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Ni tala, ni hoteles: El Gobierno mexicano promete proteger el Nevado de Toluca

Tanto el secretario de Medio Ambiente, como expertos convocados por la institución niegan que la nueva legislación perjudique el área natural

Pablo Ferri

La secretaría mexicana de Medio Ambiente lo ha dejado claro, al menos sobre el papel: el Nevado de Toluca no se toca. Los bosques no serán un almacén. La madera que se saque dependerá de permisos y estudios previos. Se extraerá lo que esté viejo, se talarán árboles donde haya muchos. Esa es al menos la intención del plan de manejo del Nevado, una de las áreas naturales más importantes del entorno de la Ciudad de México.

Tras días de críticas y reproches, el secretario, Rafael Pacchiano, ha comparecido ante los medios acompañado de un nutrido grupo de académicos y funcionarios. Pacchiano ha asegurado que es falso que quieran talar 17.000 hectáreas de árboles, un tercio del total. Se trata, ha dicho, de “aprovechamiento forestal sustentable”.

Es precisamente la terminología la que ha levantado sospechas. ¿Acaso esa expresión es un disfraz de la simple tala comercial? Según Pacchiano, no. En cualquier caso, el secretario no ha concretado cómo o quién aprovechará sustentablemente los recursos de un tercio del bosque, ni tampoco quien fiscalizará este proceso.

Las dudas resultan lógicas, más teniendo en cuenta episodios como el manglar arrasado de Cancún. En enero, una constructora destrozó decenas de hectáreas de humedales en la ciudad caribeña. Lo peor es que la empresa tenía permiso. Había conseguido licencia en 2006, un año antes de que Medio Ambiente protegiera ese tipo de ecosistemas. La duda con el Nevado se alimenta de situaciones como la de Cancún.

Otro de los puntos clave del plan de manejo es la supresión de un párrafo que versaba sobre la construcción de infraestructuras. El portal Animal Político defendía esta semana que esa parte del texto, que impedía que se levantaran hoteles, campos de golf y demás instalaciones turísticas, había desaparecido del plan. Estaba en el borrador, pero no en la versión definitiva. Pacchiano ha explicado que ahora cada área maneja permisos y prohibiciones distintas. Por ejemplo, en las 17.000 hectáreas donde se permite la tala controlada, no se podrá construir ningún tipo de infraestructura. Se podrá en los asentamientos humanos que integran el parque. Según el secretario, quien tenga una casa en una aldea, podrá convertirla en hotel, pero hasta ahí.

El problema de todo el caso es la desconfianza, la inercia de pensar que el plan va a funcionar en beneficio de uno u otro, no del parque. Se lo explicaba esta semana a EL PAÍS el doctor José López, del Instituto de Geografía de la UNAM. “El aprovechamiento sostenible e es beneficioso, se limpia el bosque”, decía, “el problema es la corrupción”. Es decir, que las empresas que sacan madera sobornen a sus vigilantes; que saquen más de la cuenta; que saquen de zonas no permitidas…

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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