo Villanueva comentó a EL PAÍS que el problema en la adquisición “fue haber pensado que habría en el mercado una tableta barata, adecuada, y que estuviera disponible en un millón de unidades en tiempo récord”. ”No es solo que los fabricantes tienen cronogramas estructurados de producción con base en expectativas de ventas, sino que la demanda aumentó porque no solo Perú pensó en comprarlas, además, las cadenas de abastecimiento de partes estaban estresadas”, explicó Villanueva.