Cinco bares imprescindibles para desayunar molletes en Antequera
Este pequeño panecillo blanco es la estrella de la primera comida del día en la ciudad, que se reivindica como su cuna y existe una Indicación Geográfica Protegida
Pocos representantes de Andalucía como el mollete. Este sencillo panecillo blanco es uno de los estandartes de la gastronomía popular y su presencia es habitual en numerosos rincones de la comunidad. Los hornean en muchos obradores de municipios como Espera (Cádiz) o Écija (Sevilla), aunque es en la provincia de Málaga donde su elaboración es más habitual. Lo hacen en panaderías de lugares como Benaoján —y su famoso Obrador Máximo— o Archidona y, por supuesto, Antequera. Esta pequeña ciudad se ha presentado históricamente como cuna y bandera de este singular panecillo. Cuenta hasta con Indicación Geográfica Protegida desde 2022.
Es un pan blanquito a base de harina, agua, sal, levadura y aceite. “Se puede comer tal cual, aunque lo ideal es tostarlo. Y hay que hacerlo cerrado, para que el exterior quede crujiente y el interior conserve la textura esponjosa”, cuenta Vanessa Ramos, responsable de calidad de la empresa antequerana Hermanos Paradas Pedraza, donde elaboran unas 9.000 unidades al día que venden bajo la denominación El Origen. La Molletería y El Antequerano son otras dos de las muchas fábricas de la localidad, donde Horno San Roque es ya el único obrador que los tuesta en horno de leña. Para saborear unos y otros lo mejor es acercarse hasta Antequera, donde están presentes en todas sus cafeterías. La hora del desayuno es, sin duda, la mejor para probarlo.
1.
Venta El Romeral
Hace 14 años que Ramón Carmona y Cleide Limiro se hicieron con las riendas de la Venta El Romeral. Él gestiona desde la sombra y ella da la cara tras la barra del negocio, que toma el nombre del dolmen homónimo (Patrimonio Mundial de la Unesco y ubicado a 500 metros en línea recta, tres minutos en coche). “Es una venta antigua y al principio nos costó mucho ponerla en marcha, pero ahora estamos muy contentos”, cuenta Carmona. Aquí no hay lujos. Ni falta que hacen. La sencillez es el emblema de un lugar en el que se cruzan obreros, trabajadores de las industrias cercanas, comerciales, paisanos sin prisa, sanitarios del hospital comarcal —a un paso— y agentes de la Policía Nacional. Todos acuden en busca de los molletes —siempre frescos, sin congelar, procedentes del horno El Antequerano, cuyos panecillos tienen Indicación Geográfica Protegida— que tuestan cortados por la mitad, pero sin abrir para que solo quede su exterior crujiente. Preparan alrededor de 3.000 al mes.
“Uno de los que más sale es el mixto (2,60 euros)” destaca Carmona, que recomiendan los de aceite y tomate o jamón serrano con aceite de oliva virgen extra. “También los chicharrones y la zurrapa. Todo lo preparamos nosotros de manera casera”, afirma. Hay, incluso, pequeñas tarrinas para llevar. Los panecillos se pueden tomar igualmente a mediodía, aunque hay un buen y barato menú del día (14,50 euros). “E incluso por la tarde, para merendar”, anima el empresario, cuya hermana, Charo Carmona, dirige uno de los restaurantes más reconocidos de Antequera, Arte de Cozina, en cuya carta de tapas acaban de incorporar un molletito de chivo lechal malagueño a la pastoril.
🍽 Venta El Romeral. C/ Dr. Juan Herrera, 3, Antequera. Horario de desayunos: A partir de las 7.30.
2.
A la fuerza
Los molletes Horno San Roque son los únicos que todavía se elaboran con fuego de leña. Se hacen cada noche a mano, con mimo y en unas instalaciones a la antigua usanza. Su producción diaria es limitada y no es nada fácil encontrarlos más allá de las fronteras de Antequera. Tampoco dentro. Una de las escasas excepciones es la cafetería A la fuerza. “Los tenemos porque se nota mucho la diferencia: su masa, su miga, su ligereza. Liga de maravilla con los embutidos y es perfecto para untar”, cuenta Quique García, que a sus 30 años se ha hecho cargo de un negocio familiar que hasta hace un año dirigía su padre, Enrique García. “Nosotros los tostamos generalmente por ambos lados, pero nos adaptamos a lo que nos pida cada cliente”, cuenta. Los más solicitados son el de chicharrones en manteca colorá, el de zurrapa y el de jamón a cuchillo. Destacan el de mantequilla Lorenzana o el de chicharrón de Cádiz, así como el de lomo en manteca o tortilla de patatas. “Hay para todos los gustos”, añade el empresario, quien dice que el café para acompañarlo es “natural 100% arábiga”. “También somos conocidos por nuestros churros con chocolate”, advierte García por si queda hueco en el estómago.
