“Los millonarios europeos están comprando como locos en Mallorca”: así es el perfil de quienes adquieren viviendas de lujo en España
Gran parte de la población mundial pasó el confinamiento fantaseando con vivir en una casa de ensueño. Los millonarios también. Por eso las ventas están que arden y no hay límites para quien quiere y puede gastar. Hablamos con varios expertos sobre qué tipo de personas están detras de la actual revolución del mercado inmobiliario
“El mercado de la vivienda de lujo en Mallorca está como nunca. Los millonarios europeos que han vivido confinados están comprando como locos porque muchos se han dado cuenta de que gracias al teletrabajo pueden dirigir sus empresas desde la isla. Acabo de vender dos proyectos grandes en Son Vida: uno a un checo y otro a un austriaco. Y me han encarga...
“El mercado de la vivienda de lujo en Mallorca está como nunca. Los millonarios europeos que han vivido confinados están comprando como locos porque muchos se han dado cuenta de que gracias al teletrabajo pueden dirigir sus empresas desde la isla. Acabo de vender dos proyectos grandes en Son Vida: uno a un checo y otro a un austriaco. Y me han encargado cinco villas más. Una locura”, cuenta por teléfono el promotor inmobiliario mallorquín Carlos Seguí, exmarido de Patricia Conde. No es el único que está perplejo (y encantado) con las cifras de venta de la pandemia. Todos los expertos consultados para este reportaje coinciden: el mercado inmobiliario está absolutamente revolucionado.
Los agentes consultados también coinciden en los otros motivos que han impulsado esta revolución en nuestro país: el buen clima, la seguridad y la gastronomía son muy importantes; la baja rentabilidad que ofrecen los bancos para las cuentas de ahorro, también. “Hay mucha liquidez porque los bancos te penalizan por tener dinero ahorrado”, asegura María Isabel Esquivel, que lleva 18 años en el mercado de la vivienda de lujo y cuyos barrios de actuación son Jerónimos, Almagro, Castellana, El Viso y por supuesto, el Barrio de Salamanca.
“Hace unos años Ruiz Gallardón tenía la ciudad levantada. Ibas por la calle Serrano y caminabas entre cascotes. Entonces era más difícil vender pisos”, recuerda. “Aunque también dio un gran impulso a los aparcamientos residenciales que resultaron una gran decisión [construyó varios bajo la puerta de Alcalá]”. Hoy aquella fiebre constructora del exalcalde se ha olvidado y muchos extranjeros se sienten atraídos por una ciudad abierta, segura y “muy amistosa”, continúa Esquivel. De hecho, el pasado abril se vendió el ático más caro de la capital: 14,6 millones de euros por un triplex de 750 metros cuadrados en la calle Montalbán con una terraza de 200 metros cuadrados. El comprador: un empresario centroeuropeo.
La mayoría de los clientes de Luisa López Cabildo, gestora de grandes patrimonios, son, sin embargo “venezolanos, mexicanos y colombianos que compran por la zona de la puerta de Alcalá, porque ahí están sus amigos”. López Cabildo conoce bien el mercado de la vivienda de lujo, donde lleva trabajando 20 años y en el que realiza sus ventas inmobiliarias a través de contactos, porque sus propiedades no se encuentran en ningún portal inmobiliario. “Son propiedades de clientes que ofrezco a otros clientes. Todo muy privado”, asegura esta gestora que vende desde casas-palacio hasta castillos y fincas de recreo con caballos a las afueras de Madrid. Para vender esas posesiones ha proliferado el home staging –es decir, decorar la vivienda para la venta–: “Lo que implica que a veces te compran la casa con los muebles”, concluye. A todas las ventajas ya citadas, López Cabildo añade una más: “Si la inversión es superior a 500.000 euros, el gobierno ofrece un visado de residencia temporal, un atractivo para muchos inversores extranjeros”.
Jordana Paiva asegura, sin embargo, que el 70% de sus clientes son españoles. “Un catalán que quiere tener su segunda residencia en Madrid o una pareja de recién casados que compra su primera vivienda”, nos explica la directora de ventas de Impar Grupo (antes The Corner Group), una empresa que se dedica a comprar y rehabilitar edificios en zonas nobles de la capital como la popular casa de Tócame Roque, que aparece en varios escritos de Benito Pérez Galdós, o la nueva promoción que están rehabilitando en Nuñez de Balboa, en el barrio de Salamanca: “Todo se hace inhouse: comprar el edificio, el concepto, la arquitectura, las obras y la promoción”. Los precios oscilan entre 10.000 y 14.000 euros el metro cuadrado. ¿Mucho? En absoluto. Sus productos, asegura, son tan buenos que se venden solos: “Vendemos sobre plano, no tengo ni piso piloto”. A pesar del boom, no todos los deseos del comprador se pueden satisfacer: “Desde el coronavirus todo el mundo quiere áticos o pisos con terraza y desgraciadamente no hay tantos”. López Cabido coincide: “Hay gente que estaba a gusto en su casa pero después de la pandemia ha decidido mudarse a una propiedad con jardín. Aunque el precio sea caro, el cliente lo paga”.
