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El tercer mandato de Ortega, hasta la eternidad

El presidente de Nicaragua y su mujer, Rosario Murillo, controlan todos los órganos para tener un poder absoluto

Carlos S. Maldonado
Rosario Murillo y Daniel Ortega, el pasado noviembre.
Rosario Murillo y Daniel Ortega, el pasado noviembre.OSWALDO RIVAS (REUTERS)

Un apagón de 12 horas dejó a Nicaragua a oscuras casi todo el lunes, generando además la suspensión del servicio de agua, que afectó a más de 600.000 personas y cortes en las telecomunicaciones móviles. El país reaccionaba extrañado mientras el Gobierno mantenía los preparativos de la toma de posesión del presidente Daniel Ortega, quien asumió este martes su tercer mandato al lado de su esposa, la poeta Rosario Murillo, como vicepresidenta y controlando de forma absoluta todo el poder en este país centroamericano. El apagón era la última de las preocupaciones de los nicaragüenses ante un futuro cargado de incertidumbre.

El Gobierno culpó a las fuertes ráfagas de viento que azotan al país en esta época del año de haber causado daños en las “líneas de transmisión eléctrica” de Nicaragua y de afectar a los generadores de energía. La explicación oficial generó críticas y hasta burlas en las redes sociales, en un país donde el silencio de las autoridades, el secretismo y la falta de información pública caracterizan el funcionamiento del Gobierno. Hasta ahora no se han cuantificado las pérdidas por el apagón.

La primera gran consecuencia se dio en el Parlamento de Nicaragua, que la mañana del lunes acreditaba a los diputados electos en los comicios generales del pasado 6 de noviembre y elegía una nueva junta directiva. Los flamantes diputados electos —todos leales a Daniel Ortega y su esposa— tuvieron que aguantar el calor sofocante en el interior del Parlamento vestidos de traje y corbata, sin aire acondicionado y en penumbra. Un escenario surrealista para un evento surrealista, en el que un muerto —el fallecido diputado sandinista René Núñez— dejaba su puesto al mando de la Asamblea Nacional para cederlo a un leal colaborador de Rosario Murillo, el sindicalista Gustavo Porras. Tras el fallecimiento de Núñez, el presidente Ortega decidió mantenerlo como presidente del Legislativo. Es así que Nicaragua dejó de ser el único país del mundo donde un muerto gobernaba el Parlamento.

Mayoría de diputados

El Frente Sandinista controla el Legislativo con 71 de sus 92 diputados. Sin embargo el número es una quimera, porque los 21 legisladores restantes forman parte de partidos colaboracionistas que responden a los intereses del presidente Ortega y su esposa. Es un Parlamento en el que otrora críticos de Ortega alaban su gobierno y exfuncionarios acusados de corrupción y violación de las leyes dictarán las nuevas legislaciones del país. Entre sus filas están el exrecaudador de impuestos Byron Jerez, señalado en su tiempo de hacerse con decenas de millones de dólares que llegaron al país para aliviar el horror del huracán Mitch, que en 1998 dejó más de 3.000 muertos. También está María Fernanda Flores, la esposa del expresidente Arnoldo Alemán, acusado de corrupción y señalado en su época como uno de los mandatarios más corruptos del mundo.

Con el control total de la Asamblea, Ortega tiene carta blanca para aprobar todas las leyes que crea necesarias para garantizar su permanencia en el poder. Se abre con esto una seria amenaza a las libertades civiles, a decir de analistas consultados en Managua.

La tarde de este martes en la vieja Plaza de la Revolución de Managua —donde hace 38 años miles de nicaragüenses celebraron la caída de la dinastía somocista que gobernó el país por más de 40 años— se daban los últimos retoques para la toma de posesión de Ortega y Murillo, una ceremonia cargada de simbolismo, más parecida a una entronización que al traspaso del poder en una democracia.

A la ceremonia de investidura asistirían la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, país que mantiene una relación clientelar con Nicaragua, entregando ayuda económica a cambio de apoyo en instancias internacionales. También estaban confirmados el presidente de Bolivia, Evo Morales; el ministro de Relaciones Exteriores dominicano, Miguel Vargas Maldonado; Choe Ryong-hae, el número tres del régimen norcoreano de Kim Jong-un; el general de Policía Vladimir Kolokoltsev, Ministro del Interior de la Federación de Rusia; el vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Miguel Díaz Canel; entre otros invitados. Por España participaba en la toma el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Fernando García-Casas.

Tras 10 años en el poder, Ortega consolida su autocracia en Nicaragua, reforzando en sus manos el control total de las instituciones, gobernando sin partidos de oposición y manejando el país como una finca personal al lado de su familia: esposa, hijos y colaboradores cercanos son los que toman las decisiones importantes en una nación cada vez más parecida a la dinastía familiar derrocada hace casi cuatro décadas.

“Ya los nicaragüenses hemos pasado por un día como este y hemos salido airosos y con esperanza. Así será también ahora. Unidos lo lograremos”, escribió en sus redes sociales la mítica exguerrillera Dora María Téllez, fuerte crítica de Ortega. Mientras, Nicaragua esperaba el inicio del tercero, y puede que eterno, mandato de Ortega y Murillo.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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