El ‘impeachment’ contra Rousseff se acerca a la votación definitiva
La primera de estas votaciones se celebrará el viernes 15 de abril. Para entonces, Rousseff espera haber conseguido que no voten a favor del proceso 342 de los 513 diputados
El ponente de la comisión especial que analiza el proceso de destitución parlamentaria (impeachment) de Dilma Rousseff considera que dicho proceso tiene base legal y que la presidenta brasileña incurrió en crimen de responsabilidad al autorizar créditos suplementarios para cuadrar el presupuesto sin permiso del Parlamento. Es decir, a juicio de este diputado, Jovair Arantes, del Partido Laborista de Brasil (PTB), que leyó este jueves el informe, el proceso debe seguir adelante. Ahora será esta comisión, compuesta por 65 diputados, la que votará el informe. Si lo aprueba —y todo apunta a que sí—, será el pleno de la Cámara de Diputados el que, la semana que viene, tenga que pronunciarse.
Jovair Arantes se ciñó en su intervención a las denominadas en Brasil pedaladas fiscales, esto es, una suerte de maquillaje de las cuentas del presupuesto —a base de pedir préstamos a bancos públicos— para disimular el déficit. A juicio del ponente, “la magnitud y el alcance de las violaciones practicadas por la presidenta de la República (…) justifica la apertura del excepcional mecanismo del impeachment”.
El sesgo del informe era esperado por el Gobierno, que no le concedió excesiva importancia
Pero avisó de que en sucesivas etapas de este largo proceso, concretamente cuando llegue al Senado, a esta causa se le puede añadir la de la corrupción de Petrobras. El sesgo del informe —y la votación que se producirá en los próximos días por parte de los miembros de la comisión— era esperado por el Gobierno, que no le concedió excesiva importancia.
El abogado del Estado, José Eduardo Cardozo, que consideró “nula” toda la actuación, se reserva la denominada “bala de plata judicial”, que consiste en recurrir el proceso por falta de base. Pero no anunció cuándo lo hará. “El abogado es como el médico. No se puede operar antes. Hay que operar a la hora determinada”, afirma.
Con todo, el Gobierno brasileño —incluido el expresidente Lula da Silva, que a pesar de tener su cargo todavía en suspenso actúa como un ministro de facto— trabaja para conseguir los votos de los diputados para la primera de las dos decisivas votaciones, la del pleno de la Cámara y la del Senado.
El contenido de estas sesiones será simple: ¿Hay que abrir un proceso de impeachment? La primera de estas votaciones se celebrará, casi con toda seguridad, el viernes 15 de abril. Para entonces, Dilma Rousseff espera haber conseguido que no voten a favor del proceso 342 de los 513 diputados.
Haciendo números
Según el periódico O Estadão, la presidenta y Lula consideran que ya cuentan con ese número. De hecho, Rousseff ha confirmado el viaje a Grecia del día 19 de abril para recibir la llama olímpica que arderá en los Juegos Olímpicos de Río, que se celebrarán en agosto.
A pesar de esto, nadie sabe, hoy por hoy, el resultado de esa votación, que se antoja incierto, estrecho e imprevisible. El presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, investigado por el caso Petrobras por sus cuentas millonarias en Suiza, ya ha avisado de que esta votación durará tres días, ya que todos los diputados podrán intervenir.
Cabe la posibilidad —Cunha así lo desea— de que se desarrolle a lo largo del fin de semana, con lo que la presión en las calles se intensificará con manifestaciones de uno y otro lado. Cunha prefiere acelerar el proceso. El Gobierno, para tener más tiempo de negociar con los diputados aún indecisos, retardarlo.
Si Rousseff no para en esa votación el impeachment, es decir, si 342 diputados votan que sí, el testigo pasa al Senado. Ahí bastará mayoría simple. Desde ese momento que puede ocurrir, según los cálculos más probables, a principios del mes de mayo, Rousseff debería dejar provisionalmente el cargo para que la Cámara en su conjunto examine el proceso en detalle. Pero pocos consideran que la presidenta, una vez fuera del cargo, pueda volver.
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