“Es como hacer un pueblito”: la revolución de las tiendas de campaña se fabrica en España

El matrimonio de arquitectos formado por Barbara Bardin y Julio Cano ha diseñado una estructura modular inspirada en la arquitectura clásica que ya se ha instalado en campings de Fuengirola y Tarragona

La disposición de las tiendas juega con el entorno para que se integren en el paisaje y genera pequeñas plazas.Rocio Romero Rivas

Fabricadas con madera de pino, lonas y vidrio, tienen una treintena de metros cuadrados en su interior. Cuentan con cocina, sala de estar, baño y dos habitaciones, además de una terraza exterior. No necesitan cimientos y se construyen como se monta un mueble de Ikea. Son las tiendas de campaña prefabricadas diseñadas por el estudio Canobardin, impulsado por el matrimonio formado por Bárbara Bardin (37 años) y Julio Cano (38 años), sobrino de la arquitecta Lucía Cano y nieto del maestro Julio Cano Lasso. Inspiradas en la arquitectura tradicional, suponen una clara apuesta por renovar la estética del sector del camping a partir del uso de materiales naturales. Estas estructuras ya se pueden disfrutar en el nuevo Costa del Sol Glamping Village de Fuengirola y el Tamarit Beach Resort en Tarragona, donde se han integrado como parte del paisaje. “Lo más importante es que se mezclen con el entorno que les rodea”, asegura Bardin.

Madera, vidrio y lona son los tres principales materiales que conforman las tiendas de campaña de Canobardin.Rocio Romero Rivas

Tras pasar por el estudio Selgascano, ambos arquitectos decidieron montar el suyo propio en 2014. Ahí empezaron con distintos proyectos relacionados con la construcción, el interiorismo y el diseño de mobiliario. En 2018 recibieron una petición singular. El propietario del camping de Fuengirola les encargó la remodelación del recinto y su adaptación a la nueva normativa andaluza. “Nos interesaba mucho porque era una forma de trabajar diversos aspectos, del urbanismo a los espacios comunes y el paisajismo. Era como hacer un pueblito y nos implicamos en todo”, explica Barbara Bardin. A pesar de que la pandemia –que ha revolucionado el sector– se cruzó por medio, el proyecto avanzaba bien hasta que llegó la hora de comprar los nuevos alojamientos. El mercado les ofrecía muchas mobile homes, pero ellos querían algo que cuidara más la estética. Bucearon entre posibilidades de cabañas, todas fabricadas en Francia y Países Bajos y siempre parecían sacadas de un safari por la sabana africana. Entonces dieron un paso adelante. “Sabíamos los precios de esas opciones, así que con ese presupuesto pensamos que podíamos diseñar nuestra propia tienda de campaña. Hablamos con el cliente para ver si les parecía bien que les hiciéramos la propuesta y nos dieron luz verde”, relata Julio Cano. Era noviembre de 2022 y se pusieron manos a la obra con una inversión propia.

Los poco más de 30 metros cuadrados de la estructura permiten incluir sala de estar con cocina y dos habitaciones, además del baño y la ducha. Rocio Romero Rivas

La idea base sobre la que empezaron a trabajar fue que la imagen debía ser la de una tienda de campaña. Se fijaron en el modelo clásico canadiense y dibujaron un prisma triangular. A partir de ahí, tiraron de su propia experiencia con madera de pino laminada que habían usado para un parque infantil en Bilbao y el desarrollo del mobiliario para las floristerías Mon Parnasse. Con ese bagaje desarrollaron dos espacios y una doble altura con la idea de aprovechar al máximo el volumen interior, que se completa con una terraza exterior. En Semana Santa tenían listo su prototipo e invitaron a su cliente –que tras la crisis sanitaria había cambiado, porque la empresa Tamarit se había hecho con el arrendamiento del camping– a conocer la estructura. Le sorprendió. Tanto, que les encargó 40 para el nuevo Costa del Sol Glamping Village de Fuengirola y otras 34 para el Tamarit Beach Resort, en Tarragona. “Visto el éxito decidimos centrarnos en hacerlo muy bien, en conseguir lo que realmente queríamos. Y, ya después, veríamos si podía tener más salida comercial”, relata Cano. Las estructuras definitivas, con algún ajuste respecto al modelo inicial, fueron instaladas en los siguientes meses en ambos recintos.

