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El PRI retiene el poder en el Estado de México entre acusaciones de fraude y evidentes signos de desgaste

López Obrador pide un conteo de todas las actas ante la victoria preliminar que se le otorga a Del Mazo

Javier Lafuente
Del Mazo celebra la victoria en el Estado de México.
Del Mazo celebra la victoria en el Estado de México.CARLOS JASSO (REUTERS)

Las elecciones mexicanas en las que todos ganaron fueron las que menos dieron para celebrar. El gobernante PRI consiguió retener su principal bastión, el Estado de México, según los primeros datos preliminares, rechazados por el izquierdista Morena. La mínima ventaja, pese a todo, confirma el desgaste del partido gobernante y el crecimiento del movimiento del dos veces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, creado hace apenas tres años. Además, el triunfo del PRI en el Estado de Coahuila, pese a los casos de corrupción de los hermanos Moreira y la consolidación de la alianza entre el conservador PAN y la izquierda del PRD en Nayarit y Veracruz auguran un incierto año electoral, que no tendrá freno hasta las presidenciales de julio de 2018.

La batalla en el Estado de México se preveía tan ajustada que los dos principales candidatos, Alfredo del Mazo (PRI) y Delfina Gómez (Morena) se proclamaron vencedores. Con el 97% de los votos escrutados de forma preliminar, Del Mazo aventaja en menos de tres puntos a Gómez: 33,7% por 30,8%. Estos resultados, sin embargo, fueron rechazados por Morena. Los resultados definitivos no están previstos para antes del miércoles.

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“No vamos a aceptar ningún fraude electoral, lo que ha hecho el INE es una farsa, una vil simulación, no vamos a claudicar”, aseguró López Obrador. El dos veces candidato presidencial, que en 2006 denunció que Felipe Calderón le robó las elecciones y convocó a un paro durante meses en una de las principales arterias de la capital mexicana, insistió en que el conteo rápido del INE “no corresponde con la realidad”. El líder de Morena anunció que pensaban recolectar todas las actas de la elección en el Edomex, como se conoce a la entidad, y acudirían a los tribunales si es necesario. “Sí fue una elección muy sucia. La clave está ahora en ver cómo va a litigar López Obrador, si además de hacerlo en los medios, como acostumbra, va a presentar una buena impugnación”, considera Carlos Bravo Regidor, analista político y profesor del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE).

La jornada en el Estado de México estuvo marcada por las denuncias de compras de voto de lado y lado y las presiones para que la gente se quedase en casa y no fuese a votar. No obstante, el porcentaje de participación, del 52,5% según las proyecciones de la mañana del lunes, fue significativamente superior al de otras ocasiones: seis puntos más que en 2011 y casi 10 si se compara con 2015. Las expectativas de una elección tan cerrada y que fuese la última gran prueba antes de las presidenciales, hacían esperar, no obstante, una mayor participación.

Las elecciones del domingo fueron también el punto de partida de las presidenciales de julio de 2018. De confirmarse, la victoria por la mínima de Del Mazo supone un balón de oxígeno para el PRI, que consigue retener uno de sus principales feudos. La caída, sin embargo, es considerable. Hace seis años, el actual gobernador, Eruviel Ávila, ganó con el 64% de los votos, 30 puntos más de los que ha conseguido Del Mazo según los primeros resultados. “No han ganado porque les haya ido bien, sino porque el enojo se ha fragmentado”, considera Jesús Silva-Herzog, analista político. Entre Morena, el PAN y el PRD sumaron más del 60% de los votos en el Edomex. “Para el PRI es un triunfo muy sufrido, muy justito, Es una victoria que tiene sabor a derrota”, opina Carlos Bravo. El triunfo de Del Mazo supone un espaldarazo para su primo, el presidente, aunque, a juicio del analista, Peña Nieto no debería estar exultante. “Sale reforzado mínimamente, debería estar muy preocupado para 2018. Podrá haber dormido tranquilo la noche electoral, pero no después”.

El PRI deberá encarar ahora un proceso interno, batalla para muchos, en el que dimirá quién será el candidato para reemplazar a Peña Nieto. El sexenio del actual mandatario se inició con la esperanza de las reformas, pero se ha ido deteriorando con el paso del tiempo: la violencia crece cada día y la corrupción y la impunidad golpean sin cesar. Horas después de cerrarse los colegios electorales fue detenido en Panamá, cuando intentaba abordar un avión para Panamá, el exgobernador de Quintana Roo Roberto Borge. Acusado de corrupción. Borge fue uno de los mandatarios, junto al también preso Javier Duarte, a los que Peña Nieto llegó a considerar “el nuevo PRI”, un síntoma de renovación en el partido. “La gran pregunta es ver quién puede ser el candidato que represente algo que no sea la continuidad del peñanietismo”, considera Bravo.

La maquinaria electoral del PRI, engrasada durante nueve décadas de poder perpetuo, sufrió por primera vez en el Estado más poblado del país. Lo hizo ante una organización, Morena, creada a imagen y semejanza de López Obrador hace solo tres años. “Es un resultado muy positivo para el poco tiempo de existencia. Morena ha dejado registrado de que en el centro del país tiene una base muy sólida de apoyo a López Obrador”, considera Silva-Herzog. “Hay una parte en la derrota que es buena para Morena, porque no tendrá que estar bajo el asedio de no poder gobernar el Edomex con una frágil organización”, completa Bravo Regidor. Ambos analistas coinciden en que la reacción de López Obrador ha vuelto a sacar la peor versión del candidato presidencial. “Nos devuelve al disco rayado de la mafia del poder y el fraude”, considera Bravo. “Ese tic de denunciarlo todo, de gritar fraude más allá de que tenga que presentar una buena impugnación, demuestra que el gran activo de Morena es López Obrador, pero el gran enemigo también”, concluye Silva-Herzog.

Por celebrar, el domingo lo hizo hasta el presidente del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya. Su apuesta en el Estado de México, Josefina Vázquez Mota, cayó estrepitosamente al cuarto lugar, pero Anaya recurrió a los supuestos triunfos en Coahuila, Nayarit y en las elecciones locales de Veracruz, para sonreír. Poco le duró la alegría. Los resultados preliminares también dieron la victoria al PRI en Coahuila, donde nunca ha perdido y pese a los casos de corrupción de los hermanos Moreira. Sí venció en Nayarit y Veracruz, donde fue en alianza con el PRD.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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