Los argumentos de los partidarios del no en el plebiscito de Colombia

La falta de cárcel para las FARC sigue sindo la príncipal crítica en el final de la negociación

Álvaro Uribe, junto al excandidato Óscar Iván Zuluaga.Mauricio Dueñas Castañeda (EFE)

El rechazo a que los líderes de las FARC no vayan a pagar cárcel y que la cúpula guerrillera pueda participar en política en un futuro no muy lejano son los pilares que mueve a los críticos en Colombia ante el futuro plebiscito para refrendar los acuerdos de paz. La mala imagen que de la guerrilla tienen sus compatriotas no se ha movido un ápice en todo el proceso de paz, que...

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El rechazo a que los líderes de las FARC no vayan a pagar cárcel y que la cúpula guerrillera pueda participar en política en un futuro no muy lejano son los pilares que mueve a los críticos en Colombia ante el futuro plebiscito para refrendar los acuerdos de paz. La mala imagen que de la guerrilla tienen sus compatriotas no se ha movido un ápice en todo el proceso de paz, que está a punto de cumplir cuatro años.

Las primeras encuestas sobre la consulta, que aún no tiene fecha, han propiciado mucha igualdad entre el sí y el no, pero arrojan aspectos que apenas han cambiado desde el inicio de las negociaciones entre el Gobierno y la guerrilla más antigua de América Latina: los colombianos, tanto en las ciudades como en el área rural, siguen teniendo un rechazo frontal a las FARC. En casi todos los sondeos, más del 70% de la población está disconforme con que los jefes guerrilleros puedan participar en la vida política.

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El rechazo es aún mayor si se tiene en cuenta que, después de lo acordado en La Habana el pasado diciembre, ningún miembro de las FARC –ni cualquier actor que haya participado en el conflicto- pagará cárcel en la medida en que confiese los crímenes cometidos y aporte verdad sobre los hechos. Entre el 80% y el 90% de los colombianos, según varios sondeos desde que se inició el debate de justicia, se han mostrado en contra de que los guerrilleros no vayan a pagar una pena de cárcel, sobre todo aquellos que están acusados de cometer crímenes de lesa humanidad.

La pésima imagen que de la guerrilla tienen los colombianos también produce un rechazo frontal, aunque aquí el país se divide entre quienes no quieren ceder ni un milímetro de justicia para las FARC y los que son partidarios de cerrar el proceso de paz, refrendarlo en el plebiscito que se celebrará tras conocerse los acuerdos y confiar en su futura derrota en las urnas.

Mientras los partidarios del sí tratan de enhebrar su discurso, los contrarios al proceso han puesto ya en marcha toda la maquinaria en base a esas dos premisas: la impunidad de la que, aseguran, gozarán los guerrilleros y su participación en política. El expresidente colombiano Álvaro Uribe lidera la campaña por el ‘no’ en el futuro plebiscito que deberá refrendar los acuerdos de paz con las FARC. La decisión de que el Centro Democrático, la formación que dirige, finalmente se decantase por votar en contra en vez de abstenerse, como algunos defendían y durante meses se esperaba dentro del debate político colombiano, obliga al Gobierno, y a los partidarios del sí, a lograr una alta participación en la futura votación.

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El sí deberá lograr al menos 4,5 millones de votos favorables, el 13% del electorado, un umbral que se redujo para esta votación, lo cual fue criticado por la oposición. De hecho, Uribe ha tachado de “ilegítimo” el plebiscito, pese a que después ha pedido a sus seguidores que participen en él. Pese a ser aparentemente una cantidad de votos muy pequeña, la movilización del uribismo y que la abstención que hay en Colombia en todas las votaciones, hace que para lograr una holgada victoria, el sí deba participar masivamente.

Pese a que los primeros sondeos han dado en varias ocasiones la victoria al no, desde el uribismo admiten que el sí tiene mucha más capacidad de crecimiento. Fuentes del Centro Democrático dan por seguro el 30% de los votos al no. El objetivo de la oposición es evitar que cale el discurso de que si se rechaza lo firmado en La Habana seguirá la guerra.

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