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‘Qué coño hago de comer hoy (versión buen rollo)’, el grupo de Facebook que comparte lo que realmente se cocina en España

Más de 750.000 personas se reúnen en Facebook para compartir los platos que preparan. Las críticas y los insultos están vetados, esto va de aprender y animarse a cocinar

“Estamos para aprender, no para criticar”. En esta frase, concentrada como el sabor de un buen caldo, se resume el espíritu del grupo de Facebook Qué coño hago de comer hoy (versión buen rollo), donde 755.000 personas se juntan para compartir fotografías de lo que hacen para comer y se animan mutuamente a cocinar. Sus miembros intercambian consejos, resuelven dudas y, en definitiva, se sumergen en el mundo de los fogones, incluso sin tener ni idea, para aprender y seguir ampliando su recetario casero gracias a la sabiduría colectiva que, es al fin y al cabo, la esencia de la cocina.

En el grupo se publican a diario fotografías de los platos que cada uno prepara, con el fin de que sirvan de inspiración a otras personas o simplemente para lucir las habilidades propias y recibir algún piropo en forma de “buah, qué rico” o “buenísima pinta”. Pero hay mucho más: desde una petición para que los huevos fritos con patatas y chorizo sean declarados Patrimonio de la Humanidad hasta un precioso elogio a esa suegra que te trae tuppers a casa cuando acabas de tener un bebé. Además, es un foro para compartir todo tipo de consultas, ya sea qué huesos usar para un puchero “como lo hacen en Andalucía” o qué hacer con una caja de boniatos o un montón de higos.

Detrás de esta gigantesca comunidad está la pareja formada por Ana Margarita Campos Noda y Juan Carlos Cervera Caso, que desde Camarma de Esteruelas (Madrid) supervisan cada día, desde hace siete años, las publicaciones y comentarios del grupo para eliminar todo aquello que perturbe el “buen rollo”. Juan Carlos trabaja en seguridad en el Museo del Prado y Ana pasaba muchas tardes sola en casa, así que decidieron crear el grupo por puro entretenimiento. “Esto empezó como un hobby y ahora somos internacionales”, dice Juan Carlos. A los dos les apasiona la cocina. Él cuenta orgulloso que en ocasiones especiales en las que le ha tocado trabajar, como Nochevieja, ha dado de cenar a sus compañeros del museo y ha sido todo un éxito.

“Le pusimos ese nombre porque yo soy de Tenerife y ‘qué coño hago de comer hoy’ es una expresión que en Canarias se usa mucho”, explica Ana. La coletilla de “versión buen rollo” tiene que ver con el propio funcionamiento del grupo: “No queríamos que fuera una relación de recetas, sino algo más ágil, de buen rollo, que la gente sacara lo mejor que tiene en casa y no se sintiera obligada a escribir. Si yo te digo que cada vez que subes una foto tienes que poner la receta, a lo mejor no te animas, por eso la idea es enviar fotografías y ya. Ahora, si alguien te pide la receta, tienes que darla”, puntualiza Ana. Que añade, además, una explicación más mundana: “Ya existía otro grupo que se llamaba Qué coño hago de comer hoy y había que poner algo para distinguirlo”. Juan Carlos cuenta que el objetivo es “que todo el mundo se atreva a cocinar y a tomárselo como una cosa divertida, no como una obligación”.

Ana detalla que en el grupo hay todo tipo de perfiles. “Tenemos gente cocinillas, gente que dice ‘bueno, me meto a ver’, algunos hombres que debe ser que están divorciados y entran en la cocina por primera vez, y también gente que se dedica a esto profesionalmente, como el cocinero y creador de contenido Poesía de Fogón, que desde hace unos meses publica habitualmente en el grupo”. Esta es, en realidad, una de las cosas más valiosas del grupo, que personas que saben mucho y otras que no saben casi nada se encuentren en el mismo espacio y compartan dudas, trucos y recomendaciones. Aquí se puede pedir ayuda para que un estofado de ternera no quede seco o para averiguar qué tipo de pescado es mejor para que los niños lo coman rebozado, e incluso hacer un estudio de andar por casa sobre cuánto invierte la gente en la cesta de la compra. También se comparten los fracasos, de manera que otros puedan aprender de los errores propios, y recetas de aprovechamiento como un “Caldo Pal Frío” para darle uso a ese repollo que se estaba muriendo de risa en la nevera.

