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El terremoto golpea a la zona más turística de Ecuador

Hay hoteles totalmente derrumbados, carreteras intransitables y muertos entre los escombros que no pueden ser rescatados

Una familia duerme en un parque en Guayaquil.
Una familia duerme en un parque en Guayaquil.MARCOS PIN MENDEZ (AFP)

Ciudades y pueblos reducidos a escombros, polvo y hierros desvencijados. El terremoto que sacudió ayer a Ecuador ha dejado una cicatriz visible en la cara bonita del país, en las playas y zonas turísticas que sostenían, en parte, la economía de grandes ciudades y de pequeños puertos pesqueros, como Manta, Bahía de Caraquez, Canoa o la más afectada, Pedernales.

El número de víctimas se cuenta por decenas por el momento -77 según el último informe oficial-, mientras los grupos de rescate acceden a la zona y dan un informe completo de la situación. El vicepresidente del Gobierno, Jorge Glas, explicó en la noche del sábado que la comunicación con la costa norte, la más afectada, era imposible debido al colapso de las carreteras. Por eso, no llega la ayuda ni se conoce la magnitud de los daños con exactitud. Pero el alcalde de Pedernales, uno de los pueblos más devastados, pidió anoche, en un grito desesperado, ayuda para una ciudad donde todo está destruido. "No son algunas casas o edificios, es toda la ciudad", dijo en televisión.

Manabí es la provincia con más daños tras el terremoto de 7,8 en la escala de Richter. Es también un nicho para los turistas nacionales e internacionales

Y, entre ellos, hay varios hoteles que se han venido abajo, con turistas dentro que aún no han podido ser rescatados. La tierra se abrió partiendo por la mitad las carreteras de acceso que recorren el perfil costero ecuatoriano y los equipos de rescate no pueden llegar. La llamada ruta del Spondylus, una vía que recorre la costa desde el sur al norte, desde Perú hasta Colombia, y que hasta ayer invitaba a hacer paradas en los pequeños pueblos y las playas sin explotar, es un camino intransitable por algunas de las zonas más turísticas del país.

Manabí es la provincia con más daños tras el terremoto de 7,8 en la escala de Richter. Es también un nicho para los turistas nacionales e internacionales. Con una reserva natural -el Parque Nacional de Machalilla-, con playas de grandes olas y zonas de buceo, todos los pueblos y ciudades del entorno se nutren de la llegada de visitantes. Canoa, al norte de la región, da la bienvenida a jóvenes de otros países que quieren conocer un pueblo de extensas y limpias playas, de surf, de pescado fresco y acantilados sin explotar. Hoy, según confirman representantes del sector turísticos, hay gente atrapada bajo los hoteles de dos o tres plantas que cedieron durante el sismo.

Quizás Canoa es el perfil más rústico y aventurero, con sus calles sin asfaltar, pero uno de los más atractivos para los extranjeros. Recuerda, dicen los lugareños, a los inicios de Montañita, otro pueblo del la costa sur de Ecuador, famoso por el surf, las playas y la fiesta.

Pedernales, donde aún no llega la ayuda, donde la gente ha dormido esta noche en la calle y donde se cree que habría decenas de muertos entre los escombros, en cambio, ha vivido una etapa desarrollo en los últimos años. "Está a tres horas de Quito, con las nuevas carreteras, y es un punto de descanso y ocio para el turismo nacional. El 80 % de los visitantes son del entorno de la capital ecuatoriana", explica Richard Dávila, presidente de la Asociación Nacional de Operadores de Turismo Receptivo del Ecuador (Optur).

Pero, pese al desarrollo que ha dejado la industria camaronera y bananera en esa ciudad, Dávila reconoce que ha crecido de forma acelerada y mala. "Es un punto de llegada. Los turistas internacionales van a otros lugares donde hay mejores instalaciones, comida y trato", como Manta o Bahía de Caraquez, dos de las grandes ciudades de Manabí, con grandes edificios y miles de habitantes. O como Puerto López, que es un puerto pesquero, de aspecto rústico y calles de tierra, que hace de conexión con la Isla de la Plata, donde de julio a septiembre se avistan fácilmente ballenas jorobadas, mantarrayas y otros mamíferos marinos. Todos deberán ahora reconstruir los daños, restablecer las carreteras de acceso y esperar que los turistas borren de sus recuerdos las imágenes de muerte, edificios destruidos y algunos saqueos, con la playa de fondo.

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