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La muerte del Megabyte

El pasado dos de diciembre, un desconocido acribilló al hacker mexicano Raúl Robles en Guadalajara. La fiscalía ignora hasta la fecha quién pudo haber sido

Pablo Ferri
Raúl Robles, con su Mustang amarillo.
Raúl Robles, con su Mustang amarillo.Facebook

El pasado dos de diciembre, un encapuchado, un desconocido, alguien tiroteó a Raúl Robles en una cafetería en Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México. Le encajó cinco balazos entre pecho y espalda mientras desayunaba con su papá.

Raúl Robles era empresario. Y también era hacker. Su empresa, Hacking México, estaba especializada en seguridad informática. Aquel día, Robles iba a dar un curso en Guadalajara, pero ya no llegó.

Raúl Robles, alias Megabyte, murió minutos después de la balacera.

El hacker era muy activo en redes sociales. Cada entrada en su página de Facebook contaba centenares de likes y decenas de comentarios. Publicaba mucho, casi todos los días. Algunas eran simples fotos de sí mismo, autorretratos: un hombre orondo, los ojos achinados, perilla cola de pato y gesto de superioridad. Otras eran videos de sus posesiones, su Mustang amarillo, su colección de relojes caros, dinero, guitarras… En un video que subió hace un año aparecen puñados de pesos y dólares junto a su ordenador, fajos y más fajos. Megabyte era un tipo extravagante. Muchos de sus comentarios eran respuestas a insultos que le proferían por ello. Otros tantos eran insultos que lanzaba, en general, contra lo que detestaba: la pobreza. “No hay nobleza en la pobreza”, escribió una vez.

Su novia, Rosel Rosas, dice que era solo una pose, que en realidad era un buen tipo. “Fue hijo único. No creo que tuviera una infancia dura. Su papá es músico, trabaja en eventos, su mamá le acompaña. Cuando empezó a tener dinero, lo primero que hizo fue mantenerlos, llevarlos de viaje. Teníamos planeado casarnos, era muy detallista, había hecho una lista con las cosas para la boda”. Su compañero en Hacking México, Alejandro Torres, dice igualmente que era una pose. “Lo conocí hace dos años, cuando ambos dimos un taller aquí en México. Me invitó a trabajar con él y así fue”.

“Raúl era el ídolo de los que sabían menos que él. Para dar una conferencia no hay que saber todo, hay que saber más que el público”
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A su muerte, la comunidad hacker en México hirvió. Muchos celebraron su muerte, la muerte del “puercobyte”. Otros la lamentaron. Expertos mexicanos en seguridad informática consultados para elaborar este reportaje coinciden en que era un personaje polémico y que su actitud le generaba publicidad, mala o buena, pero publicidad. Eso, dicen, llenaba los cursos que organizaba su empresa, Hacking México, cursos de “seguridad informática ofensiva”, cursos que enseñaban nociones muy básicas de hacking. En realidad, dice uno de ellos, no sabía demasiado, pero se vendía muy bien. Los expertos consultados prefieren resguardar su identidad.

“No era bien recibido ni en la escena tecnológica ni en la empresarial. Le vendía lo que fuera a quien fuera. A nadie le sorprendió lo que pasó”, dice un profesional con años de experiencia en el sector. “Yo lo vi una vez fanfarroneando en una campus party, diciendo que nosotros somos técnicos y podemos hacer lo que queramos”. Otro dice: “Estamos trabajando mucho en seguridad digital desde hace tiempo y él vendía herramientas para que un adolescente hackeara a su vecino”. Otro: “Raúl era el ídolo de los que sabían menos que él. Para dar una conferencia no hay que saber todo, hay que saber más que el público”.

Muchos dudan además de su curriculum. Robles decía que había estudiado una maestría en Estados Unidos, que allí había trabajado para Hewlett Packard e Intel Corporation. Decía que había empezado estudiando una ingeniería en el Instituto Politécnico Nacional, una de las instituciones académicas públicas más importantes de México. A día de hoy, solo el Politécnico contestó las preguntas de este periódico: Robles no estudió ingeniería en sistemas computacionales allí.

Días antes de que muriera, un anónimo publicó en el foro Hispachán que iba a matar al “gordo”. Horas después de su muerte, otro anónimo –o el mismo– publicó que ya lo había hecho.

La fiscalía del estado de Jalisco, cuya capital es Guadalajara, no ha desvelado información sobre el caso. El Fiscal general, Eduardo Almaguer, solo dijo al principio que la muerte de Raúl estaría relacionada con las actividades que realizaba, las capacitaciones, los talleres.

Aunque puede ser cualquier cosa: entre el martes 1 de diciembre y el miércoles 2, al menos trece personas fueron asesinadas en Guadalajara, plaza en poder de un cartel de reciente aparición, el cartel Nueva Generación Jalisco. ¿Quién mató al Megabyte? ¿Fue una mala coincidencia? ¿Un alumno enfadado? ¿Una némesis virtual? ¿Quién?

 Entre Hispachan y Makuaz

Las amenazas vertidas en los foros de Hispachán no serían al parecer las primeras que soportó Raul.

En julio de 2014, Raúl Robles publicó una entrada en su blog titulada “Juan Ángel Osorio siendo infiel”. Robles y Osorio habían sido amigos durante años. El segundo, experto en sistemas operativos móviles –IOS y Android– , incluso figuraba de vicepresidente de Hacking México. Ambos habían grabado programas de radio sobre seguridad informática, videos que habían subido a Youtube; habían compartido risas, simposios, un proyecto. Pero todo acabó de la noche a la mañana.

En el blog, Robles publicaba dos fotografías que mostraban supuestamente a Osorio, alias Makuaz, teniendo sexo con una mujer que no sería su esposa. Era la venganza del Megabyte.

Rosel Rosas, la novia de Raúl, explica el motivo. Dice que este le contó una vez que le habían intentado matar, que había sido un empleado suyo. Se trataba de Osorio. Ambos habían planeado un viaje a Oaxaca por trabajo, pero según Rosel, Osorio se había excusado a última hora porque su mamá se había enfermado. Robles, dice Rosel, sospechó, intervino el teléfono del Makuaz y encontró supuestamente una conversación de chat con una tercera persona, Miguel Salas. Este habría avisado a Osorio de que iban a matar a Raúl. Y Osorio, al parecer, no le dijo nada a su jefe. Para el Megabyte supuso una traición, aunque no queda claro si esta versión es totalmente cierta. Preguntado por EL PAÍS, Osorio ha preferido guardar silencio.

Esta habría sido la primera intentona de matar a Raúl antes de la verdadera, el pasado dos de diciembre. Robles, según Rosel y Alejandro Torres, habría denunciado a Salas a mediados del año pasado y más tarde habría ampliado la denuncia contra Osorio y otras dos personas. EL PAÍS consultó con la Procuraduría General de la República y hasta el momento no ha encontrado denuncia alguna de Raúl.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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