Con respecto al mercado de segunda mano, los principales clientes todavía son en su mayoría latinoamericanos y suelen buscar viviendas amplias, de techos altos, con molduras y puertas antiguas: “estilo europeo”. Entre tanta opulencia, una carencia: “Muchos se quejan del mal estado en el que están los patios interiores de los edificios. A veces vas a enseñar un piso y está la ropa tendida, la pared desconchada o la finca no ha pasado la ITE [Inspección Técnica de Edificios]. Los estadounidenses nos llevan años de ventaja en ese sentido”, asegura Esquivel. Además de la seguridad y el buen clima, otro de los atractivos que ha añadido caché a la ciudad es el Centro Canalejas, la nueva Milla de Oro que se inauguró hace un año al lado de la Puerta del Sol y que incluye un hotel Four Seasons, el restaurante Dani Brasserie, así como una galería de tiendas de lujo que pretende competir con las míticas Harrods en Londres o Lafayette en París.
Pero más allá del efervescente mercado madrileño, los lugares más deseados cuando arrecia el calor están cerca del mar. “La pandemia ha cambiado los destinos donde quiere vivir la gente y ha acelerado una tendencia de los últimos 60 años”, asegura Christopher Clover, dueño de la histórica agencia marbellí Panorama. “Entre los compradores hay mucha gente del norte de Europa que se ha dado cuenta de que puede trabajar desde cualquier sitio”, continúa este experto que llegó a la localidad costera en 1973 para pasar un año y aún sigue aquí. Vivir la época dorada de Marbella le ha proporcionado todo tipo de amistades famosas, así como acaudalados clientes, incluidos miembros de la casa real de Arabia Saudí –recordemos que el rey Fahd, ya fallecido, poseía el palacio Mar-Mar, una imponente construcción cuya fachada es una réplica de la Casa Blanca–. “Ahora los ricos son chicos de 45 años que han creado una aplicación y la han vendido por 100 o 200 millones de euros. Es gente anónima pero muy interesante: holandeses, franceses, belgas…”, continúa este experto que cada año elabora un exhaustivo informe sobre la evolución del mercado local. “El número de ventas en el primer semestre de 2021 ha incrementado en un 70%, con respecto al año pasado; el precio ha aumentado más del doble y las consultas de posibles compradores 150% veces más”.
Baleares no se anda a la zaga. Desde el vendedor independiente, hasta el gigante Engel & Volkers, todos han disfrutado de su trozo del pastel. Es el caso de Marcel Remus, un alemán de 34 años que llegó a la isla con 19 y tiene su inmobiliaria homónima. “Vendo casas en Son Vida, el Beverly Hills de Mallorca. De 1,5 millones de euros para arriba”, explica este joven bien conectado, que cada año organiza la fiesta Lifestyle Night, con unos 500 invitados, en la que uno puede cruzarse con estrellas como Andie Macdowell, Eva Herzigova o Elle Macpherson. “Mis clientes son en su mayoría alemanes, pero también suizos y austriacos”, asegura. Y añade con orgullo: “Este año va a ser muy bueno. Calculo que puedo llegar a facturar 100 millones de euros”.
Aunque para cifras de infarto las que maneja Gabriela Muñoz, dueña de la franquicia de Engel & Völkers para Son Vida. En esta exclusiva zona de Mallorca, al oeste de Palma, tienen propiedades el empresario Antonio Catalán, Gabriel Escarrer, o el tenista Carlos Moyà. “Aquí, cuando hablamos de lujo, hablamos de mucho lujo”, asegura arrojando cifras: “Las casas empiezan en cuatro millones y llegan hasta los 30. La más pequeña tiene 450 metros cuadrados y la más grande 2.500”. El perfil del comprador ha cambiado: “Antes era gente mayor, jubilada. Ahora son jóvenes de 40 o 45 años que han hecho dinero en las tecnológicas. Son ultra ricos. Además de la vivienda se compran coches, barcos, van a los mejores restaurantes. En una cena se gastan 15.000 euros y nunca falta Dom Perignon. En su lugar de origen optan por la discreción y conducen un BMW. Cuando llegan aquí se compran el Ferrari amarillo que siempre han querido”. Y añade rotunda: “Esa gente viene a gastar”.
La mayoría son empresarios del norte de Europa que buscan refugio: “Ya no pueden viajar a Miami, Maldivas o Tailandia y encuentran en Mallorca un lugar donde tienen buen tiempo y muy buenas instalaciones: colegios internacionales, vuelos directos con sus países de origen, buenos hospitales…”. En los seis primeros meses de 2021, Muñoz ha hecho la mejor cifra de la historia: “Este año se han vendido en Son Vida tres casas de 20 millones de euros. Eso nunca había pasado”. Unos datos que corrobora Mariana Muñoz, dueña del estudio de interiorismo de mansiones Terraza Balear y hermana de Gabriela: “Mis cifras de negocio han aumentado un 50% con respecto a la misma fecha del año pasado. El cliente es muy exigente, eso sí. Pero si les gusta tu propuesta, confían plenamente y te entregan las llaves. A un inglés que ha ganado mucho dinero con las tecnológicas le hemos reformado una casa en Ibiza, otra en Verbier (Suiza) y ahora nos ha encargado un ático en Londres”. Para estos perfiles no hay fronteras: ni físicas ni bancarias.