Un operativo militar rescata en Reynosa a 49 centroamericanos secuestrados
La Marina libera a decenas de migrantes raptados en una casa a 8 kilómetros de EE UU
Un operativo de la Marina liberó el miércoles a 49 migrantes centroamericanos que estaban raptados en una casa de la ciudad de Reynosa, en el Estado de Tamaulipas (noroeste de México), fronterizo con Estados Unidos, una de las principales vías de entrada de migrantes y también uno de los territorios más salvajemente controlados por el crimen organizado. La casa de seguridad –como se le llama en la jerga del crimen a los inmuebles de resguardo de las mafias– se encontraba en una urbanización de viviendas a ocho kilómetros de la frontera con Texas.
La Marina informó de que localizó el lugar del secuestro por una denuncia anónima. Entre los migrantes había 26 salvadoreños –tres menores de edad–, 17 guatemaltecos y seis hondureños. El comunicado no especifica cuánto tiempo llevaban secuestrados.
Los migrantes quedaron a disposición del Instituto Nacional de Migración mexicano. Pese a haber sido víctima de un secuestro no recibirán un trato especial. Serán repatriados, regresando al punto cero del que los centroamericanos tratan de huir por la extrema violencia en sus países, plagados de criminalidad y corrupción. En 2015, El Salvador tuvo el índice de homicidios más elevado en todo el mundo, exceptuando zonas en guerra, con 6.650 asesinatos (103 por cada 100.000 habitantes). En Honduras hubo 5.150 (57 por 100.000) y en Guatemala 5.750 (35 por 100.000).
Una tasa de 10 por 100.000 ya es una epidemia, según la Organización Mundial de la Salud. El Salvador, procedencia de más de la mitad de los secuestrados en Reynosa, sufriría entonces una epidemia de asesinatos multiplicada por diez.
Tamaulipas es una zona roja de secuestro de migrantes. Sin ir más lejos en Reynosa en febrero fueron rescatados siete centroamericanos encerrados en una casa, y horas después la policía encontró a otros 22 que deambulaban por la ciudad después de escapar de un secuestro, según declararon. Otro caso reciente ocurrió en Altamira, donde 24 hondureños fueron liberados en marzo de otra casa de seguridad.
Los migrantes son un botín para la extorsión y la trata de mujeres
El Estado vive desde hace años una guerra entre los cárteles de El Golfo y Los Zetas, y los migrantes de paso hacia Estados Unidos se han convertido en un botín por medio de la extorsión, la trata de mujeres y el tráfico de órganos.
El hito paradigmático de esta crisis humanitaria, que se sucede en otras regiones mexicanas de norte a sur, fue el hallazgo en 2010 de los cadáveres de 72 migrantes asesinados por Los Zetas en un rancho de San Fernando, Tamaulipas –58 hombres y 14 mujeres; 63 centroamericanos, cinco ecuatorianos, tres brasileños y un indio–. Cinco años después, el pasado mes de marzo, la justicia mexicana emitió un fallo inédito en el que reconoció como víctimas con derecho a la reparación a las familias de dos salvadoreños asesinados en aquella masacre y obligó a la Procuraduría General de la República a entregarles una copia del expediente de investigación.
La sentencia abre la puerta a que los episodios de migrantes afectados por el crimen organizado en México sean tratados como casos de víctimas de violación de los derechos humanos. Pero esa apertura es aún sólo un viso y los 49 secuestrados de Reynosa, por ejemplo, serán subidos a un avión de vuelta a Centroamérica.
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