La fachada y el cierre de la cabaña es de contrachapado y los laterales de lona transpirable de poliester y algodón.Rocio Romero Rivas

De lejos, su imagen recuerda a un campamento de tiendas de campaña clásicas, solo que con mayores dimensiones, más comodidad y durabilidad. El espacio interior es un rectángulo de seis por cuatro metros. Dispone de una zona común donde hay un sofá y una sencilla cocina que incluye nevera, placa de inducción y pila para los platos. Un tabique técnico –que esconde todo el cableado, el saneamiento del baño y las tuberías de agua– separa el dormitorio principal. En él hay un pequeño aseo a un lado y una pequeña ducha al otro, cuyo plato es un tablero fenólico para resistir la humedad. Justo encima de la habitación hay otro dormitorio, en una segunda altura, que incluye dos camas a las que se accede por una escalera de barco. Su altura en el punto medio es de 1,80 metros, para que una persona pueda estar de pie. En el exterior hay una pequeña terraza con una mesa y cuatro sillas. El mobiliario, elegido por el estudio, procede de Muebles Lufe, con sede en Gipuzkoa.

Además de la madera laminada de pino, utilizan contrachapado para el cerramiento de la fachada frontal y la trasera. Una doble lona ejerce de pared en los laterales. La exterior es impermeable, como la de un camión. La interior, compuesta por algodón y poliéster, es transpirable. El espacio intermedio permite que el aire circule para evitar un posible efecto invernadero y, además, sirve para ocultar elementos como el termo de 80 litros y la máquina de aire acondicionado. También hay una ventana en la habitación principal que facilita la ventilación cruzada. Su instalación no necesita cimientos: las piezas llegan en palets y luego se montan como un mueble de Ikea. “En dos días está lista”, asegura Cano.

En el interior de la tienda de campaña, la ducha y el aseo están separados en dos espacios diferenciados. Rocio Romero Rivas

La disposición de las tiendas en los campings también es nuestra decisión. No queríamos que fuesen todas paralelas una al lado de otra como casas en una calle. Hemos creado una forma orgánica que crea efectos muy bonitos y pequeñas plazas”, añade Bardin, que insiste en la relevancia de la estética, la importancia de que las estructuras se mezclen con el paisaje y su integración en el entorno. Para ello han estudiado también la luz para que las tiendas permitan disfrutar al máximo del amanecer y el atardecer, pero también de las sombras de los árboles para refrescar el campamento en las horas de más calor. “No hemos hecho más que mirar la tradición. En la arquitectura vernácula están las mejores soluciones. Y te permiten dar respuesta a problemas de la manera más fácil con recursos sencillos”, añade Cano.

Esa idea, de hecho, es la que también trasladaron a uno de sus trabajos más recientes, denominado Casa de Campo, que obtuvo el pasado junio el premio del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla la Mancha (COACM) en la categoría de nueva vivienda. Según el jurado, el proyecto “atrapa el paisaje sosteniendo, desde la modernidad, la tradición viva”. El inmueble, de unos 200 metros cuadrados, se ubica en Zafra de Cáncara (Cuenca, 100 habitantes), un lugar donde tanto el frío invernal como el calor veraniego es extremo. Allí la casa pasa completamente desapercibida debido a su adaptación al terreno y el uso de materiales locales. Su forma constructiva tira de raíces: muros anchos de pequeñas ventanas para mejorar su climatización y una tapia que protege del helado viento del norte. “En vez de gastar recursos en climatización, es mejor pensar qué elementos se pueden usar a favor. Por eso no se puede construir igual en Almería que en Galicia. Se trata de no imponerse al lugar, si no dar un paso atrás, entender el contexto e integrarse”, insiste Bardín.

Ahora acaban de dar a conocer sus tiendas de campaña, denominadas comercialmente TipTop Tents. Ofrecen tres modelos del mismo diseño: el pequeño, el mediano –como el instalado en Fuengirola– y uno más amplio, que ha sido el elegido para Tarragona y dispone de algunos metros cuadrados más así como algún servicio extra en la cocina. Desde que salieron al mercado este verano ya han recibido llamadas tanto de otros campings, así como privados que quieren estudiar sus posibilidades para instalar las estructuras en sus terrenos. “Hacemos y vendemos tiendas de campaña, es nuestro elemento diferenciador, pero somos arquitectos”, subrayan desde el estudio, donde ya tienen nuevos retos: la construcción de varias viviendas y distintos proyectos de interiorismo. “Nos encanta hacer de todo”, concluyen.

Una habitación en doble altura permite aprovechar mejor el espacio, además de ofrecer una sensación más cercana a la acampada clásica. Rocio Romero Rivas

Más información

Archivado En