La presidenta del Supremo brasileño pide proteger las filtraciones de corrupción
Antunes Rocha defiende en Washington que no se desestimen revelaciones secretas porque se estaría ayudando a los autores de posibles delitos
Parte de la oleada de casos de corrupción que sacude Brasil procede de filtraciones de documentos o de confesiones. Ante esta realidad, la presidenta del Tribunal Supremo de Brasil, Cármen Lúcia Antunes Rocha, defendió este lunes en Washington esclarecer la veracidad de esas filtraciones, pero advirtió del riesgo de no aceptarlas como pruebas judiciales. Su tesis: si se anularan los procesos judiciales que se originan en revelaciones secretas, se “beneficiarían” los posibles autores de los delitos que precisamente se están investigando.
“Es importante que se determine para que después no se diga que fueron órganos del Estado porque a veces son personas de fuera”, dijo la magistrada en un coloquio en el Wilson Center, un laboratorio de ideas en la capital estadounidense, donde está de visita oficial.
Antunes Rocha, que asumió la presidencia del Supremo el pasado septiembre y cuyo mandato finaliza en 2018, se refería al hecho de que las filtraciones pueden provenir de abogados o familiares, no solo del Estado. Si la Justicia, argumentó, decide desestimar la información incluida en esas revelaciones, puede impedir que se lleve a los tribunales la “causa” del posible delito.
Por ejemplo, algunos de los afectados por el caso Lava Jato piden la nulidad de esos procesos al originarse en filtraciones o en confesiones. Esa megaoperación de corrupción ha provocado el hundimiento del gigante energético Petrobras, la destitución de Dilma Rousseff como presidenta brasileña y la revelación de una extensa trama de sobornos de la constructora Odebrecht, que ha puesto en jaque a la clase política latinoamericana y brasileña.
El debate afecta de lleno a la presidenta del Supremo. A finales de enero, Antunes Rocha concedió validez jurídica a la confesión de 77 ejecutivos de Odebrecht sobre los supuestos sobornos pagados a representantes políticos. La delación está bajo secreto de sumario pero la prensa brasileña especula con que podría implicar al presidente Michel Temer y sus dos predecesores, Rousseff y Lula da Silva.
En el coloquio, la magistrada evitó debatir los entresijos judiciales brasileños, pero sí lanzó algunas reflexiones genéricas. “Felizmente el brasileño cada vez es más intolerante con cualquier forma de corrupción”, dijo. “El ciudadano brasileño no se contenta con ser representado. La ciudadanía decidió mantenerse alerta”, aseguró en otro momento en una posible alusión a las manifestaciones de los últimos años contra la subida de los servicios básicos y contra la corrupción.
Antunes Rocha recordó que en la historia del gigante latinoamericano ha habido dos procesos de impeachment (destitución) a presidentes -el último el pasado agosto a Rousseff- y que se llevaron a cabo siguiendo “estrictamente” los canales previstos y que ahora impera un clima de madurez democrática.
“Los cambios de gobierno sucedieron con la sociedad manifestándose, las instituciones funcionando de forma ininterrumpida y los ciudadanos trabajando”, aseguró. “Brasil siguiendo su rumbo”.
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