Además de ser una herramienta de aprendizaje, el grupo se ha convertido en una suerte de repositorio de platos caseros célebres —como el pollo a la cerveza, las judías verdes con patatas, el pisto o las lentejas— y en un archivo de recetas tradicionales que hoy ya no se hacen tan a menudo en los hogares. “Yo porque no soy socióloga, pero con lo que se cocina en este grupo puedes ver lo que realmente se come en España. Te ponen desde un bocadillo de chorizo hasta un cabrito al horno. A veces incluso envían las recetas apuntadas a mano, con la letra de la madre”. Así, en el grupo, encontramos los pestiños de la abuela Carmen, las albóndigas de “la bisa”, una tortilla rellena cuyo secreto pasa de generación en generación, la receta de una tarta de piña y sobaos de la época en la que se hacían reuniones de tupperware, las flores fritas típicas de Extremadura y La Mancha, las chulas de calabaza gallegas o el paso a paso para embuchar un lomo. “A la gente le encanta compartir recetas familiares o mostrar cómo se hace un plato en su pueblo. Es como una fotografía de España”, cuenta Ana.

Si hay algo que provoque más discusiones que la política es si la tortilla de patata lleva o no lleva cebolla o si eso que has preparado puede llamarse paella o es, más bien, arroz con cosas. Así que mantener el “buen rollo” que promete el nombre del grupo no siempre es tarea fácil, por eso Ana y Juan Carlos tienen que tener los ojos bien abiertos. “Hay gente que no se controla, gente que no publica, pero comenta. Yo les llamo ‘pajaritos’, porque van, echan la caquita y se largan. El típico que te dice ‘esto está crudo’ o ‘eso no se lo doy de comer ni a mi perro’. Como todo el mundo come, todo el mundo cree que sabe”, dice Ana.

Ana explica que, meses atrás, una chica preguntó cómo se hacía una tortilla de patatas. “Al principio hubo mucho cachondeo y tuve que salir a poner orden”. Resultó que la chica era mexicana y, cuando lo aclaró, la gente reculó y “empezaron a darle recetas de tortilla de patata para parar un tren”. Este es otro de los aspectos más interesantes del grupo, el intercambio cultural que surge entre sus miembros, que proceden de países distintos. “Hay gente de toda Latinoamérica que comparte recetas de sus países y lo bueno es que, si tú quieres preparar alguna, le puedes preguntar directamente a una persona de allí”, cuenta Juan Carlos. Aunque esa mezcla de culturas no siempre es tan pacífica como a los administradores les gustaría. “En el grupo hay gente musulmana y, cuando fue el Ramadán, empezaron a poner algunos platos que comían en sus casas. En general, la gente preguntaba con interés, pero siempre tiene que salir el listillo que dice ‘a eso le falta el chorizo’. Pues ese se va a la calle directamente”, sentencia Ana. “Cuando terminó el Ramadán dije ‘ay, menos mal’, pero entonces llegó la Semana Santa y de repente empezaron a meterse con las torrijas. Que si era una cosa católica… Y yo ‘madre mía, es que son ganas de buscar jaleo’”, comenta Ana.

El grupo también tiene sus propias recetas virales. Pasó este verano con los boquerones de la huerta —láminas de calabacín preparadas como si fueran boquerones en vinagre—. “Fue un éxito impresionante, ¡hasta yo los hice! Las cosas sencillas triunfan, la comida del día a día, y si tiene un toque diferente a la gente le parece curioso y se anima a prepararlo”, asegura Ana. En tiempos de internet, donde cualquiera puede buscar una receta online o aprender a hacerla con un vídeo de YouTube o de TikTok, es llamativo que la gente recurra a un grupo de Facebook centrado en compartir fotos de comida. Ana y Juan Carlos coinciden en que ese “innovar desde la sencillez” es la clave del éxito del grupo. Además, ya hay muchos sitios en internet donde te dan recetas novedosas, “pero nadie te va a poner la receta de los huevos con papas fritas”, reflexiona Ana.

Con la cantidad de gente que hay en Qué coño hago de comer hoy (versión buen rollo), no les han faltado sugerencias para convertirse en influencers, pero se niegan. “El grupo no se hizo para ganar dinero ni para publicitar nada, simplemente somos un montón de gente que nos reunimos para comentar nuestros platos”, concluye Juan Carlos.

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