Buenos vinos sin alcohol para un enero sobrio
“Eso no es vino, para eso me pido otra cosa”. Es la reacción natural de mucha gente, hasta que los pruebas: hoy traemos unas cuantas recomendaciones que pueden cambiar tu percepción
Si te has propuesto cuidarte en enero y eres un fan del vino, que sepas que de un tiempo a esta parte los vinos sin alcohol, también llamados 0,0, están pegando fuerte porque, le guste o no al público winelover, cada vez se elaboran mejor, y tienen más adeptos: concretamente, el triple desde 2019. Desde hace años es muy socorrida la cerveza sin alcohol, que le lleva años de ventaja, pero el mercado del vino ‘sin’ crece cada año.
Los elaboradores españoles venden más del 70% fuera del país, y aunque la hostelería parece que por el momento se resiste, ya es posible encontrar desalcoholizados en grandes superficies. “Todos los estudios indican que irá a más: la tendencia en EE.UU es crecer a doble dígito y en Europa todo indica que pasará igual”, me comenta el consultor vinícola Sergi Cortés, de Tánico.
Esta explosión del 0,0 obedece a que el consumidor exige: somos más sanos y miramos con lupa lo que nos metemos en el cuerpo; han bajado radicalmente la tasa del alcohol permitida al volante; iniciativas anglosajonas como el sober month (no beber alcohol durante un mes a modo detox), el dry January (enero seco), o el “me pongo fino mandarino el fin de semana, pero entre semana ni gota”, que no tiene nombre en inglés, pero parece que cada vez se lleva más.
“Las nuevas generaciones de jóvenes, generación Z e incluso millennials, se cuidan más. Están más preocupados por llevar una vida saludable y el alcohol no forma parte de ello”, añade Cortés. El pueblo ha hablado, y ha disparado las ventas de esta alternativa más saludable, con menos calorías, azúcares, y cero alcohol, claro. Así que no nos ha quedado otra que aparcar prejuicios y lanzarnos a probar. Tras un tiempo descorchando ‘sin’ y hablando con los elaboradores, he llegado a tres conclusiones:
1. Toda la oferta de este tipo de vino tiene detrás a grandes grupos bodegueros, lo que muestra que esto es una línea más de crecimiento para los grandes, no una alternativa natural para los elaboradores. No he encontrado ningún pequeño viticultor que desalcoholice su vino.
2. La modalidad que está más conseguida son los espumosos, seguida de los blancos, rosados y tintos. Que el que más crezca en ventas sea el espumoso, no es casualidad.
3. No son comparables con los vinos con alcohol. No va de eso, es otra cosa: otro producto, otro tipo de consumo.
Aunque aún no compiten cientos de marcas ni un océano de ofertas como en el vino con alcohol, ya hay unas cuantas propuestas, así que vamos a ayudarte a pasar un enero un poco más sobrio. Si es lo que buscas, claro.
La gama Win de Matarromera
¿Se puede vender vino sin alcohol cuando eres el creador de uno de los tintos de Ribera del Duero más famosos? Se puede, o al menos Carlos Moro y su hija Beatriz lo han conseguido. La idea se les ocurrió en 2003, tardaron cinco años en lanzar el primer vino sin, y otros dos años en crear la bodega sin alcohol. No me quiero ni imaginar la de lindezas que les debieron decir cuando salieron al mercado diciendo que estaban desalcoholizando vinos.
Fueron los que impulsaron la categoría como tal, hoy tienen más de 10 marcas (tintos, blancos, rosados y espumosos) y pueden presumir de ser los pioneros en España. De los tintos sin alcohol que he bebido, el de Win está entre los tres que más me ha gustado; pero reconozco que, si me tengo que quedar con uno, apuesto por el espumoso.
Los Zero Zero de Vintae
Me cuenta Richi Arambarri, el jefe de Vintae, que cuando comenzaron con esto de los desalcoholizados les costó dar con la tecnología adecuada para sacar buenos vinos al mercado, porque al principio parecían una mermelada. En Vintae los elaboran en su bodega de Navarra, donde nace Le Naturel, que igual te suena.
Sus sin alcohol se llaman Zero Zero y hay un blanco y un tinto: los dos están muy conseguidos, pero si me tengo que quedar con uno, me quedo con el blanco. No te voy a decir que cuele como un vino con alcohol –el propio Arambarri reconoce que no va de eso–, pero si lo pones en una mesa sin decir que lo es, de primeras descoloca, pero no es tan evidente que sea con 0,0.
Disfrutand0,0 de los Gil de Jumilla
Llevan un par de años en el mercado y se pueden encontrar con relativa facilidad. Miguel Gil me dice que hay un cambio de tendencia y no solo las nuevas generaciones buscan más el sin; también el consumidor más maduro, que los alterna. “Se trata de obtener vinos con menor grado alcohólico y más frutales, y así el proceso de desalcoholización es más respetuoso con el vino original”, cuenta Gil sobre el trabajo de elaboración, que comienza en el viñedo. La ambición de perfección de Miguel pasa por asociar el éxito a “cuando has conseguido que la cata sea lo más parecido a un vino convencional”. De la gama de Disfrutand0,0 destaco el Rosado y el Espumoso Blanco. No solo por el sabor, la burbuja también está muy conseguida.
Los Cero Coma de Vicente Gandía
De todos los tintos sin alcohol que he probado, este Cero Coma Tinto Roble Desalcoholizado es el que más me ha gustado: hasta el olor da el pego. Lo elabora la gente de Vicente Gandía en la zona de Utiel-Requena, lo venden en grandes superficies y se puede conseguir por alrededor de cinco euros la botella. Si estás pensando en probar un tinto sin alcohol y este no te gusta, no sé yo si te vas a tener que pasar al agua con gas cada vez que no quieras beber. También elaboran un blanco y un espumoso.
Natureo, de Familia Torres
Si no está Torres en el ajo, es que no es tendencia, esto se puede aplicar a cualquier producto del sector del vino: están en todas las que hay que estar, hay que reconocerlo. El vino sin alcohol lo han separado de otras marcas y lo han englobado bajo Natureo; en línea con el resto elaboran tintos, blancos y espumosos. Este es recomendación de Sergi Cortés. ¿Una elección? El Natureo Chardonnay. Puede ser uno de los blancos sin alcohol más elegantes que he probado. La chardonnay lo es, la historia es que lo siga siendo después de arrancarle el alcohol, y aquí, está conseguido.
Después de este conocimiento sobre 0,0, no digo que ahora me bañe en vino sin alcohol todos los días, pero reconozco que tiene su punto y es una alternativa más que honesta. Quizá algún día brindemos tú y yo con un desalcoholizado.
Importante: un vino sin alcohol es lo que es. Es un vino que se ha desalcoholizado. Ya sé que suena a Perogrullo, pero estas recomendaciones hay que entenderlas en ese contexto, no es un producto comparable al con alcohol. O sea, que si alguien espera un vino, no le pongas nada de esto.
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