🍽 A la fuerza. Alameda de Andalucía, 32, Antequera, Málaga. Horario de desayunos: de 8.00 a 13.00.
3.
Caserío de San Benito
En el Caserío San Benito basta atravesar su enorme puerta de madera para sentirse en el siglo XIX. En el interior de este cortijo rodeado de olivos hay luz de candelabro, viejos óleos en las paredes y braseros de picón para calentar la sala. También una cafetera moderna, una tostadora y un hilo musical en el que suena Rosalía. Entre carteles de Lagartijo y Manolete, este restaurante promete desde las 8.00 de la mañana un desayuno que tiene como protagonista al mollete (en este caso El Origen, horneado por Hermanos Paradas Pedraza en un polígono antequerano). “Los servimos porque tienen calidad: eso es lo principal”, cuenta Esperanza Gómez de León, responsable de un restaurante que abrió a finales de los 90 y ofrece desayunos desde hace 15 años.
A un paso de la autovía A-45 en la frontera de las provincias de Málaga, Córdoba y Sevilla, en su interior se mezclan cada mañana los acentos de los pueblos de alrededor. En esta casa el panecillo se tuesta como mandan los cánones tradicionales —solo por fuera— y cuentan que el más solicitado se acompaña de aceite de oliva del terreno, tomate triturado y jamón de pata al corte (4,20 euros) junto a un café (2,50 euros). “Es el que más nos diferencia respecto a otros lugares”, comenta orgullosa Gómez de León. Cuentan con terraza para el verano y cuando empieza el frío encienden la chimenea. Los días de lluvia piden quedarse a mirar el temporal a través de la ventana y repetir.
🍽 Caserío de San Benito. Autovía A-45, salida 86, s/n, Antequera. Horario de desayunos: de 8.00 a 12.30.
4.
Mesón El número uno
Los molletes de El Origen también son la base de los desayunos del Mesón El número uno, histórico negocio ubicado en el casco urbano de Antequera. Lo regenta la familia Toro desde los años 70. Primero de la mano de Pepe Toro, relacionado toda su vida con el fútbol —de ahí las múltiples fotografías del equipo local que pueblan las paredes— y al que aún se puede ver en las mesas echando un ojo a la contabilidad. Desde hace unos años su hijo, José Miguel Toro, de 49 años, está al frente. “Aquí nací y me crie”, subraya el hoy empresario. En su local se sirven cada mañana alrededor de un centenar de molletes. “Con chicharrones, zurrapa, aceite y tomate. Todo lo que le gusta a la gente del pueblo”, relata. Por encima de todos pone al mixto (4,50 euros, café incluido). “Lo tostamos solo por fuera, con un poquito de mantequilla por encima y orégano para que se vaya colando hacia el interior durante el tostado. Luego lo abrimos, le añadimos buen jamón de york y queso, que se funde con el calor. Y a disfrutar”, apunta Toro, quien reivindica el papel de este pan en el desayuno local igual que cualquier otro plato tradicional antequerano como el bienmesabe o la porra “que se puede pedir los 365 días del año”. Al mediodía, eso sí, también hay quien pide un buen bocata a base de lomo a la plancha.
🍽 Mesón El número uno. C/ Lucena, 40, Antequera. Horario de desayunos: de 8.00 a 12.00.
5.
Las Adelfas
Cada mañana, el vendedor de cupones de la ONCE come pipas con mucha paciencia en la terraza de Las Adelfas. No tiene prisa. Es consciente de que las ventas irán cayendo por su propio peso porque a su lado la afluencia de personas es constante. Este negocio se ubica en el polígono industrial de Antequera, pero parece que estuviese en pleno centro. En su interior el ambiente es animado y ruidoso. Hay una tele sin voz, frases tipo Mr. Wonderful en las paredes —“No hay mal que cien años dure ni pena que un buen desayuno no cure”— y en la barra no suele haber hueco. Las mesas están ocupadas por grupos de operarios de carreteras, trabajadores de las naves cercanas, familias, mayores que piden una gotita de anís Machaquito seco para endulzar su café. El local está dirigido desde hace tres décadas por la familia Pozo Molina, cuya segunda generación está hoy al frente: las hermanas Ana Belén, María Jesús y Eva María.
Aquí la especialidad para desayunar es el mollete de cochinillo. Es el nombre por el que se conoce y lo piden sus clientes, aunque en realidad es un embutido de cerdo que se acompaña de tomate, alioli y queso. Más allá, están los clásicos: aceite y tomate, mantequilla, mixto, beicon y queso; aunque también sabores caseros como la zurrapa de asadura o los chicharrones en manteca blanca. El chute de energía —y de calorías— está asegurado.
🍽 Las Adelfas. C/ Río Guadalhorce, 7, Antequera. Horario de desayunos: 7.30 a 13.00.