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Matías, licenciado con parálisis cerebral: “Ante las agresiones tuve que dejar de ir a la secundaria”

Este joven de Guadalajara (México) ha librado una batalla contra el 'bullying' y la discapacidad hasta convertirse en el primer licenciado del sistema de educación a distancia de la UNAM

Víctor Usón
Matías Alaniz en su casa de Guadalajara (México).
Matías Alaniz en su casa de Guadalajara (México). Héctor Guerrero

Matías Alaniz es un experto en el sistema político mexicano, conoce al detalle el proceso de paz con las FARC y lee con minuciosidad los análisis sobre terrorismo internacional. Tiene 27 años, es licenciado en ciencias políticas y padece una parálisis cerebral que le impide controlar sus movimientos. Vive en una silla de ruedas y una fuerte miopía hace que su visión sea muy reducida. Pese a lo cual, este joven de Guadalajara (oeste de México) se ha convertido en el primer discapacitado en completar una licenciatura a través del sistema de educación a distancia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Una historia de superación y tenacidad que esconde además una batalla contra la crueldad más salvaje. El blullying se ensañó con Matías, que durante la entrevista se esfuerza enormemente por hacerse entender. “Lo más complicado ha sido la socialización”, señala al recordar el último curso de la secundaria al que asistió. “Me agredían verbalmente y me vi obligado a dejar de ir a clase. Circulaba el rumor de que me iban a tirar de un segundo piso”.

Las amenazas le provocaron a Matías un mutismo que le impedía hablar frente a desconocidos

Las amenazas le provocaron un mutismo que le impedía hablar frente a desconocidos. Solo la terapia psicológica logró derribar el mecanismo de defensa que su cuerpo había adoptado para protegerse ante las agresiones. “Ahora creo que quienes me atacaban lo hacían en realidad como un acto de desesperación hacia sí mismos”, añade.

Fue su última experiencia en la educación presencial pero siguió estudiando en el sistema público de enseñanza aunque, a partir de entonces, todas sus clases fueron en línea. Así superó el bachillerato y se licenció con mención honorífica en Ciencias políticas y Administración pública. Un camino que estuvo jalonado de éxitos, de escasa ayuda gubernamental y también de prejuicios. “A veces me tratan como si tuviera una discapacidad intelectual o fuera sordo”, detalla.

El logro es exclusivamente suyo y de sus familiares más cercanos. Nunca han recibido una ayuda, ni medios técnicos para estudiar hasta que llegó a la UNAM. Allí, la implantación de dos softwares le permitieron no tener que dictarle a su madre para poder escribir, ni esperar a sus lecturas para hacer la tarea.

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El lugar de trabajo de Matías.
El lugar de trabajo de Matías.H. G.

Desde su silla de ruedas acciona con los pies dos palancas que le permiten manejar la computadora. Frente a ella, en el salón de su casa, pasa la mayor parte de las horas. Allí estudia y escribe su blog, Mirada sobre ruedas, bajo la atenta vigilancia de sus tres grandes héroes cuyos retratos cuelgan de la pared: el científico británico Stepehn Hawking, la escritora mexicana Gabriela Brimmer y el escritor y pintor irlandés Christy Brown. Tres discapacitados que han alcanzado el éxito. Tres ejemplos, como el de Matías, de triunfo contra la adversidad.

“Los prejuicios hacia la discapacidad hace que muchos se den pronto por vencidos y se instalen en una zona de confort donde no tienen que realizar esfuerzo alguno. Yo, gracias al apoyo de un grupo de personas, he podido superar las expectativas que existen sobre los discapacitados”, reflexiona.

Sueña con ser independiente económicamente, dedicarse a la docencia en línea y a la investigación. Por el momento se platea qué maestría estudiar, pero por delante le queda aún un gran número de barreras que derribar. “Hasta que no difundamos una cultura sana de la discapacidad, no lograremos acabar con ellas”, relata.

Recuerda entre risas algunas anécdotas que ha vivido junto a su madre, como aquel día en el que tuvo que confesarle que ya no le servía como profesora. Matías no tiene hermanos, ni tampoco padre. Ella ha sido su gran compañera, una luchadora que recuerda con rabia cómo un especialista le llegó a decir que su hijo no iba a superar la edad mental de tres años. “Antes de que naciera Matías, no había tenido contacto alguno con personas con discapacidad. Al principio es muy doloroso que todos den su opinión. Llegan a decir cosas terrible, incluidos los doctores”, cuenta.

Dos compañeros de batalla contra una parálisis rodeada de tabús. Madre e hijo frente a una sociedad que es incapaz de tejer relaciones sinceras con quienes padecen esta enfermedad. “Para las personas con discapacidad es difícil establecer una verdadera amistad, por eso cuando la conseguimos, la guardamos como un tesoro”, contó en su blog un 14 de febrero citando a Brimmer.

Mirada sobre ruedas es su espacio de reflexión, un cuaderno de bitácora en el que demostrar que detrás de esa silla de ruedas y de una dificultad extrema para hablar, hay un politólogo que hace reflexiones muy certeras sobre la actualidad. Apunta y dispara contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o los candidatos que aspiran a ser gobernadores del Estado de México. Su historia es la del esfuerzo y la perseverancia, una batalla con todo en contra, a la que el reconocimiento llega 27 años después de que comenzara.

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Sobre la firma

Víctor Usón
Es redactor de EL PAÍS desde 2015. Trabajó en la delegación del periódico en México durante cuatro años y anteriormente estuvo en las agencias Europa Press y DPA. Es licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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