Renuncia el ministro del Interior de Chile

Con una popularidad de un 24% y un índice de desaprobación de un 72%, la presidente chilena Michelle Bachelet nuevamente debe enfrentar un episodio crítico dentro de su Gobierno. El ministro del Interior, el democristiano Jorge Burgos, ha presentado esta mañana su renuncia al Ejecutivo, luego de sostener una reunión de una hora con la mandataria socialista en el Palacio de La Moneda. De acuerdo a un comunicado emitido por la Presidencia, Burgos renunció "por motivos personales" y será reemplazado por el actual embajador de Chile en Uruguay, el democristiano Mario Fernández.

La noticia ha sorprendido a los dirigentes políticos y a la ciudadanía, pero sobre todo por el momento es que se produce: la historia de desavenencias entre Bachelet y Burgos era de conocimiento público. El democristiano que ocupaba el ministerio de mayor relevancia en el equipo gubernamental y había ingresado al gabinete de Bachelet el 11 de mayo de 2015,luego de que la presidente renovara a las piezas fundamentales de su equipo. 

Hace 13 meses, su llegada fue leída como un símbolo de moderación para un Gobierno que pretendía realizar reformas profundas. Pero los problemas comenzaron pronto y hace apenas unos meses, aislado y sin poder ni diálogo político con Bachelet, el ministro había presentado su renuncia, que no fue aceptada. En ese momento se habría fijado reservadamente una fecha para su salida: el 21 de mayo, la fecha de la cuenta pública de la presidente ante el Congreso.

En un régimen presidencial como el chileno, el cargo de ministro del Interior en democracia ha sido ocupado por figuras fuertes que tienen la misión de liderar el gabinete y ordenar políticamente al Gobierno y al oficialismo. Desde su primera Administración (2006-2010), sin embargo, Bachelet ha tenido una relación conflictiva con quienes ocupan ese puesto. En su primer mandato, hubo tres democristianos de ministros del Interior, que nunca alcanzaron sintonía con la presidente. En este segundo Gobierno, que arrancó en marzo de 2014, debutó en el cargo Rodrigo Peñailillo, del Partido por la Democracia (PPD), que era su hombre de mayor confianza. Pero nuevamente la relación personal y política se desgastó, fundamentalmente por la forma en que el ministro manejó en sus inicios el caso Caval, la trama que investiga los negocios de la nuera de la presidente.

Sin mayor diálogo ni con los partidos del oficialismo ni con su propio Gobierno, Bachelet parece encapsulada. Actualmente, parece confiar solo en un restringido equipo de tres asesores, los únicos con acceso real a la presidente. El ministro Burgos no fue consultado ni avisado, por ejemplo, de que la presidente presentaría una querella criminal contra cuatro periodistas de la revista Qué pasa. La falta de respaldo en la discusión de leyes laborales y a antidelincuencia, donde tuvo diferencias incluso sectores del oficialismo, terminaron por sellar la suerte de Burgos.

El nuevo ministro del Interior, que prestó juramento este mismo miércoles, lideró las carteras de Defensa y Secretaría General de la Presidencia en el Gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006), cuando se manifestó en contra de la ley del divorcio que se tramitaba en aquella época. Fernández, abogado democristiano de perfil conservador, como miembro del Tribunal Constitucional estuvo a favor de una petición de la derecha para impedir que la píldora del día después se repartiera en los centros de salud. Figura de la antigua Concertación de centroizquierda que gobernó Chile entre 1990 y 2010, tiene lazos profundos con varios de los dirigentes históricos del conglomerado, entre ellos el expresidente Lagos y el exsecretario general de la OEA, José Miguel Insulza.