Cómo crear una pequeña bodega sin gastarse una fortuna y beneficiarse de botellas que ganan con el tiempo

Lo más importante para la conservación es mantener la temperatura baja y constante, unos buenos niveles de humedad para que no se resequen los corchos y guardar el vino protegido de la luz

Temperatura baja y constante, humedad y ausencia de luz son las claves para una buena conservación del vino.Francesco Bergamaschi (Getty Ima

Hacerse con unas buenas copas y empezar a guardar botellas son dos síntomas claros de que uno está desarrollando una cierta afición por el vino. Pero si la primera condición es tan fácil como hacer un pedido por internet de algún modelo bien versátil que sirva para casi todos los tipos de vinos, tener una pequeña colección de etiquetas requiere unas condiciones mínimas de conservación.

Lo más importante: temperatura baja y constante (es mejor que las botellas estén siempre a 18 °C a que se produzcan saltos bruscos o pasen de 10 °C en invierno a 26 °C o más en verano), buenos niveles de humedad para que no se resequen los corchos y mantener el vino protegido de la luz.

La realidad es que muy poca gente tiene un sótano o un espacio en casa que cumpla estos requisitos. Por eso la opción más habitual es hacerse con una vinoteca o armario climatizador cuya capacidad (la oferta va de 8 a más de 300 botellas) se adapte a la ambición de la bodega que se quiere construir. Otra posibilidad es recurrir a un servicio profesional de custodia. Lo mejor, en cualquier caso, es aplicar el sentido común y que el gasto esté en sintonía con el consumo de vino de cada hogar y la media de lo que se gasta por botella.

Para empezar a experimentar cómo evoluciona el vino se puede trabajar en una horquilla de precio de 15 a 30 euros por botella y con tiempos de guarda que no tienen por qué ir mucho más allá de los dos a cuatro años.

Hoy sabemos que muchos vinos se benefician de un desarrollo extra en botella. Pazo Señorans, firma pionera en los albariños de largo envejecimiento sobre lías con su excelente Selección de Añada, se ha empeñado siempre en demostrar lo bien que evoluciona su vino del año. Por eso lanzó una versión Colección que sale con 30 meses de botella al mercado y cuesta entre cinco y seis euros más por los gastos extra de estocaje. Cualquier aficionado puede replicar el estilo comprando el albariño estándar y conservándolo en buenas condiciones en su bodega durante el tiempo que considere conveniente.

Los blancos, si proceden de uvas de calidad y han sido sometidos a una cierta crianza con lías, no necesariamente en madera, ganan en relieve y complejidad con dos, tres o cuatro años en botella. Y esto no solo vale para variedades que están hoy en boca de todos, como la albariño o la godello. La garnacha blanca, que despunta en Terra Alta y otras regiones del valle del Ebro, es un claro ejemplo, como lo son los nuevos chacolís, los palominos sin fortificar de Cádiz que buscan reflejar los diferentes suelos del Marco de Jerez y otras variedades poco aromáticas como albillos, dona blanca o incluso airén que están dando grandes sorpresas cuando vienen de suelos y paisajes con carácter.

Las mejores xarel·los catalanas tienen capacidad de evolucionar con brillantez durante al menos una década o más, a juzgar por un Xarel·lo Pairal de finales de los 2000 de Can Ràfols dels Caus que pude probar este verano. Y los blancos riojanos en algunos casos superan en longevidad a sus compañeros tintos. En el capítulo de las burbujas, los espumosos de largas crianzas se suelen beneficiar de dos o tres años de reposo en botella tras el degüelle.

En el capítulo de tintos no hace falta defender la longevidad de riojas y riberas, pero hay que atreverse con la mencía, que da fabulosas sorpresas, empezando por una etiqueta de alta disponibilidad como Pétalos, que se comporta muy bien con tres o cuatro años de botella, con los nuevos tintos de la España verde o incluso, esto es una recomendación para los más atrevidos, con una variedad rústica y ácida como la sumoll que algunas bodegas del Penedés como Pardas empiezan a domar con acierto.

Con qué llenar la bodega o la vinoteca es una mera cuestión de gusto. Y lo mismo puede decirse del momento del descorche, aunque aquí hay más de experimentación y aprendizaje, un pequeño viaje de descubrimiento de sensaciones y experiencias. Como los tres tintos que aparecen recomendados a la derecha, disfrutados todos ellos en las últimas semanas.

A Torna dos Pasas 2009

Galicia

Luis Anxo es un viticultor de larga trayectoria en Ribeiro con experiencia en la elaboración de blancos y tintos y que trabaja en el valle más pequeño de la DO, el del Arnoia. Cree que los vinos de esta zona son los más cerrados y minerales de la región y que necesitan varios años para expresarse. Este 2009, desde luego, le da la razón. Es un gran ejemplo de tinto atlántico, fresco, con notas de bosque, hojarasca y frutos silvestres, casi al estilo de un burdeos. El tiempo en botella ha dotado de elegancia y suavidad a los taninos.

·Tipo de vino: Tinto
·Procedencia: DO Ribeiro
·Bodega: Luis A. Rodríguez Vázquez Brancellao
·Vol: 12%
·Precio: 23 euros
·Tipo de uva: Ferrol, Caíño Longo, Caíño Redondo

Alonso del Yerro 2013

Ribera del Duero

¡Qué grata sorpresa la buena evolución de este tinto en una de esas añadas malditas en Ribera del Duero! La de 2013 fue fría y lluviosa, y dejó muchos vinos diluidos y con menos consistencia de lo habitual en la zona. Aquí se refleja la personalidad de la cosecha con notas mentoladas frescas, casi en línea con estilos más actuales. Aunque menos estructurado que un ribera al uso, destaca por su dimensión aromática y persistencia, con taninos levemente terrosos pero dentro de un conjunto muy expresivo. Una fantástica excepción.

·Tipo de vino: Tinto
·Procedencia: DO Ribera del Duero
·Bodega: Viñedos Alonso del Yerro
·Vol: 14,5%
·Precio: 25 euros
·Tipo de uva: Tinto fino

Tebaida Nemesio 2015

Bierzo

Nemesio es mi tinto favorito de la bodega Casar de Burbia y el más sutil de su gama. Procede de la parte alta de la viña de San Salvador, en Valtuille de Arriba, una parcela que alcanza los 700 metros con suelos ricos en arcilla que aportan buena expresión frutal. El tiempo extra en botella aporta una expresión tranquila y reposada de mencía, con notas herbales que remiten a un paisaje verde y exuberante y toques más minerales que conectan con el suelo en final de boca. Es un tinto profundo y de textura bien refinada.

·Tipo de vino: Tinto
·Procedencia: DO Bierzo
·Bodega: Casar de Burbia
·Vol: 14,5%
·Precio: 50 euros
·Tipo de uva: Mencía

Puedes seguir a EL PAÍS Gastro en Instagram y X.

Sobre la firma

Más información

Archivado En