Hallados restos de dos de los cinco jóvenes desaparecidos en Veracruz
Las víctimas fueron detenidas por policías locales el pasado 11 de enero y entregadas a un grupo delincuencial
El ministerio de Interior mexicano y la fiscalía del Estado de Veracruz informaron el lunes del hallazgo de restos humanos, que coinciden con los perfiles genéticos de dos de los cinco desaparecidos de Tierra Blanca. El pasado 11 de enero, policías estatales de Veracruz, en el Golfo de México, secuestraron a cuatro jóvenes y una adolescente a su paso por la localidad, mientras viajaban del Puerto de Veracruz a Playa Vicente, su lugar de origen. Aunque las autoridades apresaron a los policías, siete en total, entre ellos el comandante regional, no habían dado con el paradero de los jóvenes.
A falta de confirmación oficial, ha trascendido que los restos hallados corresponden a Bernardo Benítez Arroniz y a José Alfredo González Díaz, ambos de 25 años. De momento se ignora el paradero de los otros tres.
El hallazgo se produjo en un rancho del pueblo de Tlalixcoyan, a 65 kilómetros de Tierra Blanca. Según el comunicado oficial, policías federales dieron con el rancho. Allí encontraron restos óseos y manchas de sangre. Las autoridades han informado además de que en el lugar se manipulaba droga, se almacenaba carburante de contrabando y se contaba con maquinaria para alterar vehículos. Ya a finales de enero, los familiares de los desaparecidos informaron de que la fiscalía buscaba en Tlalixcoyan y en el pueblo de Vicente, en Oaxaca, cerca de Veracruz.
El martes por la mañana, Bernardo Benítez padre declaraba en la radio que pedirán un nuevo peritaje, e incluso dos más, para asegurarse que los restos biológicos encontrados en Tlalixcoyan corresponden a su hijo. “No es tanto que no aceptemos los resultados de las autoridades, pero queremos estar seguros”, dijo. Benítez, que mantuvo una reunión con los investigadores en la mañana del lunes, acompañado de los demás familiares, informó de que en el rancho se han hallado además restos de cientos de cuerpos.
Desde el pasado 11 de enero, los familiares de Bernardo y José Alfredo, pero también de Susana, José Vicente y Mario Arturo, ocupan un galpón anexo a la oficina de la fiscalía en Tierra Blanca. Con su presencia, han tratado de presionar a las autoridades estatales y federales para que dieran con el paradero de sus hijos; han intentdo marcar de cerca a los investigadores, tan cuestionados en México por casos como el de Ayotzinapa. El 26 de septiembre de 2014, policías municipales y delincuentes secuestraron a 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa en Iguala, en el Estado de Guerrero. Aunque la investigación oficial concluyó que habían sido quemados en un basurero cercano, peritajes independientes han cuestionado esta versión.
El caso de Tierra Blanca parece desde el principio una copia del paisaje de Iguala. Hay policías involucrados, grupos mafiosos, desconfianza en las autoridades y una gran cantidad de incertidumbre. Igual que en el caso de los normalistas, la búsqueda de los cinco de Tierra Blanca ha provocado el hallazgo de fosas y cadáveres a lo largo y ancho de Veracruz. Familiares de otros desaparecidos en la entidad han aprovechado además la atención mediática para recordar a las autoridades que no solo faltan cinco en Veracruz, que también faltan los suyos. Cifras oficiales indican que hay casi 1.000 desaparecidos en el estado. En México la cifra baila en torno a 26.000.
Este martes, en la radio, en uno de los programas más escuchados de la mañana, Bernardo Benítez concluía que “con esto queda al descubierto la red de complicidad que hay en el Estado con el crimen: eran cientos de personas calcinadas en estas fosas clandestinas del rancho El Limón”.
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