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La Unión Europea se toma con calma las negociaciones con Mercosur y prioriza a Japón

Mientras los socios americanos buscan acordar antes de fin de año el marco político de un pacto comercial, Bruselas pone la vista en 2018

Los cancilleres del Mercosur Susana Malcorra (Argentina), Aloysio Nunes (Brasil), Eladio Loizaga (Paraguay) y Rodolfo Nin Novoa (Uruguay) tras una reunión en Buenos Aires, el 9 de marzo.
Los cancilleres del Mercosur Susana Malcorra (Argentina), Aloysio Nunes (Brasil), Eladio Loizaga (Paraguay) y Rodolfo Nin Novoa (Uruguay) tras una reunión en Buenos Aires, el 9 de marzo.EFE

El 20 de marzo será una fecha importante en las relaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Ese día, por primera vez desde 2012, negociadores de ambos bloques se reunirán en Buenos Aires para avanzar en un acuerdo comercial que lleva años de demora. La expectativa de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay es que haya un entendimiento este mismo año, al menos en lo concerniente al marco político. Pero el optimismo sudamericano puede chocar con la lista de prioridades de Europa, que está cerca de alcanzar un acuerdo comercial con Japón. Las conversaciones con el Mercosur deberán resolver los puntos que han hecho fracasar hasta ahora cualquier entendimiento, sobre todo los relacionados con la demanda americana en cuestiones agrícolas y la europea en el derecho del uso de patentes y el libre acceso de sus empresas a las licitaciones públicas de los países americanos que integran el bloque.

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“Tenemos que sentarnos a negociar, creemos que hay una gran convicción de las dos partes de que este es el momento”, dijo la canciller de Argentina, Susana Malcorra, durante un encuentro con periodistas en el edificio de la Cancillería. No hay fisuras en la convicción de que ambas partes deben sentarse a negociar. Sudamérica se encuentra en un proceso de apertura económica y un giro hacia políticas liberales después de 15 años marcados por gobiernos de izquierda. Al frente de ese movimiento está el argentino Mauricio Macri, cuyo gobierno liderará las negociaciones con la Unión Europea por ocupar la presidencia pro tempore del Mercosur. Malcorra dijo que la expectativa de Buenos Aires y sus socios regionales es que “el momento” permita cerrar acuerdo a antes de fin de año. “Aunque somos conscientes de que terminar todos los detalles es poco probable, queremos al menos avanzar en un acuerdo del marco político. Estamos convencidos de que tenemos oportunidades y diferencias; ahora tenemos que trabajar en áreas donde hay un mayor acuerdo para ir cerrando capítulos parciales y buscar convergencias en las áreas donde no tenemos acuerdo”, dijo la canciller.

El relanzamiento de las relaciones entre el Mercosur y la UE es la reacción natural a la política de cierre de fronteras impulsada por Donald Trump en Estados Unidos. El Mercosur ha respondido primero con un mayor acercamiento a la Alianza del Pacífico, el bloque liberal que integran Chile, Perú, Colombia y México, y con un esfuerzo extraordinario por resolver los lastres estructurales que frenan su propio comercio intrazona. Un acuerdo con la UE es otra de las deudas pendientes, en momentos en que Bruselas también busca nuevos socios comerciales. “Europa está fuertemente comprometida con el comercio internacional aún cuando las tentaciones proteccionistas están reapareciendo”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, durante la última cumbre europea, la semana pasada. El compromiso de la UE con la apertura comercial sigue sobre la mesa a pesar de las dificultades que ha tenido Europa para sacar adelante el CETA (el pacto con Canadá) y de que el TTIP (con Estados Unidos) está en el congelador no solo por el escaso apetito de los Estados Unidos, sino porque los principales países europeos, con Alemania y Francia a la cabeza, son muy escépticos sobre ese acuerdo.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, habla durante la última cumbre europea.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, habla durante la última cumbre europea.AFP

Pero a pesar de las expectativas que ese compromiso pudiera despertar en el Cono Sur americano, la prioridad europea en este momento es un pacto con Japón. México y Mercosur están inmediatamente detrás: Europa rebaja el optimismo de América Latina sobre la posibilidad de suscribir un acuerdo de este año, aunque apunta a que sería factible en 2018. “Tanto la UE y como el Mercosur se han comprometido a celebrar un acuerdo global, equilibrado y ambicioso de asociación”, dijo una fuente de la Unión Europea. “Y la Comisión se siente alentada por las recientes declaraciones hechas a este respecto por los gobiernos de los países del Mercosur. Pero es demasiado pronto para predecir qué sucederá en esta etapa. Se han hecho un progresos significativos, pero todavía hay muchas áreas en las que es necesario una negociación adicional”.

El pacto UE-Mercosur resucitó tras el intercambio de ofertas del año pasado. Europa quiere un acuerdo ambicioso y equilibrado, según las fuentes consultadas: eso incluiría solucionar algunos de los problemas que siguen sobre la mesa. Los principales, según el lado europeo, son las tentaciones proteccionistas de algunos de los socios de Mercosur, con Brasil a la cabeza. Los europeos quieren garantizarse que sus empresas puedan concurrir en pie de igualdad a los concursos públicos, algo que difícilmente sucede a día de hoy. Otro punto conflictivo es el reconocimientos de estándares de producción y de patentes. Por el flanco latinoamericano, el principal escollo es el proteccionismo agrícola. Europa tendrá que levantar las barreras a algunos de los productos en los que los países del Mercosur son más fuertes. Pero incluso por ese lado quiere concesiones: pretende penetrar en el mercado americano con productos como el aceite de oliva, el vino o los lácteos.

En el Mercosur son conscientes de que es allí donde están los principales desafíos. “Esas son las áreas donde tenemos distintas ópticas y distintos puntos de vista y estamos tratando de ver cómo se pueden armonizar. No voy a profundizar en nuestra estrategia al respecto, pero es evidente que esos acuerdos nos obligan a las partes a hacer un ejercicio de flexibilidad e interés de resolver las cosas. Si no tuviésemos este interés no hay nada que hacer”, dijo Malcorra. La apuesta está en la gradualidad de los cambios, esto es, acordar en una agenda que permita a los sectores más afectados acomodarse a nuevas reglas del juego. La canciller argentina recordó que los acuerdos “no tienen cláusulas gatillo de aplicación automática”. “Hay cosas que se hacen ya, hay cosas que se hacen a cinco años vista, a siete, a diez o más allá de diez. Parte del trabajo que nos va a obligar a hacer el acuerdo con la Unión Europea es el trabajo de adecuación de aquellos sectores que necesitan llegar al cumplimiento del objetivo final. Es fundamental que se entienda que somos conscientes de que cuando se necesita una transformación de algún sector o de parte de un sector, esto requiere de tiempo e inversiones. Nadie está pensando en que de un día para otro se van alterar las reglas del juego o que se produzcan avalanchas en un sentido o en el otro”, dijo.

En todo caso, hay un interés europeo por acercar posiciones y los líderes europeos dejan las cosas claras en cada una de las cumbres que han celebrado desde la llegada de Donald Trump. El otro Donald, el polaco Tusk, fue directo al grano la semana pasada: "La Unión Europea continuará participado activamente con los socios comerciales internacionales. Esto incluye avanzar en todas las negociaciones en curso para lograr ambiciosos y equilibrados acuerdos de libre comercio, entre ellos con el Mercosur y México”. Pero Tusk recordó también que el acuerdo con Japón es el más avanzado. El Mercosur tendrá que disputar un lugar en la agenda europea.

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