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Jaime Peñafiel: “Fuimos muy duros con la reina Letizia. En el fondo, la admiro”

El reportero cumple 70 años de carrera y no tiene planes de retirarse. Siempre dice que vale más por lo que calla que por lo que cuenta, pero, al final, nunca se calla. “Ya tengo una edad peligrosa en la que me importa todo muy poco”, asegura quien cree que hoy la prensa del corazón vive una crisis de personajes

Lo primero que uno ve al entrar en la casa de Jaime Peñafiel (Granada, 93 años) es una cristalera desde la que se puede admirar toda la Casa de Campo. Desde el piso del periodista, en lo más alto de una torre, se aprecia hasta el último rincón de este frondoso bosque que alguna vez sirvió de patio de juegos de los reyes de España. Lo segundo que uno observa es un mueble de cristal repleto de portarretratos. Son fotografías del anfitrión, el reportero número uno de la prensa del corazón durante décadas, con algunos de sus amigos y conocidos más ilustres: los reyes Juan Carlos I y Sofía, Carlos de Inglaterra, el fallecido duque de Edimburgo, los príncipes Rainiero y Grace de Mónaco, el sha Reza Pahlevi y la emperatriz Farah Diba, Felipe González y Carmen Romero… “No quiero vivir en el recuerdo porque eso me parece decadente, pero tengo tantos recuerdos”, reconoce.

De entre todas las fotos que hay en esa mesilla llama la atención una en particular. En la instantánea, Peñafiel está abrazando a una mujer. A él se le ve sonriente y a ella con gesto serio, casi incómodo. Es la reina Letizia, en el momento de la imagen princesa de Asturias. “La tomaron el día que nos peleamos”, recuerda el periodista. Coincidieron en un acto, tuvieron un intercambio de palabras y él le espetó: “No me señales con el dedo”. El resto es historia. “Sigo pensando que Felipe no se casó con la persona adecuada, pero eso es un problema de él. ¿Cómo acabará este matrimonio? Yo no lo voy a ver. Estoy en el límite, me quedan máximo dos años de vida”, dice.

Por ahora, goza de buena salud y de una memoria prodigiosa. Recuerda hasta el más mínimo detalle de las más de 40 bodas reales que ha cubierto y millones de indiscreciones inconfesables que le han hecho reyes y princesas, duques y marquesas, estrellas de la música y socialités. Ha cumplido 70 años de carrera y no tiene planes de jubilarse. “¿Te cuento mi secreto? Camino 10 kilómetros diarios, hago una sola comida al día e intento hacer el amor siempre que puedo”. Peñafiel siempre dice que vale más por lo que calla que por lo que cuenta, pero, al final, nunca calla.

Pregunta. Empezó cubriendo guerras. ¿Cómo pasa de ahí a cronista del corazón?

Respuesta. He trabajado tanto que a veces me da vergüenza. Yo estudié Derecho porque mi abuelo era magistrado y quería que fuera abogado como él. Pero siempre me gustó ser espectador. Empecé en Europa Press, cubriendo terremotos, secuestros y guerras. Estuve en la Guerra de los Seis Días, en Vietnam… Pasé por varias agencias, hasta que me fichó ¡Hola! Me pareció una buena oportunidad. Entonces sus portadas eran grandes acontecimientos, grandes personajes: Grace de Mónaco, Farah Diba. Puedo decir que a los castillos subí y a las cabañas bajé y que en todas partes gratos recuerdos dejé. ¿Sabes que yo fui minero?

P. ¿De verdad?

R. Fui minero durante dos años en el Sabero, en León. Tenía 21 o 22 años. Cuando terminé Derecho, el padre Llanos me consiguió un puesto como ayudante de picador. Yo quería ver eso. Trabajaba a 500 metros de profundidad. Lo pasé muy bien y muy mal.

P. Y de ahí a lo más alto: palacios, reyes… ¿Es más difícil picar en la mina o dar una exclusiva del corazón?

R. Es más difícil conseguir una exclusiva que picar en la mina. Reconozco que he tenido muy buena suerte porque he sido bien recibido en todas las casas reales. He sido depositario de confidencias muy importantes y nunca he traicionado a nadie. Tengo un archivo que le dije a Carmen, mi mujer: “El día que me muera, quémalo”.

