Trump recrudece en la ONU su ofensiva contra Irán y la globalización

El presidente de Estados Unidos reclama a los países que aíslen al régimen de Teherán

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dirige a la Asamblea General de la ONU este martes en Nueva York. En vídeo, Trump: "Irán promueve el caos y la muerte".Vídeo: JOHN MOORE (AFP) | REUTERS

Donald Trump aprovechó este martes su segunda intervención en la Asamblea General de la ONU, quintaesencia de la multilateralidad y el diálogo internacional, para agudizar el giro nacionalista de su discurso, cada vez más alérgico a la globalización, y redoblar las amenazas contra Irán y China. Desde lo alto del atril, adonde llegó más tarde de la hora prevista, el presidente de Estados Unidos también reclamó a los países miembros el aislamiento del régimen de Teherán, que calificó de “patrocinador del terrorismo”, y avanzó nuevas sanciones por su carrera nuclear. A Pekín le advirtió de que no tolerará sus “distorsiones” del mercado y dejó claro que la tormenta arancelaria no amainará.

Trump llegó tarde a la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Pasadas de las diez de la mañana (hora local), cuando la ceremonia ya había arrancado, la comitiva del presidente aún no había partido de la Torre Trump de la Quinta Avenida, cuartel general del magnate cuando vivía en la ciudad. La demora llevó a adelantar el turno de palabra de Ecuador y dejar a EE UU para después. Luego, cuando no llevaba ni un minuto hablando, Trump t...

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Trump llegó tarde a la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Pasadas de las diez de la mañana (hora local), cuando la ceremonia ya había arrancado, la comitiva del presidente aún no había partido de la Torre Trump de la Quinta Avenida, cuartel general del magnate cuando vivía en la ciudad. La demora llevó a adelantar el turno de palabra de Ecuador y dejar a EE UU para después. Luego, cuando no llevaba ni un minuto hablando, Trump tuvo que hacer una breve interrupción. “En dos años, mi Administración ha conseguido más que casi ninguna otra nunca”, se despachó. Para su sorpresa, los gobernantes presentes rieron. “No esperaba esta reacción, pero está bien”, afirmó.

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En el fondo y en la forma, todo perfilaba a Trump como el anfitrión de una fiesta en la que en realidad él mismo no quería estar. Las risas de unos y la sorpresa del otro mostraron la fractura cada vez mayor entre EE UU, la primera potencia del mundo, y sus tradicionales aliados. Lo que siguió durante 30 minutos fue un discurso que pareció más bien una apisonadora sobre todo acuerdo o institución internacional, pero con un enemigo muy señalado: Irán. Si en 2017, en su primera intervención en la ONU como presidente, el villano del cuento era Corea del Norte, a cuyo régimen amenazó con la “destrucción total” —tildando a Kim Jong-un de “hombre cohete”—, el objeto principal de sus ataques esta vez fue “la corrupta dictadura” de Teherán. “Pedimos a todas las naciones aislar al régimen iraní mientras continúen sus agresiones”, dijo. “No podemos permitir que el principal patrocinador del terrorismo en el mundo posea las armas más peligrosas del mundo”, continuó.

Washington rompió el pasado mayo el acuerdo nuclear con Irán, impulsado en 2015 por la Administración de Barack Obama y avalado por otras cinco potencias (China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania), que buscaba paralizar durante al menos 10 años el acceso iraní a la bomba atómica a cambio de levantar las sanciones económicas. Pese a todas las presiones internacionales, Trump se apeó del plan y reactivó las penalizaciones, lo que abrió una fractura fenomenal con los aliados y elevó la inestabilidad en la región.

Desde entonces, las sanciones estadounidenses han asfixiado al régimen iraní. Las exportaciones de petróleo, corazón de la economía del país, se han hundido más de un 35% desde abril, y la cotización de su divisa se ha depreciado un 60% en el mercado informal, según datos de Bloomberg. Y seguirá el castigo. Trump advirtió de que el 5 de noviembre se reactivarán nuevas sanciones, que “otras más seguirán” y que trabajan con otros países para bloquear aún más la venta de crudo.

La política sobre Irán constituye uno de los grandes motivos de distanciamiento entre EE UU y sus históricos aliados, y se atisban próximos enfrentamientos. El lunes por la noche en Nueva York, apenas unas horas antes de que Trump hablase, se reunió el llamado grupo 5+1 —Irán y los cincos países que siguen en el pacto de 2015—, además de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. Esta, en lo que supondrá un claro desafío a Trump, anunció la creación de una entidad legal para permitir las transacciones financieras con Irán y sortear así las sanciones estadounidenses. “Esto permitirá a las compañías europeas seguir comerciando con Irán de acuerdo con las leyes europeas, y podría estar abierto a otros socios del mundo”, declaró Mogherini.

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El presidente iraní, Hasan Rohaní, por su parte, denunció la posición “absurda” de Trump y señaló que la seguridad internacional no puede ser “el juguete de la política doméstica estadounidense”.

Buenas palabras para Kim

El redoble contra Irán coincide con el optimismo que Trump transmite respecto a las negociaciones para la desnuclearización de Corea del Norte, tras la cumbre de junio en Singapur y pese a los pocos avances demostrados. El presidente agradeció a Kimel “coraje demostrado” y, antes de su intervención, se mostró confiado en la celebración de una segunda cita con el dictador. El republicano no deja de dirigir buenas palabras a Kim. E incluso a Rohaní, a quien acusa de financiar el terrorismo y de promover el “caos y la destrucción” de su pueblo, pero al que describió el lunes como “un hombre encantador”.

El manual de la geopolítica de Trump incluye una afabilidad desconcertante con los líderes más autoritarios, lo que incluye al chino Xi Jinping, a quien calificó de “amigo”. Un amigo, no obstante, que lleva años sacando provecho de EE UU, según no deja de repetir Trump. El presidente acusa a Pekín de usar malas artes y agudizar el desequilibrio comercial.

“EE UU ha perdido 60.000 fábricas desde que China se incorporó a la Organización Mundial del Comercio”, lamentó. Trump dio órdenes esta semana de aplicar más aranceles a productos por valor de otros 200.000 millones de dólares, y amenaza con gravar 267.000 millones más. La tensión crece. Trump fue rotundo este lunes: “EE UU no volverá a pedir perdón por proteger a sus ciudadanos”. Apenas mencionó a Rusia. Lo hizo para volver a criticar a Alemania por su proyecto de oleoducto, que la hará, dijo el estadounidense, más dependiente.

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