Los dos estadounidenses heridos por la Policía mexicana trabajan para la CIA
Un confuso incidente acabó el viernes pasado con dos agentes de EE UU heridos en un tiroteo Doce policías federales mexicanos están en prisión preventiva
Los dos agentes estadounidenses que el pasado viernes resultaron heridos por disparos supuestamente realizados por la Policía Federal mexicana trabajaban para la CIA. Así lo han desvelado primero el diario mexicano La Jornada y después The New York Times, que agrega que los empleados de la Agencia Central de Inteligencia, que viajaban en un vehículo identificado con placas diplomáticas, fueron enviados a México por Estados Unidos en el marco de un programa de entrenamiento para apoyar la lucha contra el narcotráfico.
Doce policías federales mexicanos han sido detenidos en el marco de la investigación por el tiroteo contra el coche, en el que los agentes de la CIA –uno de los cuales conducía- se dirigían con un capitán de la Marina Mexicana hacia un campo de tiro y entrenamiento en las inmediaciones de la localidad de Tres Marías, unos 50 kilómetros al sur de la capital de la República. El vehículo blindado recibió unos 40 impactos de bala cuando el conductor intentó huir de los disparos.
Los heridos, que fueron identificados por el diario El Universal como Jess Hoods Garner y Stan Dove Boss, ya han abandonado el país y todavía no han prestado declaración ante las autoridades, según la Procuradoría (fiscalía) mexicana. “Primero tienen que estar en condiciones adecuadas para poderlo hacer. Se hará en su momento, una vez estén las condiciones para ello”, ha declarado la titular, Marisela Morales, que ha subrayado que México cuenta con “la plena colaboración del Gobierno de EE UU”.
A pesar de que la embajada estadounidense habló de “emboscada” al conocer el ataque, oficiales de ese país citados por The New York Times dicen que no hay evidencias de que los agentes de inteligencia fueran un objetivo para los autores de los disparos, algunos de los cuales iban de paisano. La CIA no ha querido hacer declaraciones. El presidente de México, Felipe Calderón, ha prometido una investigación exhaustiva. Precisamente el mandatario del Partido Acción Nacional ha facilitado durante los últimos seis años la cooperación entre los dos países vecinos en operaciones antidroga. Programas como la Iniciativa Mérida, con un presupuesto de 1.600 millones de dólares (unos 1.300 millones de euros) desde 2009, han proporcionado formación y equipamiento a la policía federal para luchar contra los carteles del narcotráfico.
Existen al menos tres antecedentes de ataques a personal diplomático estadounidense en México. El 15 de febrero de 2011, un vehículo en el que viajaban dos agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas fue atacado en San Luis Potosí (al noreste del país). En el incidente murió el agente estadounidense Jaime Zapata. La autoría del crimen fue atribuida al cartel de Los Zetas. El anterior suceso, el 14 de marzo de 2010, acabó con la muerte de una empleada del Consulado de Ciudad Juárez (norte de México). En 1985 el agente de la oficina antidrogas de EE UU (DEA) Enrique Camarena Salazar murió en Michoacán (centro del país) a manos de narcotraficantes mexicanos.
La detención preventiva de los 12 agentes por el confuso incidente del viernes amenaza con manchar aún más el expediente de la Policía Federal, considerada por el presidente Calderón como una institución modelo pero que está dando mucho que hablar en el final de la legislatura del PAN. El pasado 25 de junio pasado, tres agentes del cuerpo fueron asesinados a tiros por algunos de sus compañeros en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México.
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