P. ¿Cuál ha sido el momento más duro?

R. La muerte de mi hija, mi única hija, muerta por drogas y el sida. Fue lo peor que me pasó en la vida, me dejó muy tocado. El día que murió, el general Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa del Rey, vino aquí, a mi casa, se sentó y se puso a llorar conmigo. Le dije: “Sabino, tú tienes 10 hijos y se te han muerto seis”. Me respondió: “Sí, pero tú solo tuviste una”. Así como el rey Juan Carlos me llamó emocionado, llorando casi, la reina Sofía tardó casi un mes en darme el pésame y me lo dio a través de una carta que me entregó su secretario, el general Cabrera. Tengo cierto resentimiento por eso.

P. ¿Cuándo conoce al rey Juan Carlos?

R. El día que es proclamado rey, estuvimos él, la reina y yo solos en su despacho en Zarzuela. Ese día empezamos a recordar. Juan Carlos me dijo: “Creo que nos conocemos desde que yo era cadete en la Academia Militar en Zaragoza”. Yo creo que incluso desde antes. Nos llevábamos muy bien, congeniábamos, me contó muchas confidencias muy duras. He sido respetuoso en muchas cosas, en otras no tanto. He contado cosas que, a lo mejor, a él no le han gustado.

P. ¿Cuándo se distancia de ellos?

R. Me he distanciado yo. He sido muy crítico porque hay que serlo. Si eres independiente, como lo soy yo, tienes que ser crítico. Ya tengo una edad peligrosa, 93 años, en la que me importa todo muy poco.

P. Lleva muchos años siendo muy crítico con la reina Letizia.

R. La historia de Letizia es un milagro. Con la biografía que tiene, llegar a reina es como una novela. Ha llegado a reina de España en contra de todos los pronósticos.

P. Eso es precisamente lo que gusta a muchos españoles.

R. A unos les gusta y a otros, no. Yo no soy cortesano. A mí no me gustaba.

P. Tengo la sensación de que no gusta a los monárquicos, pero sí a los republicanos.

R. España es un país muy extraño. No es una monarquía, tampoco es una república. Esta monarquía no tiene monárquicos. Felipe tiene buena imagen, intenta hacerlo bien y es hijo de su padre. El rey Juan Carlos fue un estupendo rey, aunque luego lo estropeó.

P. ¿Qué opina de sus memorias?

R. Un rey no debe escribir sus memorias. Don Juan Carlos se ha portado muy mal con Carlos Herrera. Carlos tenía escritas unas memorias y de pronto Juan Carlos decidió que no se iban a publicar. Las de Carlos Herrera son magníficas, las mejores. Yo pude leerlas. Son unas memorias serias. Las de Laurence Debray son frivolonas y chismosas.

P. ¿Le ha sorprendido algo de lo que cuenta? ¿Algo que no supiera?

R. Sé eso y mucho más. Yo sé muchas cosas por el general Sabino, el hombre más honesto que tuvo don Juan Carlos a su lado. Me contaba cosas que nunca podré contar y que el Rey tampoco cuenta.

P. El emérito asegura que solo tuvo un par de “deslices”.

R. ¿Un par? Ha tenido gestos miserables. Menos maltratarla físicamente, le ha hecho de todo a la reina Sofía. Tuvo palabras terriblemente descalificadoras para ella. La Reina ha aguantado con mucha dignidad. Sufrió, sufrió y siguió adelante. No fue un matrimonio por amor ni mucho menos. No hubo grandes pasiones ni por parte de él ni por parte de ella. Doña Sofía ha llorado mucho por las amigas entrañables de su marido. Yo he estado en comidas con ellos en las que aparecían alguna de esas amigas. Doña Sofía nunca perdió los papeles.

P. ¿Ella nunca tuvo un amigo entrañable?

R. No, ella no.

P. ¿Todos sabían sobre los negocios del rey Juan Carlos?

R. Todos. La ambición lo domina. El dinero lo ha perdido, y después las mujeres. Ha sido una y otra y otra. Yo fui el último en entrevistar a la reina Victoria Eugenia, días antes de que muriera. En esa entrevista me contó lo que sufrió con Alfonso XIII. Fue muy desgraciada y sufrió mucho por las infidelidades de su marido. Y me dijo: “Mi nieto es exactamente igual. Son genéticamente Borbón: folladores”. La reina Victoria Eugenia tenía mucha gracia hablando.

