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Costa Rica mide el peso evangélico en una nueva era política

El país centroamericano está llamado a las urnas para decidir si elige a un movimiento evangélico al poder o da otra oportunidad al gobernante Partido Acción Ciudadana

San José (Costa Rica) -
Una mujer vota en San José, Costa Rica.
Una mujer vota en San José, Costa Rica.AFP
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Costa Rica abre este domingo más de 2.000 centros de votación para decidir si lleva al Gobierno a un movimiento de base cristiana evangélica o si da una segunda oportunidad al partido progresista Acción Ciudadana (PAC) en esta nueva era política. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ordenó abrir a las seis de la mañana los recintos electorales para unos 3,3 millones de costarricenses, ante la amenaza del abstencionismo que suele ser común en la segunda vuelta de las presidenciales. 

La previsión para esta segunda ronda electoral es que el abstencionismo supere al del 4 de febrero, cuando se ausentó el 34,3% y menos de la mitad de los votantes apoyó a los dos candidatos que se disputan la Presidencia. El predicador evangélico Fabricio Alvarado (del partido confesional Restauración Nacional, PRN) y el exministro de Asuntos Sociales y de Trabajo, Carlos Alvarado, acaban esta tarde la competencia reñida en una campaña electoral incierta, cambiante e impregnada de discusión religiosa.

"Los Alvarado", ambos candidatos por primera vez y menores de 43 años, dejaron por fuera a los dos partidos históricos de Costa Rica y pusieron al país ante una encrucijada nueva: conservadurismo o progresismo. El debate lo ocuparon asuntos como los derechos humanos de las minorías, los "valores cristianos", la confesionalidad del Estado y la educación sexual laica. Incluso, la discusión derivó en la defensa de la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles (advocación de la Virgen María de la mayoría católica) ante ataques del líder espiritual de Fabricio Alvarado, un autoproclamado profeta llamado Rony Chaves.

El PRN y el PAC se ocuparon también en atraer decenas de figuras de otros partidos políticos para proyectar una imagen de "unidad nacional", pues ninguno de los dos partidos tendrá la mayoría legislativa en el período 2018-2022. La dirigencia y los simpatizantes de los históricos Partido Liberación Nacional (PLN) y Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), fuerzas que se alternaron el poder desde la segunda mitad del siglo XX y hasta el 2014, llegan divididos a la elección de este domingo.

Miles de liberacionistas (casi 10% del padrón) podrían votar hoy por primera vez en sus vidas por otra bandera. El expresidente José María Figueres, hijo del caudillo que abolió el ejército en 1948 anunció que votaría al PAC ("no conozco ningún país donde haya salido bien combinar acervo religioso con política"), mientras el Nobel de la Paz Óscar Arias y la exmandataria Laura Chinchilla optaron por la neutralidad aparente.

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Una mayoría de vacacionistas decidió adelantar el regreso a sus domicilios en esta Semana Santa para votar. En la carretera principal que comunica San José con la costa del Pacífico se formaron largas filas de autos desde el viernes, en aparente atención al llamado del TSE y de los partidos de participar este domingo. La encuesta de la Universidad de Costa Rica (UCR) apunta a un resultado estrecho y en los comandos de campaña nadie cantaba la victoria este sábado.

Fabricio Alvarado se jacta de defender "la vida y la familia", lo que le ha valido apoyo de un sector de los católicos. Con sus destrezas ante el micrófono, también se aferra al lema "con la manos limpias" para contraponerse a cuestionamientos por corrupción del gobierno actual y a presentarse como representante de la clase popular, a pesar de la falta de estudios, de experiencia política y de un plan de gobierno certero.

Carlos Alvarado se ofrece como la tabla de salvación del sistema político ante lo que considera es una "amenaza fundamentalista" y un peligro para las instituciones garantistas; aunque asume el costo de una gestión criticada de Luis Guillermo Solís, insiste en ser representante de una nueva generación y estar dispuesto a trabajar junto a otras fuerzas políticas.

Cualquiera que gane hoy tendrá que asumir el 8 de mayo el Gobierno en una difícil situación fiscal y frenar el incremento de homicidios ligados al narcotráfico (12 por cada 100.000 habitantes en 2017), además de atender la creciente desigualdad social que amenaza el modelo de bienestar y la "pura vida" de la cual se ufanan los costarricenses.

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