P. Hace unos meses Felipe VI dio sus primeros títulos nobiliarios. ¿Cree que usted se merece uno?

R. A mí los títulos me parecen ridículos. Con ser Jaime Peñafiel tengo bastante.

P. ¿Es monárquico o republicano?

R. Yo era juancarlista, como muchos españoles. En España no hay monárquicos, solo hay juancarlistas. Desaparecido don Juan Carlos, ¿qué queda?

P. De todos los reyes que ha conocido, ¿cuál le ha causado mejor impresión?

R. Con algunos sigo teniendo relación, es el caso de la emperatriz Farah Diba. Seguimos en contacto. El Sha era un hombre muy íntegro. También tuve muy buena relación con Carlos Gustavo de Suecia, aunque siempre tuve la impresión de que reinar le quedaba grande.

P. En sus memorias, el rey Juan Carlos dice que Lady Di era “fría y taciturna”. ¿Es así?

R. Sí, era muy desgraciada. Pero Juan Carlos terminó enamorándose de ella. Diana tenía encanto.

P. ¿Y Grace Kelly?

R. Era un angelín. Tuve una relación tan entrañable con ella. A veces cambiaba la fecha de sus fiestas para que yo pudiera estar.

P. ¿Se arrepiente de haber publicado la foto de Franco moribundo en la portada de La Revista?

R. No me arrepiento. Lo volvería a hacer cien mil veces. Nadie sabía qué había pasado en los últimos días de vida del dictador. Ver de pronto a ese desecho humano… La explotación de la agonía de una persona es inmoral, pero los primeros que utilizaron su agonía fueron ellos. Lo tuvieron medio muerto viviente durante días por razones políticas, para que el nuevo presidente de las Cortes fuera franquista. Yo quería que los españoles conocieran esa manipulación. Cuando publiqué las fotos, Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, me dijo: “Esas fotos te van a arruinar la vida”. Tenía razón. El día que se publicaron, hasta me llamó Felipe González, presidente del Gobierno, y me dijo: “¿No te da vergüenza? ¿Tú hubieras publicado las fotos de tu padre?”. Le respondí: “Presidente, mi padre no era jefe de Estado”. Esa noche fui a cenar con mi mujer, Carmen, a Lucio. Un señor se levantó de su mesa y me dijo hijo de puta. Zeta me tuvo que poner seguridad porque los de Fuerza Nueva me estaban buscando. Soy poquita cosa, pero aguanté.

P. ¿Cómo ve a la prensa rosa de ahora?

R. Hay una crisis de personajes. Cuando veo las portadas de ¡Hola!, a veces, digo: “¿Quién es este? No le conozco”. Todo ha bajado de nivel, todo se ha vulgarizado. Yo estoy satisfecho con la edad que tengo porque algunas de las cosas que se van a producir no las voy a ver. Con 93 años, a lo mejor no llego ni a ver un cambio de gobierno.

P. ¿Le gustaría llegar a ver la proclamación de Leonor?

R. Leonor tiene 20 años. Su padre es un hombre joven, puede ser rey otros 20 años. Yo me pregunto a mí mismo: “¿Dentro de 20 años habrá monarquía?”.

P. ¿Y qué se responde?

R. Yo pienso que no. Pero no lo voy a ver.

P. Las memorias de Isabel Preysler se titulan Mi verdadera historia. ¿Es todo verdad?

R. Miente. Todos mienten en sus memorias, todos las hacen a su medida. Todos escriben lo que creen que tendría que haber sucedido, no lo que sucedió.

P. Julio Iglesias, del que es muy amigo, lleva años anunciando que va a publicar las suyas. ¿Cuándo van a salir?

R. Nunca. Ni las ha escrito. Julio vive en las Bahamas. Está feliz allí y no echa en falta nada. No va a volver a cantar y no vamos a volver a verlo.

P. Veo ahí en la puerta de su casa una foto suya con la reina Letizia. Reconocerá que no se lo pusieron fácil.

R. No se lo pusimos.

P. Entonces, ¿lo reconoce?

R. Sí. Fuimos muy duros con Letizia, la atacamos mucho por su familia y su pasado. En el fondo, la admiro.

P. ¿Le gustaría reconciliarse con ella?

R. A mí me gusta estar reconciliado con todo el mudo.

P. ¿Qué le diría?

R. Le diría que no me tome a mal, que soy muy extrovertido, consecuencia de la admiración que le tengo. Ella ya debe saberlo. Le tengo profunda admiración porque tiene un mérito: pese a todo su bagaje, llegó a ser reina de España.

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